-Una parte de la centroizquierda está por el Rechazo. ¿Por qué crees que el Apruebo es una mejor opción?
-Yo me he ido convenciendo, de manera cada vez más nítida, que el mejor camino es el Apruebo. En primer lugar, porque recoge las grandes inquietudes manifestadas por la comunidad en los últimos años. Me parece un camino más coherente en el entendido de que a estamos en un proceso en curso que no terminará en el Apruebo ni en el Rechazo.
Pienso que el reciente acuerdo oficialista por las reformas al texto, conviene seguir acrecentándolo y ampliándolo. O sea, sectores que no se sintieron del todo representados por la propuesta, especialmente sectores de derecha, pueden encontrar su lugar en los pasos sucesivos.
Eso sí, creo que el Rechazo abre unos espacios de incertidumbre hacia delante que no me parecen felices ni recomendables.
-¿Para ti sería un fracaso si gana el Rechazo? Estuviste un año en esto.
-En lo personal, no puedo ver como tiempo perdido algo que ha sido un período de gigantescos aprendizajes.
Ahora, tiene algo de fracaso en el sentido de que no llega al puerto que hubiéramos esperado. ¿Tiene algo de profunda derrota? Sí, ineludible, incuestionable. ¿Significa un fracaso total, una ruina? No. En caso de ganar el Rechazo hay un proceso en el que todos los demócratas convencidos debemos involucrarnos, porque hay algo que no termina, que queda en un espacio muy inconcluso.
-¿Cuál fue el gran error de la Convención, que tenía el 80% y ahora la mitad?
-Me parece que el error político, hijo de la inexperiencia, fue marginar de manera muy rígida a sectores de derecha que estaban dispuestos a participar de esta construcción.
-Algunos dicen que juegan por el Rechazo ciertos convencionales como Daniel Stingo, Baradit, Bassa. ¿Es así?
-Mira, sin abocarme a nombres, todos aquellos que ponen sus propias voluntades, la autorreferencia, sus propios sentires en lugar de abrirse a la búsqueda colectiva no son precisamente aportes ni para el triunfo del Apruebo, ni para la construcción que definitivamente aquí se requiere.
-Se suele decir que el PC tuvo harto poder en la Convención. ¿Estás de acuerdo?
-Se han ido sustituyendo unos fantasmas tras otros para explicar determinadas cosas de la Convención; primero, esto era la Convención de Atria; después, fue la Convención de García Linera, y terminó siendo la Convención de Barraza. Cualquiera que haya estado adentro, lo único que puede descubrir es que hubo mundos dispersos, fraccionados, que difícilmente construyen un discurso cohesionado. Los escaños reservados no son un bloque. La derecha no era un bloque.
-La Lista del Pueblo se quebró varias veces….
-Así fue. Al interior del colectivo del Frente Amplio había diferencias importantes. Al interior de los Independientes No Neutrales también. Al interior del Colectivo Socialista también las hubo. No hubo un Flautista de Hamelin en esta historia. Hubo búsquedas complejas de soluciones y acuerdos.
Los dos tercios en ese sentido fueron ricos. Cuando hoy se dice que quedan demasiadas cosas abiertas en el texto yo respondo: ese es un gran logro del minimalismo. Hay muchas normas, es cierto. Cada norma es maximalista, no. Cada norma llegó hasta donde los dos tercios le permitieron.
Por lo tanto, es cierto que la derecha no puso normas originadas en su sector. ¿Pero es verdad que la derecha no participó en cómo quedaron las normas? Falso.
-¿Qué es lo que menos te gusta del texto final?
-Lo que menos me gusta, los espacios más discutibles son paradójicamente los que se generaron en las comisiones más técnicas, más de expertos y más políticas, por ejemplo Sistema Político. Fue la comisión donde estaban los constitucionalistas.
Todos teníamos apoyo de expertos, yo nunca jamás voté una norma sin consultarle a mis asesores abogados.
Si te fijas, en el espacio en el que resultó lo más discutible es el espacio que reunía a los convencionales más “expertos”. ¿Dónde estaban los abogados constitucionalista en la Convención? ¿Dónde estaban los políticos más representantes de los partidos? Sistema Político y Justicia.
-¿La experiencia cómo la describes?
-Es una experiencia bien distinta de una vacación en una playa caribeña. Pero es intensa, compleja, cansadora en extremo, exigente en extremo. Pero al mismo tiempo formadora. Fue como un doctorado en la más sofisticada universidad del mundo. Cansadora, sí. Extraordinaria, también.
-El gobierno se ha abierto a la posibilidad de que gane el Rechazo. Se hizo un acuerdo de reformas y Boric propuso hacer una nueva Convención. ¿Cómo recibes la intervención del gobierno en el proceso?
-Es evidente que un gobierno no puede quedar capturado por una de las posibilidades del resultado de un evento electoral. Y la tarea del Gobierno es llevar adelante este proceso cualquiera sea el camino que la mayoría de los chilenos prefiera.
Que el Presidente no esté abierto a la posibilidad del Rechazo sería una barbaridad. Dicho eso, yo entiendo que al gobierno también le resulta más llevadero, constructivo y conveniente el camino del Apruebo.
Además hay algo importante: hay quienes dicen que el acuerdo de las reformas que plantearon los partidos oficialistas, es como una renuncia y algo que hace de mal grado para aumentar las posibilidades de triunfo.
Yo tengo la certeza de que en el socialismo democrático, y también en la persona del Presidente, hay una convicción y un deseo de llevar adelante esas reformas y mejoras.
-¿Si gana el Rechazo se abre un período incierto, oscuro, como dijo Teillier?
-No me interesa lo que diga Teillier en este cuento. No creo que lo que se se abra sea un período negro, que nos iremos a la catástrofe y que el país se desmorona. Esos diagnósticos altisonantes me resultan muy lejanos. El resultado que sea, obligará a quienes tengan buena voluntad y quieran construir este país en conjunto, a abocarse a ese camino.
Lo que sí yo creo es que el Rechazo vuelve incierto el proceso, porque la derecha pasa a tener una fuerza en la decisión del camino a tomar muy radical. Lo que queda de base es la Constitución del 80, y para cambiarla habrá que entregarse a aquellos en la derecha que estén dispuestos a las reformas.
Razón por la cual creo que se produce un retroceso importante. Yo quisiera creer que en caso de ganar el Rechazo, los sectores de derecha estén mayoritariamente dispuestos a incorporar los grandes pilares que establece esta propuesta constitucional. Cualquier intento de ignorarlos o disminuirlos es lo más inconveniente que puede haber para el desarrollo moderno de este país.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Lo único que quiero es regresar a mis temas y tener la tranquilidad para escribir. Todo esto cansa.
-A propósito, ¿te gusta cómo quedó escrita la nueva constitución?
-Me parece que está muchísima mejor escrita de lo que se dice. La historia de convertirlo en un mamarracho es un gran éxito publicitario. Si le preguntas a especialistas de Chile y del mundo, no lo ven así. Las obras colectivas no están llamadas a ser del gusto de todos sus autores.
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