Septiembre 21, 2023

Solidaridad impositiva: contribuciones de bienes raíces. Por José María Diez

Socio Recabarren & Asociados

La enmienda republicana sobre contribuciones toca un punto bien sensible que vale la pena analizar con más detención, esto es, si efectivamente hay una justificación para cobrar el impuesto territorial, más allá del interés recaudatorio por parte de las municipales.


Hace unas semanas celebramos los 20 años desde que salimos del colegio, y la verdad es que disfruté cada momento. Amigos de siempre, amigos de hace muchos años compartiendo con gente que no veía hace tiempo. Mismas tallas, recordando a los “profes” del colegio (más de alguno mandó un saludo) y, por supuesto, estaban los mal portados de antes, con más guata, menos pelo y más canas. El lugar era lo mejor. Una idílica propiedad perteneciente a un abogado y político recientemente fallecido y abuelo de uno de mis excompañeros. Céntricamente ubicada, a modo de broma varios trataban de apuntar cuánto pagaba de impuesto territorial o de contribuciones de bienes raíces. Sin duda, el desembolso por contribuciones de la casa de la fiesta no debe haber sido menor, y recordamos la enmienda presentada por los consejeros republicanos que exime del pago de contribuciones a la principal vivienda familiar en Chile.

Más allá de juzgar la conveniencia de incorporar este tipo de norma en nuestra Carta Fundamental, su aporte al Fondo Común Municipal (FCM) es impresionante: asciende a 58% de los recursos entregados por concepto de impuesto territorial (MM $1.188.310). A modo de contexto, el siguiente ítem que más recauda son los permisos de circulación, con 24% (MM $498.884).

Ahora bien, exclusivamente respecto de las contribuciones, la comuna que más aporta por lejos es Las Condes con 10,1% y en segundo lugar se encuentran empatadas Lo Barnechea y Santiago (5,1% cada una). Completa el podio Vitacura con 4,4% y le sigue Providencia con 4,0%. La que más aporta de regiones es Viña del Mar con 2,7%.

Es importante notar que 60% de la recaudación de 341 municipios va al FCM, mientras que en el caso de las 5 primeras comunas (Las Condes, Lo Barnechea, Santiago, Vitacura y Providencia) es 65%.  A su vez, las comunas de Puente Alto (en 3,5%), Maipú (2,9%) y la Florida (1,6%) son las que más utilizan el FCM.

De esta manera, si usted vive en Las Condes y paga una contribución anual por impuesto territorial de 3 millones de pesos, tiene que saber que alrededor de $ 2 millones de ese momento será destinado al FCM para el uso de otras comunas. Por eso, no se sienta culpable si la persona de la fundación X que lo espera todos los días afuera del metro le insinúa que no es solidario, ya que usted está aportando (y mucho) a las diferentes comunas del país.

Recientemente distintos economistas criticaron la enmienda del Partido Republicano, centrándose más que nada en la recaudación del tributo. Se reprocha a la propuesta que se estaría eliminando un impuesto altamente eficiente en cuanto a su cobro y percepción, que grava precisamente a las personas de altos ingresos y que pondría en riesgo las arcas municipales. El análisis no aborda otras consideraciones, como podría ser el buen uso de dichos recursos.

Por otro lado, la enmienda republicana toca un punto bien sensible que vale la pena analizar con más detención, esto es, si efectivamente hay una justificación para cobrar el impuesto territorial, más allá del interés recaudatorio por parte de las municipales. Ello, dado que se está percibiendo un tributo sobre un bien que no genera renta y fue adquirido con fondos tributados. Más aún, la enmienda republicana se acota solo a la vivienda principal, con el objeto de no hacer más gravosa la carga de la familia, sea que viva en Las Condes, Vitacura o San Joaquín. Falta, entonces, un mayor debate respecto del quid o el porqué que legitima la norma, más allá del quantum que se recaude.

No lo niego, hablar solo de cifras es sin duda tentador, pero la razón que precede a la disposición debe estar debidamente fundamentada para que sea justa y, por lo tanto, legitime la contribución (valga la redundancia) de las contribuciones de bienes raíces a nuestro territorio.

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