-¿Qué representa para usted la emboscada y asesinato de los 3 carabineros en la Región del Biobío?
-Yo creo que fue un acto premeditado de terrorismo. Ciertamente se averigua por qué estaban ahí los policías y otra serie de cosas, pero este es un acto profesional. Ellos primero detuvieron el vehículo, luego se bajaron sus ocupantes, los asesinaron probablemente ahí mismo, los volvieron a subir al vehículo, los trasladaron a otra parte e incendiaron el vehículo con los ocupantes que es la mejor forma de borrar todas las huellas, se ve hasta en las películas eso.
Entonces la verdad es que esto no fue una cosa de principiantes. Es la demostración de que existe una organización subversiva en la Macrozona Sur que lejos de haber sido dominada, todavía controla parte importante del territorio.
-Para algunos existía cierto triunfalismo en La Moneda por cifras que mostraban una disminución en los hechos violentos en la Macrozona Sur. ¿Comparte ese juicio?
-No creo que hubiera triunfalismo, habían cifras que bajaron efectivamente, y muchos interpretaban esto, yo no, como un paulatino avance partiendo de la base de que faltaba mucho por delante. Acabamos de aprobar de nuevo un estado de emergencia y no se preveía que eso fuera a parar en los próximos meses. Pero de alguna manera había una cierta satisfacción con logros alcanzados en materia de disminución del delito sobre todo.
Yo creo que en realidad, cuando existe una organización subversiva como esta, los tiempos son programados por ellos. El hecho de que hayan podido hacer un atentado en el mismo día que se celebraba el aniversario de Carabineros, que además hayan asesinado a tres carabineros, y hacerlo de la manera en que se hizo, demuestra que ellos se sienten propietarios de la situación.
-¿Organización subversiva de qué tipo?
-Yo creo que ellos empezaron probablemente ligados con movimientos étnicos o mapuche si quiere, pero hoy día su tema fundamental es el crimen organizado: El robo de madera, la toma de terrenos, la plantación de marihuana y el control de un territorio desde el cual pueden delinquir hacia el resto del país.
-¿Hay una falta de control de lo que ocurre en parte del Estado chileno?
-No, no creo, el Estado chileno es bastante controlado. O sea, finalmente el descontrol existe en países que la tasa de homicidios es de 60 o 70 personas cada 100 mil habitantes. En Chile es de 6,3 o 6,4 y la verdad es que eso es bastante menos que en cualquier otro lugar de la región.
Lo que pasa es que hay territorios que son objeto de descontrol, como es la zona de La Araucanía y la parte sur de la Región del Biobío, pero eso no se reproduce en otros espacios. Puede haber también en algunas poblaciones marginales, pero eso es una situación que debería ser perfectamente controlable en la medida que perseveremos en eso y no sigamos peleándonos entre nosotros por quien tiene la razón.
-Ya van más de dos años de estado de excepción en esa zona.
-Bueno, yo creo que la criminalidad empezó a aumentar bastante fuerte hace una década o hace un poco más. Luego se agregó el impacto de la migración masiva que ya lleva 7 u 8 años, no necesariamente ligada, pero que genera también algún desorden. Todo eso ha contribuido en generar una sensación de desorden mayor de lo que realmente existe. Creo que lidiamos con dos problemas: Con el aumento del delito violento y el temor de la gente al crimen que también es desproporcionado respecto a la realidad.
-¿Cómo se resuelve, a su juicio, esta problemática?
-Con una buena política pública, un buen sistema de inteligencia. No tenemos idea ni quienes son los líderes de estos delitos en muchos casos y esa es nuestra gran falla, y con una buena reacción policial que la ha habido. Alguna buena coordinación también con otros países.
Lo que ocurre es que no estábamos preparados suficientemente para el tipo de delito que se está cometiendo. O sea, si usted toma el delito por ejemplo del sábado de la semana pasada, esa es la mejor manera de deshacerse de las pruebas: No es un acto atávico que decidieron primero matarlos y después quemarlos, no, es la forma de dejar de lado todas pistas posibles. Y eso demuestra que están preparados, que trabajan, que tienen instrucción.
¿Dónde se adquirió esa instrucción? No lo sabemos. ¿Cuántos son? No lo sabemos. ¿Dónde están? Lo intuimos, están en algunas de las comunidades probablemente que alguien señaló alguna vez que son como territorio liberado, pero no sabemos exactamente dónde están. Tenemos un enemigo relativamente oculto porque precisamente nuestro servicio de inteligencia policial y no policial no saben decirnos exactamente dónde están.
-La WAM emitió un comunicado condenando este atentado. ¿Usted les cree?
-Ellos pueden estar diciendo lo que crean, difícilmente pueden decir quién lo hizo porque si bien existe, yo creo, un proceso subversivo, es bastante descentralizada por así decirlo. Ese desmentido valdrá para ellos. Yo creo que en realidad no cabe duda que el vínculo es claro. Los grupos armados en la región tienen un cierto origen, cierta característica y cierta actividad, por lo tanto que lo haya hecho uno u otro no cambia mucho las cosas.
-¿A quiénes se refiere con esos grupos?
-A los que se originaron como grupo de lucha por la reivindicación territorial y en la práctica se los comió el crimen organizado y el tráfico de drogas.
-¿Cree que hay algún nexo entre el ataque a Carabineros y la sentencia a Héctor Llaitul?
-Mire, es posible que sea uno de los hechos que condicionaron, pero creo que cuando se planifica una cosa así y se hace bien, se demora más de algunos días y lo de Llaitul fue dos días antes. Pero al parecer, esto tenía un grado de organización que probablemente haya sido planificado con anterioridad.
-¿Corresponde que una patrulla policial haya estado sin escolta de las FF.AA. en una de las rutas más peligrosas de la zona?
-No, no corresponde y no sé por qué ocurrió así. Entiendo que era un grupo que patrullaba frecuentemente esa región. Pero claro, ciertamente es una descoordinación que no debió producirse y las consecuencias que se han pagado son terribles. No lo justifica, pero yo no me lo explico.
A raíz de la discusión en el Senado sobre los proyectos de leyes sobre permisología y sobre el Consejo de Monumentos Nacionales, el empresario y académico Mario Waissbluth dispara contra los “carteles de arqueólogos” y el “patrimonialismo acrítico”. “Hay grupos de interés beneficiados al poner obstáculos”, advierte.
Lo más increíble de todo es la ausencia de resistencia por parte de la centroizquierda frente a esta transmutación. En lugar de abogar por recuperar el enfoque en aquello que realmente trae bienestar a las personas, ha caído cautiva de un discurso servil y populista que solo le ha servido a su competencia para sacarlos […]
Sin moverse de donde están, es virtualmente imposible que conquisten a los muchos chilenos que jamás votarán por nadie que milite en el Partido Comunista. Pasión que está alimentada por el discurso monocordemente anticomunista de la dictadura, pero también por la pasión monocorde de los comunistas chilenos por apoyar a cualquier dictador que no los […]
Leo Prieto, fundador de FayerWayer, Betazeta y Odd Industries, entre otras empresas, hizo en agosto su mayor apuesta: lanzó un satélite enfocado en biodiversidad. Dice que costó un 3% de los satélites militares que han fracasado, como el Fasat Delta. Acá cuenta su historia desde Frutillar, donde vive.
Pensiones, educación y cuentas eléctricas: los nuevos proyectos de ley esconden tributos detrás de palabras suaves, pero el impacto en los trabajadores, estudiantes y empresas es innegable.