En los últimos días, hemos sido testigos de múltiples reuniones entre dirigentes políticos con el propósito de salvar el proceso constituyente. Este esfuerzo conjunto es sin duda loable y demuestra la importancia que se le concede a la redacción de una nueva Constitución. Sin embargo, surgen preguntas legítimas sobre la sinceridad de estos líderes cuando se sientan a la mesa de negociación.
¿Están realmente convencidos de la necesidad de llegar a acuerdos significativos, o están simplemente desempeñando un papel en un teatro bien orquestado? La duda persiste, especialmente cuando consideramos que muchos pueden tener una idea preconcebida del resultado final, o sea que esto no tiene por donde salvarse.
Asimismo ¿Por qué esperar hasta los últimos días del proceso para buscar estos acuerdos? ¿No debería haber sido tarea de ellos hacer los esfuerzos necesarios para lograrlos mucho antes? Es sabido que la confianza pública se erosionaría más si se percibe que estos esfuerzos son tardíos y, posiblemente, impulsados por intereses individuales en lugar de tener una propuesta que satisfaga a todos.
En este punto, quizás sea más sensato aceptar que el tiempo de los acuerdos amplios ya ha pasado y enfocar nuestros esfuerzos en otros temas que también son cruciales para el país. Chile tiene desafíos importantes en áreas como lo previsional o la salud, entre otros que llevan postergados por largo tiempo. Concentrarnos en estos temas apremiantes y trabajar en soluciones efectivas podría ser una manera de avanzar, incluso si el proceso constituyente no ha alcanzado el nivel de acuerdo deseado.
En última instancia, la ciudadanía tiene hoy la necesidad de observar que sus líderes políticos actúen con autenticidad y responsabilidad, no solo en los momentos críticos, sino a lo largo de todo el proceso. La creación de una Constitución que refleje las necesidades y aspiraciones de la sociedad chilena requiere un compromiso constante y una genuina preocupación por el bienestar del país y de sus ciudadanos. Estamos ad portas de cumplir cuatro años del 18 de octubre de 2019, y sin un resultado desde el sistema político hacia sus gobernados.
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