Pero ante el acuerdo alcanzado hay alertas, y una de ellas es la falta de análisis diferenciado del empleo de mujeres y hombres. Análisis necesario no solo porque el empleo femenino es más vulnerable que el masculino ante crisis económicas, sino también porque las mujeres tienen la responsabilidad de empujar solas a más de 1 millón 200 mil hogares del país y el 73% de esos hogares son del 60% más vulnerable (CASEN, 2020). Por ende, sus ingresos no hay que tomárselos a la ligera. Y al menos una alarma se debe levantar:
En la promulgación de esta ley, el Presidente Boric señaló que “el acuerdo al que se ha llegado con las Pymes es particularmente importante porque nos recuerda, de que acá nadie se puede quedar atrás”. Sin embargo, hay al menos un grupo de mujeres y sus familias que tienen el riesgo de retroceder. La buena noticia es que aún se puede enmendar este rumbo. Por ejemplo, con un rediseño del IMG, que suba el actual umbral y el monto aumente según las cargas familiares o en caso de mujeres jefas de hogar.
La promesa de gobierno feminista trae consigo responsabilidades. Probablemente, el paquete recién promulgado necesite de refuerzos y la esperanza está en que el enfoque de género esté presente en cada una de las futuras políticas públicas
José Antonio Kast no necesita ser el más simpático, ni el más dialogante, ni el más versado en corrección política. Su ventaja radica precisamente en lo que lo separa del resto: su disposición a romper con el statu quo sin ambigüedades.
No es solo un tema de números y exportaciones; es una cuestión de futuro, de cómo queremos vivir y trabajar en las próximas décadas. O definimos hoy dónde queremos llegar y planteamos una estrategia, o seguiremos atrapados en debates cortoplacistas.
La invitación no es solo a leer y analizar el informe sino que también a abordar la temática con altura de miras, desde 3 mil metros de altura, valorando el trabajo realizado, alcanzar puntos de encuentro y cediendo en muchas aristas en búsqueda del bien común.
La política fiscal en Chile debe continuar avanzando en un marco de gestión más robusto y ad hoc a la volatilidad de la economía chilena, que apoye la sustentabilidad fiscal en el largo plazo.
Sin un ecosistema favorable para la creación de nuevas empresas, es difícil esperar una expansión significativa del empleo formal y sostenible.