Este 2023 partió complicado para el Presidente: cuesta abajo en la aprobación ciudadana y una mochila cargada de errores no forzados que hacía muy complejo mejorarla. El cambio de gabinete se hacía urgente y parecía el único dispositivo disponible para mover el avispero y sacar al gobierno del empantanamiento en que estaba, tras los cuestionados indultos presidenciales de finales de año.
Pero, paradojalmente, la crisis de los incendios le devolvió el alma y sobre todo el cuerpo a un gobierno que vio ahí la oportunidad de desplegarse en terreno, demostrando que no estaban para discursear sino para poner manos a la obra.
Y así lo hicieron, con todo y con fuerza. No sólo el mandatario suspendió sus vacaciones, también varios ministros y ministras lo hicieron o las aplazaron para desplegarse en las zonas afectadas durante febrero. El hecho es que la crisis por los incendios, junto con arrasar miles de hectáreas y cobrar dramáticamente vidas humanas, también pulverizó la agenda política centrada en los errores no forzados del gobierno, para focalizarse en la cobertura de la gestión de la crisis.
El gobierno respondió adecuadamente, superando las expectativas. Y así lo reconoció la ciudadanía que le entregó 6 puntos porcentuales más de aprobación en Criteria al Presidente y cinco al gobierno, llevando tanto al mandatario como al gobierno a lograr una de sus mejores performance mensuales en lo que va de su mandato.
Ese es el aprendizaje y el vaso medio lleno para el gobierno. El vaso medio vacío, que también muestra la encuesta, es el peso político y comunicacional que sobre las espaldas del gobernante recae el tener un gabinete con tan bajo conocimiento transcurrido ya un año de mandato.
Con 12 ministros y ministras (medidos con nombre y foto por Criteria) conocidos por menos del 20% de la población, la pega del mandatario se vuelve monstruosa. Además, hace muy complejo sostener arriba la agenda de gobierno y maximizar los mensajes gubernamentales en los espacios comunicacionales masivos (noticieros y matinales).
Ministros desconocidos, que han apostado más al trabajo de oficina, a las redes sociales y a los programas televisivos y radiales que sólo ven y escuchan los políticos, no maximizan los mensajes gubernamentales y relato del gobierno entre la población general.
Y, cuando esos desconocidos ministros se asoman en medios masivos, aparecen como voces indefinidas y lejanas cuyos planteamientos caen en el vacío, sin capacidad de aportar branding al gobierno y su narrativa. Un problema que se agudiza cuando esos ministros están a cargo de las reformas y transformaciones prometidas por el ejecutivo.
Como contraste, y medidos con la misma metodología y pregunta, durante el primer año del segundo gobierno del Presidente Piñera, sólo dos de sus ministros tenía menos de un 20% de conocimiento y 11 tenían más de un 50% de conocimiento vs. sólo cuatro -Jackson, Vallejo, Tohá y Marcel- en el actual gobierno.
Pero el problema de la falta de conocimiento tiene una deriva política más compleja. Ministros y ministras desconocidos no sirven como fusibles para el presidente. Son irrelevantes frente a la opinión pública, por lo que frente a las crisis no cuidan la figura presidencial, sino que la exponen y sitúan la crisis en los hombros del Presidente. Incluso si renuncian o se les pide la renuncia, al carecer de entidad dejan las cenizas muy prendidas en palacio.
En conjunto al conocimiento, la otra parte de la evaluación de los ministros es la opinión, positiva o negativa, que sobre ellos tiene la población. Esta opinión es subsidiaria respecto del nivel de conocimiento que alcanzan los ministros. Un ministro bien evaluado, pero ampliamente desconocido, hace un excelente negocio de posicionamiento personal en un nicho electoral, pero aporta poco y nada al relato del gobierno en su conjunto.
En síntesis, si la vocación de poder no viene aparejada de una disposición a brillar y destacar, a ponerse en vitrinas masivas como los matinales y noticiarios centrales, con todos los riesgos de exposición que ello trae, mejor buscar otros horizontes políticos alternativos a los ministerios.
Un interesante contexto el de la encuesta Criteria de este mes, más aún ante la inminencia de un cambio de gabinete.
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