-Escribiste sobre “la hojarasca constitucional”, con una mirada muy crítica al actual proceso. ¿Crees que hay un debate liviano?
-Lo que ocurre es lo siguiente: distintos consejeros de derecha presentaron un conjunto de enmiendas entre las cuales hay cinco que proponen que lo que se aborda en el proyecto de los expertos, bajo un título o epígrafe, se transforme en un capítulo.
Típicamente estas enmiendas son para crear capítulos sobre seguridad pública, sobre fuerzas armadas y de orden y seguridad interior. Y otros proponen que se llame Defensa Nacional. También hay una proposición de que el Servicio de Acceso a la Justicia y Defensoría de las Víctimas tenga un capítulo propio.
-O sea, ¿están proponiendo la modificación de títulos por capítulos?
-Exacto. A mi juicio es un cambio puramente nominal. Es un cambio no de jerarquía, sino que de ponerle un estatus simbólico al tratamiento de ese tema. Y los consejeros oficialistas llevaron este asunto como un vicio esencial a la Corte Suprema.
Entonces, lo que a mí me parece que es una hojarasca es la discusión que se ha producido. Es la pura simbología, es decir, tratar la Constitución como un puro problema de simbología. Además es un debate que muy poca gente va a entender. Y la verdad es que no tiene relevancia alguna: ni la presentación de las enmiendas, ni el llevar esto como un vicio esencial a la Corte Suprema.
-¿Hay cierta tensión en el Consejo?
-Los consejeros se han distanciado, se van a distanciar más y van a debatir sobre esta cuestión durante un largo tiempo hasta que la Corte Suprema resuelva. Y van a quedar heridos en vez de buscar acuerdos sobre el contenido de las normas, que es lo único que importa.
–¿Te parece una frivolidad?
-No entiendo qué importancia puede tener. A lo mejor estoy equivocado, pero de verdad no le veo ninguna. Si alguien dijera que va a proponer la autonomía de las Fuerzas Armadas, que los comandantes en Jefe no sean designados por el Presidente de la República, ahí habrían diferencias sustantivas. Eso cambia la forma en que convivimos los chilenos. Pero que el título o el epígrafe sobre las Fuerzas Armadas, tenga la jerarquía de un capítulo o tenga la jerarquía de un título, sinceramente me parece que no tiene diferencia alguna.
Por lo tanto están produciendo un debate inútil, un debate que la gente no va a entender y creo que están cavando la propia tumba de la Constitución. Si ya tiene pocas posibilidades de ser aprobada, con estas tonteras tiene menos todavía.
-¿Dices que los consejeros comienzan a hacer más política simbólica que el texto constitucional y que no tiene efecto práctico en la vida política del país o de las personas?
-No le cambia ni la vida al país ni a las personas que el servicio de acceso a la Justicia y Defensoría de las Víctimas, tenga un capítulo propio o tenga un título propio. No veo en qué cambia si es capítulo o el título. Yo creo que es completamente indiferente a la convivencia nacional. Lo que importa es que los artículos sobre ese servicio se establezcan igual las normas sobre las Fuerzas Armadas. Eso sí importa mucho.
-¿Crees que se está volviendo un consejo partisano?
-Estaría muy bien que fuera partisano. Todos los consejeros fueron electos en nombre de un partido. Y no podría sino ser partisano. Lo que si yo les pido es que discutamos sobre cómo vamos a convivir los chilenos, y no sobre símbolos. Porque sobre símbolos, ya tenemos suficiente pérdida de tiempo en la Cámara de Diputados.
-Ricardo Brodsky piensa que el Consejo puede crear un texto imposible para la izquierda y que el rechazo no sería malo para el sector porque sería una derrota para Kast. ¿Estás de acuerdo?
-No, yo creo que está por verse. A mí lo que me entristece, lo que me amarga, es que entren en peleas sin sentido, y que van solo a desprestigiar el texto que a lo mejor puede salir bien, regular o mal. Pero creo que es temprano para decirlo. Uno puede aventurar cosas, puede imaginarse cosas, pero de verdad especular sobre cómo va a salir este texto, yo creo que todavía no..
-Además ¿el rechazo también sería muy malo para el presidente Boric?
-Yo creo que el rechazo es malo para el país, es malo para todas las fuerzas políticas. Quedaríamos con la sensación de que no fuimos capaces; que una vez más la clase política no salió airosa de un desafío importante que tenía. Y por lo tanto la sensación de fracaso, de minusvaloración de la política aumentaría. Entonces no creo que solo el presidente Boric perdería. Creo que el país entero se sumiría en un pantano más de los muchos que hemos tenido.
-¿Un callejón sin salida?
-También está por verse. Porque puede que yo mismo me juegue en contra de la Constitución si me parece demasiado partisana. Lo único que podemos hacer, más que elaborar presagios y pronósticos y achuntarle a quién va a ganar y quién va a perder, es ponerle el empeño a ver si salimos con un texto que mejore la vida política y que pueda ser explicado, no con un conjunto de reyertas a los chilenos, sino con una unidad importante. Y esa unidad importante ya tendría que haberse producido, tendría que estarse produciendo; los consejeros tendrían que estar recorriendo el país junto con estar discutiendo la Constitución para decir: “mire, estamos de acuerdo con esto, porque es importante y todavía tenemos estas diferencias”.
Pero por ahora no están explicando nada, están discutiendo muy cerradamente. Y hacen públicos debates como estos que son hojarasca.
-¿Estás decepcionado?
-No todavía.
-¿Qué opinas sobre esta propuesta de la comisión experta de crear cinco órganos autónomos en el Poder Judicial?
-Mira, el gobierno judicial ha estado radicado siempre en la Corte Suprema y hay una doble crítica a eso. La primera es que la propia Corte Suprema y muchos piden o pedimos que la Corte Suprema se dedique más a tareas jurisdiccionales que a las de otro tipo. Y la segunda es que los jueces resienten que hay demasiada verticalidad en el Poder Judicial, y que eso afecta a la independencia interna.
A mí la idea de tener cinco órganos no me parece mala en sí, pero me parece que quedaron muy mal dos órganos: el de coordinación, que creo que no debe existir. Porque se va a tentar a meterse en las tareas de cada uno de los otros. Y el que quedó pésimo es el órgano de nombramientos judiciales, que es un órgano único para todo el país, de jueces electos y que por lo tanto se va a prestar a todo tipo de favores que se dan y se reciben en campaña.
-¿Es una fórmula demasiado centralizada?
-Creo que ningún órgano nacional puede saber quiénes son los mejores jueces para cada una de las localidades del país. Yo creo que hay que mantener el nombramiento descentralizado como lo tenemos, con algunas correcciones, pero descentralizado y no centralizarlo en un solo órgano nacional. Eso es un error serio, porque vamos a terminar con muchos jueces, mucho peores que los que tenemos.
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