Lo que estamos viviendo en el país no es polarización. La opinión pública no está dividida en dos extremos opuestos y relativamente equivalentes. Lo que se observa es más bien una multipolarización caracterizada por un proceso político de búsqueda de audiencias mediante la activación de antagonismos y conflictos en una dinámica adversarial, facilitada por las redes sociales y una emocionalidad a flor de piel.
¿Donde están los dos polos en disputa? Basta reflexionar un momento para notar que no estamos frente a dos polos en disputa, como si los hubo el 73’ entre la izquierda y derecha, o más recientemente entre el Sí y el No para el plebiscito de 1988. En ese entonces sí había dos proyectos políticos opuestos, dos polaridades definidas que dividían al país frente a dos caminos divergentes.
El negocio de la adversalidad. Conversos, élites, comunistas, empresarios, migrantes, tecnócratas, aprobadores y rechazadores y, por sobre todos, Sebastián Piñera, han sido municiones usadas como cebos para atraer audiencias deseosas de encontrar adversarios sobre los cuales descargar la rabia, cohesionarse y canalizar la frustración.
Lo más importante para el gobierno y el presidente Boric, es que, de concretarse el acuerdo descrito, habrá tenido éxito donde ya fracasaron dos gobernantes previos. El gobierno puede estar satisfecho de haber logrado dos de sus propósitos principales: aumentar las pensiones futuras y mejorar al mismo tiempo las actuales, además de igualar las diferencias […]
Entre los identificados con la derecha/centro derecha, el 58% está por aprobar la reforma y el 39% por rechazarla, mientras que entre los identificados con la izquierda/centro izquierda el 85% está por aprobarla.y 11% por rechazarla. En relación a los atributos del presidente, un 31% aprueba su “capacidad para gestionar crisis”, cuando en junio esa […]
El académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y de la Universidad de Chicago, critica el nulo interés de la centroizquierda por construir nuevos liderazgos y desmenuza el escenario presidencial de la derecha con “tres candidatos de apellidos alemanes”, como los llama con ironía.
Que Catalina Pérez haya sido electa diputada por el pacto Apruebo Dignidad fue, quizás, el mayor indicio del comienzo de una gran puesta en escena. Una que, más temprano que tarde, derivó en una penosa tragedia con visos de comedia.
El crimen organizado y su narcobarbarie avanzan en su consolidación, como abismales brotaciones de lo siniestro, enquistándose en la niñez y la juventud entregadas a la vileza y la muerte. Su maldad latente y manifiesta, su oscuridad irradiante, es coherente con la laxitud y vacío del pensamiento y del alma promovidos como “batalla cultural”: intercambio […]