También, por si no alcanzaron a verla en cines, ya está disponible en streaming la segunda película del mundo Downton Abbey. Y hay un estreno en salas que promete ser LA película de terror del 2023: M3GAN.
Como en el neorrealismo italiano, la película se vale actores no profesionales (con una sola excepción). Es pleno verano en Alcarràs (Cataluña) y mientras los mayores cosechan duraznos, Iris, una niña vivaz y despierta, juega con sus pequeños primos. La familia Solé reúne a tres generaciones en su casona en medio del campo.
El sol, el impresionante verdor, el viento suave, la piscina junto a la casa, casi a continuación de las plantaciones, y el jugueteo divertido de los niños parece sumergirnos en un panorama bucólico. Y sí, también habrá almuerzos regados y alegres con más familiares aún, animadas fiestas tradicionales en el pueblo. Pero ya en esas primeras secuencias sabemos que se anuncia el fin.
Aparecen camiones y gente instalando paneles solares. Y es que el patriarca de la familia recibió esas tierras “como se hacía antes, sin firmas”. No hay papeles. De manera que esta será la última cosecha, porque la tierra dejará de pertenecerles a los Solé.
Los ojos de los niños, la mayor parte del tiempo, y el resto de esta familia de campesinos son la cámara con que el espectador se va zambullendo en este cotidiano. Un día a día de trabajo incesante, momentos de relajo, conflictos, diversiones y risas en la piscina, protestas en el pueblo contra las grandes distribuidoras. Y recoger fruta y cargar camiones porque este será el último verano en que los Solé se dediquen a lo que han hecho por generaciones: plantar y cosechar.
De una belleza sobrecogedora, de dolores agazapados, las imágenes fluyen con naturalidad ante los ojos del espectador; los personajes se dejan “espiar” en su cotidiano, sus afanes y sus preocupaciones. Las de Iris, tener rincones donde jugar; los adolescentes, aprender el baile para la Fiesta; los mayores, resolver el día a día; y el hombre de la casa, seguir hasta que se pueda, aunque se quiebre.
(Ojo con la canción “La Patrona”).
Alcarràs
En Cinépolis La Reina, Centro Arte Alameda, Sala K, Insomnia (Valparaíso) y este domingo 8 de enero en el Festival de Cine de Las Condes, Parque Araucano.
DATO: Carla Simón (Barcelona, 1986) es la realizadora de Verano 1993 (Estiú, de 2017), una joya de película, con una niña de protagonista y que también ganó en Berlín, esa vez, como opera prima (entre otros 37 premios).
Las persecuciones por callejuelas retorcidas, los interrogatorios en la estación de policía, la morgue, la bruma, los acantilados, una cena apacible en un departamento: todo ello se mezcla en esta alucinante película que se sigue como un thriller noir.
Pero lo que este montaje caótico, en el que también aparecen sueños y racontos, pone en pantalla es la desbordada mente y el alterado espíritu del detective Hae-Joon. Se trata de un hombre colapsado, que es incapaz de conciliar el sueño: está pendiente de los casos que tiene sin resolver. Y a lo largo del filme, veremos que ello también incluye su vida íntima. Porque en una época saturada de información disponible, él siente que puede/debe hacerlo todo.
El más reciente caso que llega a sus manos es el de un cadáver hallado de una manera muy singular, en un lugar montañoso, alejado del centro de Busan. Los peritos descubren que se trata de un empresario. Dan con su viuda (Tang Wei), una hermosa joven china que habla mandarín: ambos usan el celular para traducir las conversaciones.
Como la femme fatale de toda historia noir, ella es desconcertante. ¿Inocente? ¿víctima? ¿victimaria? Su irrupción en la vida de Hae-Joon, que mantiene una relación estable pero que es incapaz de definir, termina por acabar con su precario equilibrio.
Decide trasladarse a Lipo, una ciudad tan pequeña que en el Departamento de Policía al que llega se asombran de que ocurra un crimen. Pero Hae-Joon no tiene escapatoria: será él mismo un caso sin resolver.
La música —un bolero, Mahler— está tan cuidadosamente elegida como cada plano del filme, un ejercicio cinematográfico ¡brillante! que conduce al espectador por los laberintos de la mente saturada de un hombre superado por su destino.
La decisión de partir (Decision to leave /Heojil kyolshim)
Lunes 9 en Festival de Cine de Wikén (Parque Bicentenario). En cartelera desde el jueves 12.
DATO: Park Chan-Wook (Seúl, 1963) es reconocido por su premiada trilogía de la venganza: Simpathy for Lady Vengeance (2002, Pequeño León de Oro, Venecia), Oldboy (2003, Gran Premio del Jurado, Cannes) y Lady Vengeance (2005, Premio CinemAvvenire, Venecia). Otra de sus joyas: La Doncella (The Handmaiden, 2016)
El terror es un género que tiene una legión de seguidores, entre los que yo NO me cuento. ¿Cómo es que les estoy recomendando esta película? Porque es una muy buena mezcla de thriller de suspenso, terror y humor. Y sí, se han hecho montón de películas de muñecas malvadas, poseídas por espíritus malignos de diverso origen.
Lo que tiene M3GAN es un muy bien guion que no necesita recurrir al innombrable para poner al centro un juguete que termina siendo escalofriante: ¡para eso tenemos suficiente tecnología!
La película parte con un spot publicitario que arranca carcajadas (por lo reconocible). Y luego, de lleno, a lo que vamos: Gemma (Allison Williams, Get Out), una brillante ingeniera de robótica, diseñadora tech, está concentrada junto a sus colegas en la súper empresa de juguetes electrónicos para la que trabaja, pensando en un invento que los haga remontar frente a la competencia.
Una llamada urgente la hace volar a Ontario: su hermana junto a su marido han muerto en un accidente de auto en las montañas y debe hacerse cargo de su pequeña sobrina, Cady, de 8 años. Una vez en casa, un lugar donde todo es manejado por I.A., no sabe cómo compatibilizar su repentino rol de madre con las exigencias de su empresa. Pero justo gracias a un comentario dicho al pasar por su compungida sobrina redescubre el proyecto con que se graduó: un robot que tiene en casa cubierto y medio abandonado.
Con esa idea de base, ella y sus colegas crean a M3GAN, una muñeca programada con elaborados y cuidadosos sistemas que incluyen percepción de emociones y capacidad de evolución. Está diseñada para proteger a su dueña. Así, mientras terminan con su período beta (de prueba) M3GAN se convierte en la amiga, niñera y acompañante de Cady.
Hay dos personajes que desde el comienzo introducirán una variable relevante en la historia: la insoportable vecina de Gemma (y su peor comportado perro) y la asistente social que debe evaluar si la custodia de la niña debe recaer en Gemma o sus abuelos paternos.
El director maneja con tal destreza el suspenso que la intensidad creciente pasa inadvertida. Y no abandona el humor hasta que el asunto se pone castaño oscuro. Antes de la hora uno ya ha pegado su primer salto en el asiento.
Este Frankenstein bello, de larga melena rubia y de aspecto infantil es siglo XXI: fíjese no más hasta qué punto nuestros inventos (ahora y siempre) se nos escapan de control, aún si se trata de un avezado grupo de ingenieros de robótica. Ese último cuadro, en la escena final, perfecto. ¡Muy entretenida!
M3GAN
Estrenada en noviembre, Aftersun se ha convertido en la favorita de críticos y academias de premios. Ahora, a partir de este viernes, se puede ver en Mubi.
(En Mubi)
En su película debut, la directora escocesa propone una perspectiva que vuelve entrañable esta historia. Aftersun es un gran raconto, lleno de nostalgia y vacíos emocionales nunca resueltos ni explicitados.
Conformada de los fragmentos aleatorios con que se estructura la memoria, lo que captura la cámara es aquel breve tiempo en que Sophie (Frankie Corio) recuerda haber convivido con su padre, Calum (Paul Mescal) en unas vacaciones en un decadente all inclusive de Turquía. Ella tenía 11 años, eran los ’80, y aparte de las imágenes caseras que retuvo esa cámara, quedan esos retazos que llegan a su memoria en un hoy que solo divisamos en unas cuantas imágenes del relato.
Aftersun
(En HBO Max)
Esta segunda película surgida del mundo de la popular serie británica tiene tantos momentos y diálogos graciosos hasta la carcajada que puede catalogarse como una comedia. Lo es, en gran parte. Solo que tanto el hilo que se mantiene desde el principio como los que se tejen en paralelo tienen que ver con ciertas situaciones dramáticas de los personajes. Y es el cierre de un ciclo.
Un goce para los sentidos, en Downton Abbey: Una Nueva Era cada imagen es un deleite para el espectador, un derroche de encanto, delicadeza y elegancia.
Muchos exteriores y cámaras aéreas inundándonos de la belleza bucólica de prados verdes y bien cuidados se combinan con aquello que los seguidores de la serie quieren ver: el palacio, sus elegantes salones, sus escaleras, los espaciosos cuartos de nuestros personajes favoritos y sus rincones. Y ese otro mundo de mayordomos, criadas, cocineros, algunos de los cuales ya tienen una vida fuera de palacio, aunque siempre ligados a él.
Los hechos se inician con la celebración de un matrimonio, a fines de los años ’20, y la acción se abre en dos rumbos. Por un lado, desde Hollywood aparece una petición para filmar en el castillo (acompañada por una generosa oferta).
En paralelo, una carta llega desde Francia con un singular aviso: Lady Violet (Maggie Smith, la gran estrella de este extraordinario reparto) es notificada de que ha heredado una villa en la costa de ese país. Los dueños insisten en invitar a los Crawley a pasar unos días allí para discutir los “detalles”.
Aunque tanto la serie como la película son corales —Fellowes ha tenido gran habilidad para dotar de un sello vital a cada personaje— y aquí Lady Mary se erige como la gran figura de autoridad, en realidad Downton Abbey: Una Nueva Era gira en torno a Lady Violet.
Son muchas las situaciones que se van desplegando a lo largo de la narración, con algunas tensiones y un giro sorprendente hacia el final.
Downton Abbey: una nueva era (Downton Abbey: A new era)
Para saber qué ver en cines y por streaming, no te pierdas el recomendado semanal de Ana Josefa Silva en Ex-Ante.
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