Choque civilizacional. Por Mario Waissbluth

Ex-Ante

La república teocrática de Irán es la que está financiando con dinero y armas a Hezbollah en el Líbano, a Hamás en Gaza y a los Houthis en Yemen, que tienen virtualmente suspendido el tráfico por el canal de Suez. Además, Irán está a menos de dos años de poder enviar misiles con carga nuclear a cualquier parte del Medio Oriente, y a pocos días de comprarle un par de bombas a Corea del Norte o Rusia si quisiera (si es que no las ha comprado ya). No es una exageración retórica. Este es un verdadero polvorín nuclear, pues Israel también posee esas capacidades.


“From the river to the sea”

A seis meses del inicio de la más reciente guerra del Medio Oriente (no sólo en Gaza, sino también en el Líbano y el Mar Rojo), escribo con el corazón desgarrado. En primer lugar, y esto en verdad escapa a mi comprensión, no habían transcurrido ni 24 horas desde que Hamas el 7 de octubre había matado a más de mil personas, cometido horrendas y deliberadas atrocidades para ser después difundidas con video cámaras GoPro en redes sociales (querían que se supiera, querían horrorizar, todo lo contrario de esconderlo), y tomado más de doscientos rehenes, para que, a lo largo del mundo, en campus universitarios tan diversos como Harvard, California y en Europa, se celebrara esta atrocidad. No lo entiendo, en verdad no lo entiendo. Se comenzó en todo el mundo a aplaudir una matanza, con violaciones y secuestros difundidos alegremente en redes sociales. Antisemitismo 2.0 como no se había visto desde la época de los nazis.

Los daños colaterales que está generando el ejército de Israel en Gaza son terribles y lamentables. Pero nadie menciona cómo Hamas se refugia bajo hospitales y escuelas, usando estudiantes y enfermos como escudos. Eso no cuadra con la lógica antisemita re-emergente. Tampoco se mencionan los horribles daños y muertes que el ejército ruso está generando al demoler ciudades completas en Ucrania. Podríamos seguir. El punto es que lo único que inflama a los antisemitas 2.0 es lo que pasa en Gaza, pues ya tendieron un tupido velo de olvido sobre lo que pasó el 7 de octubre.

El canto que se utiliza en estas reuniones y eventos -celebrando una atrocidad- dice: “from the river to the sea, Palestine will be free”. La interpretación más amable sería que “desde el río Jordán hasta el mar (todo Israel más la Cisjordania) los palestinos serán libres y la hegemonía de Israel desaparecerá”. La interpretación francamente genocida es que los judíos de Israel serán exterminados o por lo menos desterrados. Vea el lector un poco más adelante las ideologías de Hezbollah e Irán, y constatará que no es una interpretación exagerada.

Este conflicto tiene su origen en 1948. En esas tierras habían coexistido pacíficamente árabes y judíos por siglos. Durante la fundación de Israel ocurrió la Nakba, o “catástrofe”, en que cerca de 750.000 árabes se vieron forzados a abandonar sus hogares en las tierras que hoy conforman Israel, y ese es un elemento fundacional del conflicto. A la inversa, prácticamente los cientos de miles de judíos que vivían pacíficamente en Egipto, Jordán y otros estados árabes fueron expulsados en 48 horas. Con todo, nadie menciona el hecho de que hoy viven en Israel 1.8 millones de árabes, con plenas libertades democráticas, y muchos de ellos militan en dos partidos políticos con participación en el parlamento.

Por otro lado, la ultra derecha y el “sionismo religioso” que hoy día tiene en el poder a Netanyahu como Primer Ministro no se anda con chicas. Algunos de sus miembros hablan de “repartir Gaza entre los militares que la invadieron” y “erradicar a los palestinos de Cisjordania”. La mentalidad ultra radical existe en ambos bandos, y los más liberales y pacifistas de los dos lados (me incluyo) están por el momento acorralados. El centro político está cediendo ante el tsunami polarizador que avanza en casi todo el mundo.

El radicalismo islámico

La declaración fundante de Hezbollah, el grupo chiita presente en el sur del Líbano, es “dar el primer paso para la obliteración (destrucción) final de la existencia de Israel”. Hamas aspira a crear en el territorio de Israel un “estado palestino islámico”. El Ayatollah Khamenei en Irán está “inspirado divinamente” y aspira a una “jihad panislámica con los palestinos”, siendo el término “jihad” el que define “la acción armada con vistas a la expansión del Islam”.

Por “Intifada” se entienden las dos rebeliones de los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza en Israel, en 1987 y 2000. Los objetivos de estos levantamientos han estado sujetos a debate: mientras unos sectores señalan que tienen como objetivo liberar los territorios palestinos de la ocupación israelí, otros sectores opinan que el objetivo de fondo sigue siendo la destrucción de Israel y con ello su fe, dada la pugna judeo-islámica. En 2017 Hamás instó a los palestinos a comenzar una Tercera Intifada, debido al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por los Estados Unidos. Por cierto, el control de Jerusalén es para ambos extremos un asunto clave, de carácter ideológico – religioso.

Hay otro elemento clave para entender la historia de este conflicto. En 2005, 21 asentamientos israelíes en la Franja de Gaza fueron desmantelados unilateralmente y tanto los colonos como el ejército israelí abandonaron la Franja de Gaza por orden de su gobierno. De facto entonces, se creó en esa zona un estado palestino, en que las elecciones las ganó Hamás. Les llovieron literalmente miles de millones de dólares en ayuda internacional, para poder mejorar la salud, educación, empleos y actividad económica. Lo que hizo Hamás fue… gastar casi todo ese dinero en la construcción de túneles, la compra de miles de cohetes y la preparación para lo que sería su embestida del 2023.

Por otro lado, en Cisjordania también hay un gobierno llamado “Autoridad Palestina de Cisjordania y la Franja de Gaza”, aunque en Gaza los gobernantes de Hamás no acatan en nada los mandatos de esta autoridad. He agregado este dato para hacer entender al lector que, en la eventualidad -cada vez más remota- de la creación pacífica de dos estados que coexistan, uno en Israel y el otro en Gaza y Cisjordania, este segundo sería muy probablemente un caos tan grande como lo ha sido hasta ahora, dedicado a preparar una nueva guerra con Israel y no a desarrollarse civilizadamente.

Para terminar de describir esta catástrofe, aclaremos además que la república teocrática de Irán es la que está financiando con dinero y armas a Hezbollah en el Líbano, a Hamás en Gaza y a los Houthis en Yemen, que tienen virtualmente suspendido el tráfico por el canal de Suez. Además, Irán está a menos de dos años de poder enviar misiles con carga nuclear a cualquier parte del Medio Oriente, y a pocos días de comprarle un par de bombas a Corea del Norte o Rusia si quisiera (si es que no las ha comprado ya). No es una exageración retórica. Este es un verdadero polvorín nuclear, pues Israel también posee esas capacidades.

Choque de civilizaciones.

Este conflicto fue cristalinamente predicho en 1993 por Samuel Huntington, en su famoso libro The clash of civilizations and the remaking of world order (El choque de civilizaciones y la reestructuración del orden mundial). Él señaló certeramente que en el mundo posterior a la guerra fría, los principales conflictos se darían en torno a culturas y religiones, especialmente entre el islamismo y el mundo judeo-cristiano. Así fue, y el epicentro del choque de civilizaciones es el Medio Oriente. La civilización musulmana tiene 1.8 billones de personas. La judeo cristiana 2.4 billones. Obviamente, los que desean este choque en ambos bandos son una ínfima minoría, pero con gran capacidad de daño.

Los “progresistas de pacotilla” que cantan alegremente “from the river to the sea…” no parecen comprender que, detrás de este conflicto de proporciones bíblicas hay un gran componente de rivalidad entre Islam y el judaísmo (agravado por los radicales religiosos de ambos bandos) pero con un detalle no menor: la cultura judeo-cristiana es plenamente compatible con Occidente y la del islamismo no. Si triunfara el islamismo en el mundo, las chicas progresistas que cantan “from the river to the sea…” tendrían que usar burka, no podrían estudiar, ni participar en sociedad. Los chicos gays serían apedreados. Las chicas y chicos progresistas woke tendrían que olvidarse de sus inclinaciones democráticas, pues vivirían en estados teocráticos, verdaderas dictaduras religiosas. Sus derechos humanos pasarían a mejor vida.

Usted, lector, sea de origen cristiano o judío… ¿por qué lado se inclina? Para responderme, le agrego una pregunta hipotética. Suponga que usted y su familia están obligados a vivir en Israel o en Irán sin otras opciones. ¿Qué país escogería?

Post data: este 13 de abril comenzaron los ataques con drones y cohetes iraníes a Israel, bombardeando sin empacho a la población civil…. De noche, cierro esta columna, sin la menor idea de cómo continuará esta crisis ni cuál será la represalia israelí.

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7 claves para entender el ataque de Irán a Israel y las consecuencias que puede traer

 

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