–El discurso en la ONU fue precedido de unas declaraciones polémicas en la Cumbre de Acción Climática: “Algunas multinacionales y el capital financiero internacional no siguen los estándares democráticos”. ¿Hay un error de concepto o es un sesgo anti empresarial que le queda a Boric?
-Hay una confusión conceptual porque no me queda claro por qué las multinacionales tendrían que ser democráticas. No es su rol. Tal vez estaba tratando de comunicar otra cosa: los impactos que las grandes empresas pueden tener sobre el ambiente y la gente. La democracia es una forma de gobierno, que no necesariamente se aplica a una multinacional.
-¿Suele caer en este tipo de declaraciones cuando está fuera de Chile?
-Boric lo que suele hacer cuando viaja es tratar de fortalecer su discurso progresista de una manera que muchas veces dentro de Chile le cuesta realizar, porque en el país está mucho más restringido por las limitaciones políticas, de la economía y ahora el proceso constitucional. Entonces, es mucho más fácil para él hacer declaraciones que suenan progresistas, en cuanto al cambio climático, derechos humanos y otros conflictos cuando está en el extranjero.
-Este fue el segundo discurso en la Asamblea que hace después de un año, y comenzó con el tema del golpe. ¿Fue pertinente en una audiencia internacional?
-Fue una repetición en gran medida de lo que ha dicho antes, las mismas frases que ha repetido durante las últimas semanas y meses. “Somos democracia y memoria”, es una idea que usa mucho. También dijo que los golpes nunca son inevitables, que claramente fue un palo a la UDI.
En la primera mitad del discurso le hablaba a un público doméstico, no le hablaba a la Asamblea General, le hablaba a Chile, le hablaba a la oposición. Sorprende ese énfasis. Empieza hablando de los 50 años del 11 de septiembre del 73, habiendo pasado ese aniversario, llama la atención que viajando a Nueva York siga con el mismo libreto.
-¿Usó los temas locales para vincularlos a asuntos globales?
-Exactamente. Usa el golpe para criticar la violencia, la falta de democracia, la importancia del multilateralismo para resolver conflictos en vez de la fuerza. Trató de enfatizar temas como la democracia, vinculada a nuevos asuntos como la inteligencia artificial. Los riesgos de la desinformación y de las nuevas tecnologías para la democracia en el mundo. Y habló, por supuesto, del cambio climático.
-Volvió a criticar la dictadura en Nicaragua.
-Hizo claramente una crítica al régimen de Ortega. Habló de la persecución de la oposición, de la falta de libertad de expresión. Fue muy duro con Nicaragua. Y menos duro con Venezuela y Cuba. Porque dice que los boicots hacia Venezuela y Cuba son inaceptables y que solamente dañan a su pueblo.
-¿Te sorprendió la relación que hizo de Palestina con el conflicto en Ucrania?
-En términos de conflictos internacionales, vinculó el conflicto en Ucrania y el tema palestino diciendo que tanto Palestina como Ucrania son territorios invadidos. Pero los contextos son absolutamente distintos.
Ucrania es un país que fue invadido por otro país y Palestina es un territorio que fue ocupado luego de una guerra en que otros países lo invadieron. En el fondo hay de nuevo una confusión conceptual. Boric se sintió cómodo abordando esos temas, porque -según él- Chile es un país mediano y lejano, pero con la fuerza moral de por lo menos abordar esos dos conflictos.
-¿Puede caer mal esa comparación en Israel?
-Sí, yo creo que en Israel va a caer mal de todas maneras, pero en Israel ya están acostumbrados a que las declaraciones de Boric caigan mal.
-¿Fue un buen discurso o no tuvo mucho brillo?
-Fue mediocre en el sentido que no dijo nada nuevo, que repitió muchos conceptos que son muy de Boric. Conceptos que ha usado mucho. También usó esta frase de la nueva generación, tratando de decir: “yo no nací durante el golpe, yo vengo después y estoy mirando hacia el futuro con optimismo”. En ese sentido fue mediocre. Pero tampoco sé qué más puede traer Boric a la mesa.
-¿La disputa con Daniel Ortega ya es un tema personal?
-Yo creo que una las cosas más interesantes de este viaje van a ser las reacciones, no solo a lo de Nicaragua. Me llamaron mucho más la atención las reuniones bilaterales con Zelenski, con Trudeau. Eso es mucho más interesante que lo que pudo haber dicho en su discurso.
-Zelenski lo invitó a Ucrania. ¿Es posible?
-No me sorprendería. Porque además ocurre otra cosa que es muy típica de los presidentes: Boric ya está mirando un poco su legado; todavía le falta bastante tiempo, pero ahora viene el proceso constitucional y después de eso vienen las elecciones municipales. Está empezando a pensar en su legado, y muy típicamente los presidentes empiezan a viajar un poco más, para tener más presencia internacional. Así que no me sorprendería que de repente apareciera en Kiev.
-¿Causó interés su discurso?
-Normalmente los presidentes en la Asamblea hablan en una sala vacía. Posiblemente en Israel van a prender un poco las antenas por esta comparación que hizo. Y Nicaragua tal vez va a responder.
En todo caso, me parece que una reunión de un país como Chile con Zelenski a Boric lo viste mucho. Zelenski se está reuniendo con los líderes mundiales pidiendo apoyo. Le otorga a Boric estatura como un líder mundial que está operando en esos niveles. Yo creo que eso fue una buena imagen para él.
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