-Comenzó una nueva etapa con el texto devuelto a los expertos luego del pleno del Consejo. ¿Qué aspectos generan mayor tensión?
-Claramente hay temas que han generado tensión. Uno de esos aspectos es, por ejemplo, el debate que surgió en términos de la protección de la vida del que está por nacer. Y una posibilidad bastante interesante puede ser, sobre ese punto, volver a la redacción que tiene la Constitución vigente, lográndose el mismo propósito. Yo creo que ya ha quedado bastante claro que el aborto en tres causales no está en riesgo como consecuencia de la propuesta constitucional. Y eso, por ejemplo, es algo que podría despejarse en la ida y vuelta del texto a los expertos y a los consejeros.
-Gonzalo Müller decía que había que dar una señal potente sobre un acuerdo transversal esta semana que recién pasó. ¿Aún hay tiempo?
-Yo soy optimista por las siguientes razones. Primero, porque las encuestas han sido bien claras en apuntar a que en la medida que la ciudadanía se informa, cambia de opinión y el “A favor” sube. Y por eso creo que es importante dejar de generar conflictos, que a mi juicio son inexistentes y centrarse en las bondades del texto para que la ciudadanía lo conozca.
Lo segundo es que ha quedado muy claro que la mayor garantía de que el proceso constitucional se cierre está en la opción a favor. Soy un convencido que la ciudadanía espera que este proceso termine, que termine bien para que el país pueda concentrarse en abordar las verdaderas urgencias sobre la base de un debate político, que no esté en el debate constitucional.
En tercer lugar el texto ofrece estabilidad y es una garantía real de derechos y libertades. El proceso ofrece muchos espacios para llegar a consensos. Creo que debiese ser captado por la ciudadanía como una señal positiva y eso da pie para que la balanza se incline hacia la opción a favor.
-En la última encuesta de Black % White el a favor subre 16 puntos y llega a 47%. ¿Puede convertirse en tendencia?
-Es fundamental que todo el espectro político se manifieste con claridad y que los partidos se aboquen a transmitir las características del texto más que en generar conflictos. Pero eso, efectivamente, debe ocurrir de inmediato. No hay margen para que el mundo político genere conflictividad en torno a este proceso. Si el mundo político abandona las ambigüedades, es posible revertir la situación que muestran las encuestas.
-¿El oficialismo ha sido ambiguo respecto al plebiscito de diciembre?
-Me refiero a todos, absolutamente a todos. Por ejemplo, no es sensata la postura de algunos miembros de Republicanos que abren la puerta para votar en contra de un texto en el cual ellos mismos han sido parte activa de la propuesta. Los partidos tienen que tener una posición, y jugarse por ella.
-Con el poco tiempo que queda, ¿es improbable un acuerdo del Partido Comunista a Republicanos?
-Al Partido Comunista no le interesa cerrar el proceso constitucional. Han demostrado que si no son sus ideas las que quedan en el texto, el texto no les interesa. Por lo tanto, yo descartaría al Partido Comunista como parte de un acuerdo. Pero sí veo desde el Partido Socialista hacia la derecha, una clara voluntad de llegar al máximo consenso.
-¿En qué temas el PS podría transar?
-Si uno analiza el texto, me cuesta entender cuáles son los aspectos que generan dudas en el PS. La propuesta se adecúa a plenitud a las 12 bases que ellos mismos aprobaron para dar inicio a este proceso. Es un texto que ofrece estabilidad, que garantiza derechos y que amplía libertades. Es curioso tomar una posición en contra de un texto que aborda de una manera razonable esos elementos.
-Pero es perfectible…
-Por supuesto, habrán temas que se podrán a perfeccionar. Obviamente que nada de lo que se acuerda en ningún momento de la historia política del país queda escrito en piedra. Las cosas siguen estando abiertas para el debate. Pero sí es fundamental dar una señal de que el país no puede seguir en torno a la duda constitucional y que tiene que cerrarse de una vez por todas. Yo creo que el Partido Socialista debiese ser también parte de ese propósito.
-¿Se podría dar un conflicto entre los expertos designados por el Congreso y los consejeros que son elegidos? ¿Una disputa entre entre dos tipos de representación?
-No. Lo que yo he visto a lo largo del trabajo de los consejeros, es que se ha generado un vínculo muy fuerte con los expertos y ese vínculo debiese empezar a notarse en esta última fase del proceso constitucional. Los expertos han captado bien cuáles son las diversas sensibilidades que están presentes en el Consejo y tienen las herramientas técnicas y políticas para hacer los comentarios, las observaciones que les parezcan razonables. Veo que hay una sintonía mucho mayor de lo que se pretende instalar entre consejeros y expertos, y eso debiese traducirse en un mejor texto en lo que queda del proceso.
-¿Un tercer proceso ya no es viable?
-Yo creo que no es viable un tercer proceso y por eso soy un convencido que la opción a favor es la única que garantiza que este debate constitucional se cierre, que el país pueda centrarse en resolver las urgencias que aquejan a los chilenos.
-¿Un segundo fracaso en términos de imagen internacional del país, sería muy malo?
-Chile hoy día está pasando por un momento complejo en materia económica, donde la la incertidumbre ciertamente inhibe la necesaria inversión que nuestro país necesita. Y un segundo fracaso en materia constitucional ciertamente prolongaría esa incertidumbre y tendría desde ese punto de vista un efecto muy negativo.
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