-En términos generales, después de leer el texto, ¿cuál es tu evaluación?
-Sí, me gustó. El resultado final es una constitución. Cumple el objetivo que habitualmente tienen las constituciones, esto es, habilitar la política para que distintas posiciones ideológicas puedan entrar a la disputa por el poder
-¿O sea que podría publicarse tal como está?
-No digo necesariamente eso, porque hay algunos aspectos que se podrían mejorar. Hubo normas que no tuvieron los suficientes quórum como para quedar en la versión final del borrador. Pero así como está, me parece que es un texto que cumple a cabalidad con la demanda por una nueva constitución. Es una constitución que no es ni derecha ni de izquierda; que no es maximalista, sino que habilita la política. Eso es muy importante y sobre todo marca una diferencia con el texto anterior.
-¿Qué aspectos quedaron fuera, según tu punto vista?
-La libertad de elección en salud no tuvo todos los votos porque los expertos de izquierda se opusieron. Lo mismo pasa con la propiedad de los fondos previsionales, con que no sean expropiables y que además sean heredables, que tuvo todos los votos de la derecha, pero no de los expertos de izquierda.
-¿Te inquieta que el Consejo cambie mucho el texto o no lo tome muy en cuenta? Varios convencionales están reafirmando su autonomía.
-Los consejeros deberían trabajar en base a la buena fe. Leer con buena fe el texto. Porque el texto, efectivamente, es el resultado de una negociación, como debe ser toda buena Constitución. Yo he leído algunos consejeros republicanos que sostienen que este texto es peor que la Constitución actual y que por lo tanto habría que rechazarlo. Lo que pierden de vista es que lo que está en juego no es solamente el texto constitucional, sino que es el problema constituyente.
Para que la sociedad chilena se vuelva a unir, es conveniente cerrar el proceso constituyente. Y luego vendrán reformas y la discusión deliberativa en el Legislativo. Pero oponerse al texto por el hecho de que no replica exactamente igual la Constitución actual es no entender nada de por qué estamos en el proceso constituyente.
-¿Quizá es una señal de poder o independencia?
-Puede ser que estén haciendo un gallito político, como diciendo nosotros tenemos la soberanía popular, lo que es cierto, para enmendar el texto. Bien. Pero ojo con las señales que se dan hacia afuera. Porque si Republicanos creen que el problema constituyente se va a resolver copiando la Constitución actual, entonces no están entendiendo la magnitud de la crisis.
-Si te dicen que es peor que la del 80, ¿hay sustento para esa tesis?
-Es que yo no mido las constituciones en esos términos. No hay que olvidar que la Constitución del 80 en su origen fue una Constitución impuesta de una mitad a la otra, y eso fue lo que intentaron hacer los convencionales de izquierda en el texto que se rechazó. Sería un flaquísimo favor para la convivencia que los republicanos hicieran lo mismo pero desde la vereda ideológica opuesta.
-¿Qué es lo que te parece lo más valioso del texto?
-En la forma, lo primero es que se lee bien, es de fácil lectura. Yo siempre he creído que una buena constitución debe ser legible y entendible por un niño de 14 o 15 años. Eso lo cumple, no así el texto que se rechazó, que era muy difícil de leer. Este lo leí en un par de días, con el anterior me demoré como un mes. Lo segundo es que esto es una constitución, no es un programa de gobierno.
Ahora, en el fondo, me parece que el diagnóstico de los expertos en cuanto a que el sistema político no está funcionando porque está muy fragmentado, es sumamente correcto. Hay demasiados partidos hoy representados en el Congreso y el texto pone barreras de entrada, para tener menos partidos pero más fuertes. Si el sistema genera gobernabilidad y eficacia legislativa, todo lo demás va a ser más fácil de cumplirse. Insisto con que no hay que meterle más excepciones.
-No se hicieron grandes cambios en el sistema presidencial.
-No. Nunca he sido partidario de cambiar el presidencialismo, porque a los chilenos nos gusta elegir a nuestra propia autoridad, no que sea otro el que elige. Hay una tradición presidencialista. Obviamente que se pueden equilibrar mejor los poderes del Estado. Por ejemplo, se crea una oficina presupuestaria en el Congreso, lo que evidentemente le va a dar a los diputados y diputadas una presencia en la discusión presupuestaria mucho más grande, más explícita. Están bien balanceados los pesos y contrapesos..
-¿Cómo interpretas el discurso de Boric en la inauguración del Consejo? Muchos analistas valoran que planteó cierta distancia del proceso, aprendiendo aparentemente del error que cometió en la convención anterior.
-Un poco tarde se dio cuenta de eso. Porque se prendieron muchas luces, y no solo desde la derecha, sino que de sectores moderados de izquierda que le anunciaron que involucrarse demasiado a favor del Apruebo, era un error y no les hizo caso.
-Sin embargo, también dijo que aprobaría este texto tal cual está. ¿Fue correcto?
-Me parece bien que se haya tomado el tiempo para leer el texto y para darse cuenta que un texto refundacional o maximalista es una mala idea, porque tiende a hablarle a su nicho, a su cámara de eco y pierde de vista el interés general.
-Otra cosa es que la composición política de la Comisión es muy diferente a la composición política del Consejo. ¿Va ser a ser un desafío cómo conciliar ambos mundos?
-El peso de la prueba recae sobre los republicanos, porque tienen una mayoría muy grande, cuestión que nadie tuvo en la comisión experta. Los republicanos deben entender que ellos son representantes de un pueblo que es heterogéneo, que es dinámico, que es complejo y que no es necesariamente republicano.
Tengo mis serias dudas de que los 3,5 millones de votos que lograron sean realmente republicanos, porque hace dos años estaban votando por la Lista del Pueblo. Si ellos entienden cuál es su mandato y que esta cuestión hay que resolverla, entonces deberíamos tener una Constitución aprobable, una Constitución que se parezca en buena medida a lo que ya está proponiendo la Comisión Experta.
-¿Esperas que el Partido Republicano muestre una opción flexible, proactiva?
-Yo espero que entiendan que son una mayoría circunstancial. Nadie puede decir con lo dinámica que es la política chilena, con lo dinámica que es la política mundial, que tiene clavada la rueda de la fortuna por los próximos 20 años. Y yo creo que José Antonio Kast debe ser consciente de eso.
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