-El nuevo proceso constituyente ha enfrentado algunas dificultades. ¿Cómo evalúas lo realizado hasta ahora?
-No hay que apurarse ni relajarse demasiado. Hay que entender que a todos nos dejó impresionados el resultado del plebiscito y estamos recién empezando a leer lo que podría significar. Al mismo tiempo, con el paso de los días, la política contingente empieza a desordenar la negociación. Por eso no es bueno ir ni muy rápido ni muy lento. El sistema político se está tomando un tiempo para llegar a un buen acuerdo y espero sea de aquí al 18 de octubre.
-Ayer fue el aniversario del NO y el gobierno no hizo ninguna actividad de conmemoración. ¿Te sorprendió?
-No. Yo pasé el 5 de octubre trabajando y en la noche participé de un homenaje a Sergio Micco.
-¿La gente se olvida de esta fecha?
-Han pasado tantas cosas en Chile en este último tiempo que estamos todos un poco sobrecargados de información. El 5 de octubre es un día muy importante, fue una gesta ciudadana pacífica de recuperación democrática y es una fecha que por supuesto el país debería celebrar.
-¿Cómo te defines políticamente?
-No soy ni de izquierda ni de derecha, así que supongo que eso me pondrá en el centro. La verdad, a mi no me sirven esas categorías para pensar en las soluciones que requieren los problemas de hoy día.
-¿Se está reconfigurando el centro con la irrupción de grupos como Los Amarillos y “Una que nos una”, en el que participaste?
-Es muy importante que se configure un centro político en Chile, que hoy día no tiene representación. Pero “Una que nos una” fue más bien una campaña, no un movimiento político: un movimiento no se conforma de 10 personas.
-¿Cuál es tu postura frente al mecanismo constitucional?
-Junto a la gente de “Una que nos una” hicimos una propuesta de una convención 100% electa, paritaria, con cupos indígenas proporcionales a la votación, con dos sistemas electorales: listas nacionales y listas por distrito, que se usan en Alemania e Italia.
Al mismo tiempo, planteamos una comisión técnica que aúne las propuestas donde hay consenso a partir del texto de la pasada convención, el texto que emanó del proceso de Bachelet e incluso tomando en cuenta la constitución que nos rige. Que esta comisión pudiera ver qué temas son rescatables e identificar los nudos sobre los cuales no hay acuerdo, para aprovechar este tiempo, desde que se cierra el acuerdo hasta que hay elecciones de convencionales que podrían ser en abril. Pero la decisión soberana recae en el nuevo órgano o convención o cómo se llame. Coincide con la propuesta que hizo el expresidente Lagos.
-¿Crees que se abre un nuevo ciclo político?
-Una de las cosas que ocurrió en el plebiscito es que por primera vez se rompió el clivaje o eje del Si y el No del 88. La llegada de una nueva generación al Congreso, al ejecutivo, a la ex Convención, indica que hay una renovación de las elites políticas. Se están definiendo cuáles van a ser los grandes temas de nuestra democracia para el siglo XXI. Y eso va a requerir un nuevo orden político. El ordenamiento del siglo XX, heredero de la guerra fría, está terminando y comienza uno nuevo.
-¿Esto pone fin a una etapa que se inició con el estallido social?
-No, viene de antes. Las primeras señales pueden verse el 2006 con los pingüinos, luego el año 2011 con la irrupción de los movimientos sociales y con las evidencias tempranas del agotamiento de nuestro sistema institucional.
Una arquitectura institucional empieza a estar fatigada y eso hace que el sistema democrático empiece a actuar de manera muy lenta y poco eficiente para dar respuestas a las necesidades de la gente.
En este cambio de ciclo, las fuerzas políticas se van a reordenar, van a aparecer nuevas coaliciones y el proceso constituyente es parte de eso. Es un fenómeno mundial, de agotamiento de las herramientas de la democracia liberal.
–Hay temas que están complicando el proceso constituyente, por ejemplo la plurinacionalidad, el sistema unicameral. ¿Sectores que insisten en los mismos temas que fueron derrotados?
-Efectivamente todavía hay gente que no asimila muy bien el resultado del 4 de septiembre. De lado y lado. En Chile mucha gente se entusiasma demasiado y hace lecturas muy simplistas de los resultados electorales. Votaron por primera vez más de 4 millones de personas. Cualquiera que diga que interpreta a esos votantes estaría siendo muy apresurado.
Por otro lado, los bordes o bases jamás deberían usurpar la potestad constituyente del órgano. No se pueden vetar discusiones de contenido en la próxima convención.
Y pienso que es importante que no nos quedemos pegados en la discusión de ciertos términos y vayamos a los contenidos. En el caso del reconocimiento de los pueblos indígenas, se ha avanzado bastante en un consenso de la necesidad no solo de un reconocimiento constitucional, sino en los derechos de los pueblos, políticos y colectivos, tal como obligan los tratados internacionales. Si eso se llama plurinacionalidad o no creo que no es el fondo de la discusión. Hay que discutir en serio cómo resolver la deuda histórica con los grupos originarios.
-A tres años del 18-O ha aumentado la violencia en los liceos emblemáticos. ¿Cómo interpretas el fenómeno de los overoles blancos? Tú fuiste militante de la JJCC en el colegio.
-Yo milité en las JJCC cuando en Chile había dictadura y hoy día estamos en democracia, donde hay elecciones libres, hay libertad de expresión, no se persigue a nadie por opinar lo que sea; por lo tanto, son muy distintas las condiciones para poder procesar las demandas, en este caso de los estudiantes. No es comparable.
Segundo, la violencia es un problema muy transversal, que se ha instalado en la sociedad, lamentablemente bajo la mirada condescendiente de ciertos sectores políticos. Parte de la crisis en la que estamos se debe a esa condescendencia que hubo en ciertos momentos con la violencia como una herramienta validada para los cambios políticos.
Tercero, hoy día Chile tiene que hacerse cargo de esto. La violencia que impera en todo el país es muy preocupante: la violencia delincuencial, la violencia como herramienta política, la violencia en la discusión pública, en las redes sociales, y esto no debería ser una causa de un sector político, sino de la sociedad entera. Debe haber tolerancia cero con la violencia, porque cuando uno la deja pasar una vez, es imposible pararla después. Este país ya vivió las tristes consecuencias de lo que sucede cuando la violencia no es parada a tiempo; y no podemos volver a dejar que ocurra.
-¿A qué sectores sectores responsabilizas: el FA y el PC?
-Ha habido condescendencia con el uso de la violencia en ciertas manifestaciones políticas de izquierda, de centro izquierda, pero también de parte de sectores de la derecha que reivindican el golpe militar y la dictadura. Es bastante transversal la indolencia que hay hacia la violencia como una herramienta política. Llegó la hora de que los sectores democráticos marquemos líneas rojas con quienes avalan la violencia.
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