-Muchos se hacen la pregunta de si es mejor aprobar para reformar o rechazar para reformar. ¿Cuál es tu postura?
-Yo soy partidario de aprobar. En primer lugar el texto contiene avances: un amplio catálogo de derechos sociales, democracia paritaria, reconocimiento a los pueblos originarios, centralidad del medio ambiente, regionalización. Y me parece que hay una respuesta a lo que el país estaba buscando; una respuesta al estallido; a la crisis social y política que vivimos tan intensamente el 2019.
-¿Pero también tiene defectos?
-Dicho esto, hay que reconocer que el texto propuesto genera dudas fundadas y razonables. Tienen que ver con los alcances de la plurinacionalidad, en particular el pluralismo jurídico, el tema del consentimiento, que quedó ambiguo. Hay que ver cómo funciona el equilibrio de poderes en un sistema político híbrido, que fue lo que se generó acá. Era perfectamente razonable haber planteado un sistema unicameral, pero en el marco de un régimen parlamentario.
-¿Por qué crees que no se hizo?
-Yo creo que en Chile no había condiciones políticas para un régimen parlamentario. Pero desgraciadamente se desechó de manera muy anticipada la opción por un régimen semi presidencial. El bicameralismo asimétrico hubiera tenido más lógica, como el caso francés, donde hay una Asamblea Nacional que es mucho más poderosa que el Senado, pero es un régimen semi presidencial, en donde el primer ministro responde a la mayoría parlamentaria.
Otros problemas son los riesgos de politización de la justicia, la forma de integración del consejo de la magistratura. Además, es posible que las autonomías finalmente terminen limitando la capacidad del Estado para hacer cumplir los propios derechos que el texto establece.
-¿De qué manera?
-Ciertas regiones pueden decidir no cumplir ciertos derechos, y así el país se empieza a fragmentar. Hay otras cuestiones específicas que hay que resolverlas, está el tema de los estados de emergencia. No podrías invocar el estado de emergencia, como el gobierno hoy día lo está invocando. Hay un problema con el recurso de protección, que se eliminó y se sustituyó por otra cosa. Tengo la impresión de que hay muy buenas razones para tener una visión crítica respecto de eso. Quedó dando vuelta el tema de los colegios particulares, que son parte de una tradición en Chile desde los orígenes, y que no están expresamente mencionados.
Yo creo que hay que aprobar, pero entendiendo que este es un mejor punto de partida para un segundo momento constitucional, que tendrá que desarrollarse a partir del 5 de septiembre, bajo el liderazgo de Gabriel Boric. La única posibilidad para salir de este tremendo problema en el que estamos es asumir que va a haber un segundo momento.
-Pero los mecanismos de reforma no son fáciles.
-Afortunadamente no prosperaron unas ideas que hubieran sido muy negativas, como la idea de que el Congreso nacional no tuviera capacidad de modificar este texto de aquí al 2026. Me parece que un sistema de reformas de 4/7 con plebiscito es adecuado.
Por la cantidad de dudas que genera el texto, debiera haber un segundo momento constitucional para hacer esta discusión. Es perfectamente posible generar una mayoría de 4/7, para producir un paquete de reformas y creo que esta es la gran oportunidad para que, desaparecida la Convención, el presidente de la república pueda impulsar el acuerdo político y social que la Convención no fue capaz de hacer.
-¿Cómo imaginas el escenario de la noche del plebicito?
-El 4 de septiembre en la noche vamos a tener a un país súper dividido y súper paralizado, independientemente de quien gane, porque el triunfo va a ser estrecho. Nadie esa noche debiera estar contento. Porque habremos constatado que no se tuvo éxito en el proceso de reunificar al país, de generar un gran pacto social. Un dato: la constitución española cuando se plebiscitó tuvo un 91% de aprobación.
-¿Hubo una disociación entre la Convención y la opinión pública mayoritaria?
-Por de pronto, la Convención no se dio cuenta que rápidamente los dos tercios de la Convención no equivalían a los dos tercios de la sociedad. Y tuvo indicaciones fuertes para haber asumido esa realidad, como la elección presidencial y parlamentaria. Un candidato de extrema derecha sacó un 45%, y la correlación de fuerzas se modificó a favor de la derecha en el Congreso. La realidad que vivía la Convención era una burbuja.
-Para este plebiscito el gobierno debe tener prescindencia.
-En este punto tengo una sugerencia al gobierno: me parece que cuando se planteó esta discusión sobre la prescindencia, el gobierno debió haber establecido claramente una diferencia entre la prescindencia administrativa, que está bien, porque tiene que reconocer la legitimidad de ambas opciones y no involucrar recursos públicos en la campaña por una opción. Pero el gobierno tiene todo el derecho a manifestar su opción.
Me parece completamente absurdo todo lo que se ha planteado. Hago una crítica también a algunos parlamentarios de oposición, que han estado en la contraloría con el tema de la prescindencia. Para ser franco, hay un cierto cinismo en eso. Están buscando amarrarle las manos al gobierno, pero te garantizo que esos mismos parlamentarios en la eventualidad de que gane el rechazo van a decir que esta fue la derrota del gobierno.
-¿Crees que el gobierno tiene la musculatura suficiente para eventualmente liderar este segundo momento?
-Quedan dos meses de aquí al plebiscito, pero el gobierno debería hacer todo lo que esté a su alcance, en el marco de lo que es correcto en democracia, para tomar partido por una opción. Estableciendo la diferencia entre una decisión política y la prescindencia administrativa, que es lo que le pide el contralor.
A partir de la situación que vamos a tener el 4 de septiembre en la noche, donde no va a haber nada que celebrar, es muy importante el liderazgo presidencial para convocar a todas las fuerzas políticas. Yo espero que sean sinceros los alegatos que han hecho muchos parlamentarios de oposición, como el senador Macaya, que dijo que esta constitución está muerta y hay que abrirse a una nueva.
-¿Las reformas estarían en manos del Congreso, que está mal evaluado en las encuestas?
-El segundo tiempo es una oportunidad para el Presidente Boric y el Congreso para generar el acuerdo que la Convención no hizo. Debiera haber condiciones para que tengamos los 4/7, incluso los 2/3, eventualmente en el parlamento. De todas maneras un nuevo plebiscito sería imprescindible, porque si tenemos un texto aprobado el 4 de septiembre, para modificarlo e introducirle reformas también debiera pasar por otra votación. Pero en vez de un plebiscito polarizado el 4 de septiembre, podríamos tener uno de amplia mayoría en unos 6 u 8 meses
-Pero ahora las encuestas dicen que gana el rechazo por varios puntos.
-Yo creo que hay que asumir con total lucidez que hay un riesgo importante de que gane el rechazo. Para mí, sería la peor opción.
-Algunos piensan que es mejor esa opción para reformar.
-Yo sostengo lo contrario. Si tenemos este texto con problemas, pero aprobado, dispondríamos de un texto vivo y legítimo. Por el contrario, si gana el rechazo lo que tendríamos como partida sería la constitución vigente, que está muerta según la propia derecha y no es legítima.
-¿Qué pasó al interior de la Convención?
-Hay varias razones. El predominio de los colectivos identitarios y de independientes, la extrema debilidad de los partidos y la ausencia de liderazgos. Un segundo problema es que no tomó nota de que no estaba alineada con la opinión mayoritaria de la gente. Tuvo seis meses para darse cuenta. Hubo un cierto autoritarismo que se vio el día de las última sesión cuando gritaban “el pueblo unido avanza sin partidos”. No se hicieron todos los esfuerzos necesarios para incorporar a una parte de la derecha, que estaba disponible a un acuerdo. No era un acuerdo con Cubillos o Marinovic sino con Monckeberg y Larraín Matte. En eso la Convención se cebó.
El gerente general de Panel Ciudadano, Juan Pablo Lavín, analiza el momento electoral en vista de la presidencial, que sigue liderando Evelyn Matthei, aunque resurge Michelle Bachelet y toma fuerza Johannes Kaiser. “El cambio más fuerte que estamos viendo ahora es la arremetida de Kaiser”, dice Lavín, quien cree que su subida ha sido a […]
En un debate marcado por un posible cambio en la negativa de Michelle Bachelet de competir por llegar a La Moneda, el senador socialista responde a las críticas surgidas desde su propio partido por pedir apurar la definición del candidato presidencial del PS. En su estilo pausado pero firme, José Miguel Insulza advierte que “en […]
El analista internacional y director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, analiza las repercusiones del polémico anuncio del presidente norteamericano de querer tomar el control de Gaza, reubicar a los palestinos y reconstruir la zona devastada. “Con Donald Trump todas las opciones están abiertas”, sentencia Rojas.
El economista Sebastián Edwards, profesor en la UCLA y autor de varios libros, analiza los efectos de la política de Trump en nuestro país y los errores en las fallas de proyección del déficit fiscal. Además, señala que “la Directora de Presupuesto (Javiera Martínez) ha tenido un rol deslucido y con ello ha arrastrado la […]
Director del Centro de Políticas Públicas de la UDD, Gonzalo Müller analiza la posibilidad de realizar primarias en la derecha, luego de que Johannes Kaiser anunciara estar dispuesto a competir con Kast, pero no con Matthei. “Una primaria amplia tiene más sentido para un proyecto de dar gobernabilidad a Chile. Es muy mala señal esta […]