La tarde de un lunes el Paseo Ahumada parece un mercado improvisado: en la vereda se venden cuchillos para cocinar, aparatos eléctricos, ropa de todo tipo, carteras, afiches de películas y estrellas de rock, libros, artilugios para cortarse el pelo, luces para adornar las casas, pantalones cortos y bóxers. Aparte de ser vendidos en la calle de forma ilegal y no pagar impuestos, todos estos artículos tienen algo en común: son piratas.
De esta manera, Santiago se parece un poco más a esas capitales cuyas veredas están plagadas de mercancía falsa, que deja a la ciudad lejos de los estándares de protección de propiedad intelectual.
Uno de los puntos donde más ha crecido el comercio ambulante es en el Paseo Ahumada y en el casco histórico. Tanto así que Librería Antártica, que lleva 40 años en el centro, presentó un recurso de protección a principios de marzo, porque a su juicio los vendedores informales estaban matando al negocio establecido. De hecho, el local del Paseo Ahumada bajó sus ventas en un 40 %.
Carlos Aguirre, abogado de la cadena y miembro de la familia propietaria, dice: “El municipio podía apelar a la Corte Suprema, pero no apeló. Y nosotros ya pedimos que se certifique que el fallo está ejecutoriado. Debería salir certificado entre hoy y mañana. Y entonces empiezan a correr los 45 días para que el municipio se coordine con los órganos del Estado, el Ministerio del Interior, y erradique el comercio ambulante. Eso fue lo que ordenó la Corte”.
El abogado explica las razones del recurso: “Llegó un momento en que se instalaron carpas que nos tapaban completamente la vitrina. Simplemente no entraba nadie. Y esas carpas después supimos que estaban autorizadas por la Municipalidad. Más encima en ellas se vendían libros”.
Un vendedor con experiencia. Ricardo es peruano, lleva diez años en Chile, dice que el chileno es simpático, pero que algunos son pesados con los extranjeros. De todos modos, está contento vendiendo en la calle. En sus buenos días gana 30 mil pesos. “Desde que estoy acá ha subido mucho el nivel de comercio ambulante. No tiene comparación: antes uno pasaba por aquí por el Paseo Ahumada y no había nada. Y desde que llegó la alcaldesa Hassler todo es mucho más relajado y menos estricto”.
-¿Es cierto que hay mafias que controlan los espacios y los productos?
-Sobre ese tema no voy a hablar porque aquí hay gente que es buena y gente que es mala. Hay gente que vende comercio, que vende ropa, que vende cosas. Pero también hay gente que vende droga.
Respuesta del municipio. La alcaldesa Irací Hassler (PC) ha sido blanco de críticas de urbanistas y ex alcaldes de Santiago. Su respuesta es la siguiente: “Lo que se ha puesto sobre la mesa es que podamos articular en distintas iniciativas a instituciones para poder despejar la vía pública. Y en eso ya hemos venido trabajando, particularmente en estas semanas y meses. Una de las mesas principales que ha trabajado este tema es la del turismo, donde nos hemos encontrado con instituciones como Carabineros, Delegación Presidencial, Gobierno Regional, Subsecretaría del Turismo. Asimismo hemos generado mesas de trabajo para distintos lugares de la comuna, el Casco Histórico, Lastarria y Bellas Artes”
La edil dijo también que hacía un “llamado a todas las instituciones a hacerse responsables de un tema que no está en las atribuciones de los municipios resolver”.
El Paseo asediado. El jefe de un local de Librería Antártica dice que ha impactado mucho en el comercio legal el negocio ambulante, que se ha multiplicado desde la llegada de la alcaldesa. Y cuenta que todos los días se da el mismo movimiento: el Paseo se llena de comerciantes, y de pronto se da una alarma entre ellos y antes de que lleguen carabineros se van todos, minuciosamente organizados y coordinados. Cuando llegan dos carabineros andando en bicicleta, ya no quedan rastros de los ambulantes. Apenas se van, reaparecen en segundos.
Un carabinero que prefiere hablar de forma anónima dice que desde hace un mes aumentó la rotación. “Son unos 35 carabineros que se van rotando durante el día. Y ampliaron un poco la zona de revisión y seguridad, que antes era solamente la Plaza de Armas y ahora se extendió al Paseo Ahumada, el Paseo Estado y el casco histórico”.
Hay muchas historias entre los ambulantes. Marco, por ejemplo, lleva toda su vida trabajando en el comercio ilegal. Dice que compra en el Barrio Meiggs o Estación Central y que puede ganar 60 mil pesos en un día. Su socio, Juan, dejó atrás su vida delictual hace dos años. Asegura que gracias a este trabajo ya no roba. Aunque a veces, como hoy, no gana ni 5 mil pesos para almorzar.
“Llevaba una mala vida, por el lado violento. Pero esto me gusta. Antes los carabineros eran mucho más estrictos que ahora. Ahora hay más comercio ambulante”, dice. Pero a la vez critica a la alcaldesa: “No cumplió su promesa de darle espacio a los ambulantes”. Dice que hay mafias peligrosas y que venden droga, pero que la mayoría es gente honesta, que vende sus cosas en la calle. A Marco y Juan les gustaría que fuera legalizado y que tuvieran sus puestos en el Paseo Ahumada, tal como se ha hecho en el Paseo Estado.
Adiós al centro La librería Antártica es un ícono del barrio. La de Ahumada tiene tres pisos y una buena oferta de libros. Pero sus dueños ya están pensando en irse, después de cuatro décadas, si no mejora la cosa. “De hecho, esta es la última pelea”, dice Carlos Aguirre. “Yo veo que es directamente proporcional: si usted pone orden, el comercio en el Paseo Ahumada empieza a mejorar de inmediato. Lo hemos visto en carne propia porque la Municipalidad ha realizado 58 procedimientos y cada vez que lo hace, entran diez veces más personas que sin estos procedimientos”.
“Irse del centro es una posibilidad, aunque nos duela. Las ventas han disminuido en un 40% y ya veníamos mal por el tema de la pandemia y por el estallido. Nosotros tenemos tres librerías en Santiago Centro. Y la verdad es que son las únicas tres librerías que tienen números rojos, es decir, que pierden plata, de los 22 locales que tenemos”.
Sobre la posibilidad de que se genere violencia al erradicar al comercio informal, dice: “Si viviera con miedo no hago nada. Pero no, no tengo miedo”.
Pasadas las 8 pm, empieza a disminuir de manera ostensible el flujo peatonal. Una chilena que lleva décadas en este negocio, comienza a gritar: ¡a luca, a luca! Son unas llamativas carteras, que llevan estampada la figura de Homero Simpson (obviamente sin pagar derechos de propiedad). Minutos antes las vendía a 5 mil pesos. Aunque sea ilegítimo, igual se cumple la ley de oferta y demanda.
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