La candidatura de Paula Narváez -ungida sucesora de Bachelet- nació como operación política y corre el riesgo de morir bajo las mismas armas. Hoy los destinos de Narváez dependen, en gran medida, de un partido en el que algunos quieren bajarla, otros quieren que se baje y los demás quieren que los primeros o los segundos logren su objetivo.
Una operación política. La de Narváez es una candidatura nació como operación política y corre el riesgo de morir bajo las mismas armas. Lanzada como ataque relámpago -con dedazo de Bachelet mediante-, la irrupción de la candidata PS tuvo como primer objetivo frenar las aspiraciones presidenciales del presidente del Partido, Álvaro Elizalde; contrapesar a la entonces carta DC (Ximena Rincón) y ofrecer una alternativa para que el PPD bajara elegantemente a Heraldo Muñoz.
La DC no olvida. La posición negociadora de Provoste es precisamente la inversa. Para la DC no es un problema, en la actual configuración, aguantar tras su candidata y es precisamente esa la carta que juega.
En Chile ya no hay épica, no hay un norte ni un sueño. La idea de llegar a ser un país desarrollado, tantas veces repetida por los políticos noventeros -quienes tenían a Portugal como norte- incluso ha desaparecido del discurso público. Preocupante.
La periodista de Clarín y experta en política exterior argentina, Natasha Niebieskikwiat, señala que la ministra de Seguridad argentina Patricia Bullrich “con su viaje a Santiago quiso mostrar que buscaba bajar la intensidad de la forma en que dijo las cosas, pero el informe da cuenta de que sostenía los dichos”.
Se ha prolongado demasiado la anomalía de que el Estado no reaccione como corresponde ante la grave circunstancia de que una amplia zona del territorio nacional está fuera de su control. Para que la Constitución y las leyes tengan vigencia, y para que la convivencia en libertad sea posible, es indispensable el recurso de la […]
Los cambios al sistema político debieran apuntar a algo simple pero complejo de resolver como es acotar al máximo los espacios para el payaseo, la farandulización, la pasarela de rostros sin más bagaje que la pantalla chica, la premiación del discolaje y la polarización. Visto así, debiéramos ser capaces de proyectar cualquier cambio al sistema […]
Los politólogos tienen un punto: la fragmentación es parte del problema, pero no el único y quizás ni siquiera el principal. Si hay pocos partidos, pero sus militantes se mandan solos, gobernar es igual de difícil. ¿Queremos fortalecer los partidos? Quitémosle el cupo a los amurrados que renuncian. Hagamos listas cerradas para que tengan el […]