Los mercados están cada vez más cercanos a un cambio de régimen, impulsado por los principales bancos centrales del mundo, que comenzarán con ciclos de recortes de tasas. Mientras algunos bancos centrales, como el chileno, están muy cerca de este proceso, otros todavía tienen contempladas alzas adicionales en 2023. A pesar de esto, el consenso es que en algún momento de 2024 casi todos los bancos centrales de países desarrollados habrán virado hacia una política monetaria expansiva. A la luz de esto, muchos autodenominados especialistas de la industria financiera están recomendando aprovechar oportunidades en renta variable. En esta columna, desarrollaré dos consideraciones que se deben tener ante este tipo de consejos.
En primer lugar, una política monetaria expansiva afecta positivamente a los mercados accionarios, haciendo el crédito más accesible o barato, permitiendo que empresas inviertan y aumenten su producción. Además, el descuento de flujos futuros se realiza con un castigo menor. En tanto, para las personas, el consumo se vuelve relativamente más atractivo que el ahorro, ya que los bancos remuneran menos los depósitos. De este modo, durante períodos de política monetaria expansiva, el desempleo suele disminuir y los resultados de las empresas suelen mejorar.
Antes de cambiar posiciones hacia la renta variable cuando se anticipan recortes de tasas, lo primero a considerar es que, si la recomendación fue escrita en un medio de comunicación público, la oportunidad probablemente ya no exista, dado que el mercado ya habrá incorporado en los precios dicha expectativa de una política monetaria más relajada. Por lo tanto, el movimiento no generará ganancias de corto plazo significativas.
Ahora bien, si el plazo del inversionista es largo, el valor de la recomendación debería converger a cero, en cuanto los efectos generados por ciclos de alzas o bajas de tasas deben ser tomados como ruido blanco o volatilidad de corto plazo por dicho inversor. De este modo, si bien puede haber movimientos tácticos que busquen minimizar el impacto de estos eventos, su magnitud debe ser acotada. Por ejemplo, aumentar levemente la exposición a renta variable, mientras que dentro de la renta fija puede haber movimientos marginales hacia instrumentos de mayor duración.
Ahora, en caso de que un inversionista de largo plazo insista en buscar oportunidades de corto plazo mediante movimientos bruscos hacia renta variable en períodos de relajación monetaria, deben considerarse ciertos factores. Primero, los costos de hacer estas transacciones, tales como comisiones, cargos por salidas y entradas en distintos fondos, además de los márgenes entre los valores de compra y venta, todos los cuales corroen el retorno neto final que recibe el inversionista. Por ejemplo, no es raro que un fondo mutuo que invierta en el IPSA cobre un 3% de remuneración con una comisión de salida de 2%. En cambio, en Estados Unidos, invertir en el S&P 500 puede costar 0,09%, sin comisiones de salida. La consecuencia de esto es que gran parte de las ganancias de corto plazo que obtendría este movimiento serían capturadas por la institución que ofrece el producto y otros intermediarios.
Este último argumento hace pensar, de hecho, que muchas recomendaciones provenientes de la industria financiera tradicional no buscan maximizar el retorno neto del cliente, sino que los ingresos de quien hace la recomendación. Es más, desde octubre de 2022 el S&P 500 ha ganado más de un 24% y el IPSA un 12%, mientras que el Nasdaq ha rendido este primer semestre como no lo hacía hace cuatro décadas. Así, por ejemplo, quienes siguieron recomendaciones para moverse a renta fija en octubre de 2022 tendrán razones para no estar satisfechos con su decisión.
Como conclusión, un inversionista que tiene un plan de inversión que calza con sus objetivos, horizonte de inversión y perfil de riesgo, no debiese realizar movimientos importantes en su portafolio ante cambios en ciclos de política monetaria, más allá de movimientos tácticos menores. La disciplina es clave. Por otro lado, si un inversionista decide seguir este tipo de recomendaciones, es sumamente importante que ponga atención a los costos que enfrentará. En muchos casos estos costos carcomerán una fracción importante del retorno total y, en algunas oportunidades, cuando los resultados no sean los mejores, irán más allá, dejando al inversor peor que en un comienzo.
Para leer las columnas de Vitto Sciaraffia pinche aquí
Tras un primer semestre de ganancias en Bolsa se esperan los datos de empleo e IPC. Por Catalina Edwards (@Cata_Edwards).https://t.co/56qowiaQ77
— Ex-Ante (@exantecl) July 3, 2023
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre mostró una variación mensual de 0,1%, por debajo del 0,3% anticipado por analistas. Esto moderó la inflación interanual a un 4,1%, fortaleciendo la expectativa de que el Banco Central podría continuar recortando la tasa de interés, actualmente en 5,5%.
El IPSA subió 0,27% a 6.492,75 puntos, con un volumen de US$90 millones. El dólar cerró en $933, marcando su sexta alza consecutiva, impulsado por las tensiones en Medio Oriente y la caída del cobre.
Los procesos exitosos de negociación colectiva son aquellos que logran encontrar el equilibrio entre la productividad y las demandas laborales, entendiendo que solo a través de acuerdos que favorezcan la sostenibilidad de la empresa es posible asegurar beneficios duraderos para los trabajadores.
El IPSA cayó 0,09% a 6.475 puntos, siguiendo las bajas globales. El dólar subió a $923 y el cobre mantuvo su alza. Fitch revisó a “negativa” la perspectiva de Empresas Copec y su filial Arauco.
Mientras los chilenos saboreábamos empanadas, vino tinto y nos refocilábamos con whatsapps ajenos, las placas tectónicas de la economía global parecen haber comenzado a moverse a favor de Chile. Nada puede ser mejor para nuestra economía que un escenario global de menores tasas de interés de corto plazo (nuestro banco central hoy es más libre […]