El excanciller Juan Gabriel Valdés afirma que el inminente triunfo del izquierdista Pedro Castillo en Perú se debe un escenario de “división de clases” en el que el candidato logró “expresar el resentimiento de las regiones y los marginados”, lo que puede conducir a “populismos y formas autoritarias de solución”. “Lo que está pasando en Perú es preocupante, porque puede terminar siendo un espejo para América Latina”, alerta que también plantea para las elecciones presidenciales chilenas, aun cuando advierte que nuestro país tiene instituciones más fuertes.
—¿Por qué cree usted que Perú llegó a este cuadro de fuerte división, en el que aparentemente gana por estrecho margen un izquierdista radical, frente a una candidata de derecha con líos judiciales?
—Se debe a que Perú entró a una crisis política muy profunda, que lo ha arrojado a una decisión no es deseable entre 2 extremos que ni siquiera se tocan y que muestra de forma muy pronunciada los niveles de división social, territorial y política en Perú. Es una división de clases, histórica, entre las regiones y Lima. Son 2 países en un mismo territorio, confrontados entre sí. Hay necesidad de introducir cambios sociales que permitan que estos países se transformen en comunidades y no sigan siendo enemigos internos.
—¿Y por qué es Castillo el que capitaliza eso, entre múltiples opciones que había en la grilla presidencial peruana?
—Porque Castillo expresa a un mundo marginado que en Perú se ve a sí mismo como mayor y más numeroso que el grupo de los privilegiados, que son los que han entrado al poder. No es casual la división entre el centro y las regiones del Perú. Y su explosión de apoyo en primera vuelta expresa el resentimiento de las regiones y marginales del país respecto de cómo se desarrolló el país. Hay un problema en la estructura del país que hay que corregir, y eso solo pasa por capacidad de diálogo y procesos democráticos: si no, se cae en propuestas populistas y formas autoritarias de solución. Pero como es un país quebrado, si gana Castillo, será por una cantidad mínima. Cualquiera de los 2 que gane, lo único que hace es subrayar la enorme división y la imposibilidad de gobernar.
—En ese contexto, el programa de Castillo, cuyo eje son las nacionalizaciones de varios recursos estratégicos, ¿podría ser llevado a cabo?
—Un gobierno que se plantea un programa radical de nacionalizaciones y expropiaciones está destinado al fracaso, y él va a tener que contar con el apoyo de sectores más moderados de la izquierda, que permitirán algún grado de gobernabilidad. En un país donde los últimos presidentes han terminado todos en la cárcel o situaciones peores, imaginar que uno va a poder gobernar en las actuales condiciones, no es algo fácil. Tendría que mostrar un enorme talento para convocar a otros -lo que hasta donde veo va a ser muy difícil-, porque gobernar sobre la base de su propia visión de regiones, puede llevarlo a una caída muy brusca.
—“No caigas en el autoritarismo”, le dijo José Mujica a Castillo. ¿Ve ese riesgo?
—El autoritarismo siempre está ahí con el populismo. El populismo conduce fatalmente al autoritarismo. En las 2 candidaturas había rasgos populistas, y las 2 podían concluir en un cuadro de autoritarismo muy peligroso.
—¿Es solo un tema de la alta división en Perú, o también obedece a la fragmentación de su sistema de partidos?
—Es una división de clases, histórica, las polarizaciones permanentes a las que se ha recurrido, y al descrédito generalizado del sistema político. La conjunción de esos factores termina siempre mal, y por Perú está pagando cosas que todos los países de América Latina sufrimos. Ningún país de América Latina es inmune a esta situación: todos mantenemos diferencias sociales que se hacen inmanejables, y tenemos tendencias a la polarización política que no sabemos controlar. Lo que está pasando en Perú es preocupante, porque puede terminar siendo un espejo para América Latina.
—¿Ve en el triunfo de Castillo similitudes con lo que pueda pasar en Chile, dado el reciente resultado en la elección de la Convención, con fuerte rechazo a las fuerzas tradicionales? ¿Puede ser una alerta para las elecciones presidenciales en Chile?
—Chile tiene instituciones más fuertes que las peruanas, y partidos que se han mostrado más resilientes que los peruanos: a pesar de su enorme descrédito, ninguno va a desaparecer, y muchos independientes van a terminar creando partidos. Chile tiene resistencias que Perú no ha podido demostrar, pero es evidente que el país que impulse la polarización política terminará en un cuadro parecido al peruano, y en Chile eso es algo que tenemos que impedir.
—¿Cómo estima será la relación de Castillo con Chile?
—La relación Chile-Perú tiene que ser fraternal y colaborativa. Se ha construido una relación cada día más estable, y es importante que Chile aparezca siempre dispuesto a ayudar a que se resuelvan los problemas del país vecino.
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El condenado, un hombre de 69 años que cometió un doble asesinato en 2001, prefirió ese método, que no se había usado desde 2010 en el país, en vez de la silla eléctrica o la inyección letal. Solo cinco de los 50 estados de ese país permiten el fusilamiento como forma de ejecución.
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