-¿Qué significa Hugo Chávez para Venezuela y para la izquierda latinoamericana? ¿Su legado político sigue influyendo?
-Legado hay, sin duda, con elementos negativos y elementos positivos. Es obvio que Chávez fue una figura muy carismática y muy internacional. Llegó básicamente a convertirse en el símbolo de Venezuela. Cuando yo era niño, tú decías Venezuela en el extranjero y te respondían petróleo. En otra época decías Venezuela y te respondían Miss Universo.
Pues bien, dificulto que durante toda la época de Chávez si tú hablabas de Venezuela en cualquier parte del mundo no te hablaran Chávez. Ese era el símbolo del país. E hizo popular sus propuestas de izquierda, populista, autoritaria, en el mundo.
-¿Y en tu país actualmente dónde se observa esa herencia?
-Tiene como legado ese proceso de empowerment (empoderamiento) en la población más pobre. Se parecía a los peronistas, pero es un empowerment que terminó siendo un poco ficticio y más bien negativo, ya que la calidad de vida de la población empeoró al final de la revolución. Pero él hizo a la población pobre sentirse con más poder. Otro punto fue que logró la re politización de Venezuela, que se perdió en su momento. Hoy en Venezuela a nadie le interesa la política. Solo a los políticos.
-¿En el plano internacional qué dejó?
-Hay un legado muy cuestionable. Chávez usó una mezcla de estrategias que habían utilizado otros líderes en el mundo para colonizar la democracia. Convertirla en una especie de democracia procedimental. Donde lo único que importaba era ser elegido. Pero sin respeto alguno por la democracia liberal.
Chávez enseña a los políticos latinos a ser populistas. Inventa el cuento de la Asamblea Nacional Constituyente para colonizar las instituciones. Les decía que no importa lo que dijeran sus constituciones, ellos podían usar su propia popularidad para cambiar la Constitución y garantizarse las elecciones una y otra vez. Son ideas que tomaron no solo los líderes de izquierda, sino también los de derecha.
-¿Como cuál?
-Álvaro Uribe lo intentó, por ejemplo.
-¿Cómo nace el liderazgo de Chávez?
-Era un líder muy carismático. En Venezuela él se hace conocido por su intento fallido de golpe de Estado en 1992. En un error del Presidente Carlos Andrés Pérez, cuando derrota el golpe deja a Chávez unos minutos para llamar a su gente a calmarse y a dejar la lucha. Lo que él pensó que sería una especie de rendición que debería dañar su imagen, lo convirtió en un símbolo. Al revés, lo catapulta, porque así Chávez se convirtió en una especie de emblema de la irreverencia y de la crítica al sistema político.
Se convierte también en una especie de mártir, encerrado en la cárcel. Y cuando sale, se lanza ya como candidato presidencial y logra capitalizar ese sentimiento de que él sería el castigador de los políticos convencionales. Recuerda que Chávez, en sus discursos, era un tipo que podía hablar 10 horas sin parar, sin ir al baño. Además, era un contador de historias.
-Contaba historias bien. ¿Eran falsas?
-Sí. Él inventaba las historias mientras estaba hablando. Eran mentiras que él creaba para ser empático.
-¿El lado militar y la parte religiosa eran claves en su personalidad?
-Sí, claro. Lo militar también le ayudó, porque el ejército era una de los tres instituciones más respetadas del país. Chávez de alguna manera también capitaliza esa idea de que cuando en el país hay corrupción, políticos ineficientes, sin solución de problemas, el militar era la autoridad que venía a poner orden. Lo sabe vender. Usa los símbolos más básicos del venezolano como Simón Bolívar, el nacionalismo populismo. Él es el populista clásico. Sentía la obligación de ser el gran líder de la izquierda mundial, sustituyendo a Fidel Castro.
-¿Las elecciones que ganó: fueron todas legales o o algunas viciadas?
-Chávez ganó y también abusó del poder. Utilizó las instituciones para ayudarse y también controlar los procesos electorales. Era un líder híper popular, que lograba niveles de apoyo superiores al 60%. Es decir, él podía ganar elecciones porque era popular. Con los años, él construyó sus protecciones para amplificar y garantizarse las elecciones en sus últimos eventos electorales.
Pero nosotros, que hemos medido todos los eventos electorales de Venezuela en los que participó Chávez, hemos visto que siempre era favorito. En términos de apoyo popular. No quiere decir que no hubiera abuso de poder, que no hiciera fraude. El abuso de los recursos públicos era completamente violatorio a las condiciones de la democracia liberal.
-¿Su gobierno violó los derechos humanos?
-Se cometieron abusos y violaciones de derechos humanos. Fui absolutamente contrario a su gobierno. Sin embargo, no calificaría a Chávez, como elemento central, como un violador de derechos humanos, como si fuera Videla o Pinochet.
-¿Lo defines como un dictador o no?
-Es una definición compleja. Chávez evidentemente no era un demócrata, pero tampoco es el concepto de dictador clásico. Fue un actor que buscó permanentemente el soporte popular para realizar la colonización de la democracia.
-Pero era autoritario.
-Autoritario extremo y concentrador de poder, sí. Aparte de eso, había un primitivismo de su modelo económico. Nunca apoyó la libertad de expresión, sino todo lo contrario. Intentó cercenarla comprando y amenazando medios. A mi el cuento tradicional opositor venezolano, que ve a Chávez como un monstruo, no me convence. Para muchos era una especie de Jack el Destripador, que se come a los niños crudos. Pero la verdad tiene matices.
-¿Por qué nombra a Maduro, que mucha gente piensa que no tiene la talla para ser Presidente de Venezuela?
-Al final, ¿cuál es el objetivo de Chávez? Preservar la revolución. Y Maduro la ha preservado diez años. Así que Chávez no se equivocó en lo que él buscaba: alguien capaz de preservar la revolución. Lleva una década completa. Y por cierto, nadie dice que no va a continuar. Maduro me parecía un terrible candidato y me parece un mal Presidente. Y los resultados están a la vista.
Pero desde la perspectiva revolucionaria y el objetivo de preservación de poder, Maduro ha sido estelar. Ahí está. Y en este momento, sin enfrentar alguna amenaza creíble. Eso sí, Maduro tiene 22% popularidad y Chávez muerto en la encuesta de febrero de 2023 tiene 56%. Por lo tanto, la mayoría del chavismo tampoco quiere a Maduro. Y esto siempre es un riesgo.
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