-Conoces bien los códigos del PC, ¿Cómo hay que interpretar la declaración que hizo el partido sobre convocar a la presión social para sacar adelante las reformas del gobierno?
-El PC en Chile, por definición, tiene un cuestionamiento a la legitimidad de nuestras instituciones, a la institucionalidad política, básicamente porque emana de la Constitución del régimen militar. Y, por lo tanto, cuando el PC considera que la institucionalidad no le permite avanzar o llevar a cabo ciertos objetivos políticos, lo que hace es cuestionar la institucionalidad y forzarla, tensionarla por la vía de la movilización social, de la protesta y de las manifestaciones.
Entonces, aquí lo que hay claramente es una respuesta a una decisión que toma el Senado, con la cual finalmente el oficialismo pierde la mayoría, y como esa decisión al PC no le acomoda, lo que hace es poner en tensión a la institucionalidad buscando que la movilización social fuerce un escenario.
-Pero las movilizaciones, así lo argumentan, son una herramienta legítima de la democracia.
-En toda sociedad democrática, la movilización y las manifestaciones son legítimas y tienen derecho a existir. La sociedad tiene, obviamente, derecho a expresarse, siempre y cuando lo haga de acuerdo con la ley y resguardando el orden público.
El problema que hay en este caso, a mi juicio, es que el PC aboga, recurre a la movilización para torcer decisiones institucionales que no le acomodan o que representan una mayoría con la cual el PC está en desacuerdo. Y eso es lo que a mí me parece más delicado. El PC reinstala el imperativo y la lógica de apelar a la movilización para no reconocer una decisión institucional legítima, con la voluntad de torcer, de forzar, de negar finalmente la voluntad del Senado.
-¿En la misma línea de cuando llamaron a rodear la Convención Constitucional?
-Sí, el problema de base es que el PC no reconoce la legitimidad de las instituciones democráticas en Chile porque de alguna manera estas instituciones representan todavía la continuidad, y después de los dos plebiscitos constitucionales eso quedó de alguna manera reafirmado: la continuidad de una Constitución que el PC cuestiona en su origen.
-¿Tiene realmente el PC fuerza para movilizar gente? Siempre hay ese mito de que puede manejar la calle.
-Yo sinceramente creo que hoy día no están las condiciones políticas para que el PC pueda generar un escenario disruptivo semejante al del estallido social. Creo que hoy día el país está en otra disposición, con otro estado de ánimo muy crítico de lo que han sido las consecuencias políticas y en seguridad pública generadas a partir del estallido.
-¿Podría ser incluso un riesgo para el gobierno, la gente podría expresarse contra las reformas?
-La gente no ha respondido a las movilizaciones que se han convocado a respaldar al gobierno en la Plaza de la Constitución. No han sido movilizaciones que hayan logrado generar una masa crítica importante de respaldo al gobierno. Además, los problemas que hoy día tiene la sociedad son otros. Movilizaciones va a haber probablemente asociadas a lo que ocurre en Huachipato, o a la reconstrucción en Viña, o a las faltas de matrícula escolar.
-El gobierno se desmarcó de este llamado del PC, pero sí se plegó Revolución Democrática en los mismos términos ¿A qué crees que se debe?
-Me da la sensación que hay un sector del Frente Amplio que, al igual que el PC, no se resigna a aceptar lo que fue el resultado del plebiscito constitucional. Esta tentación de la movilización social responde al hecho de que no hay una aceptación de que el proyecto político que representaba el PC y el FA, y que se expresó muy claramente en la propuesta constitucional, fue claramente rechazado. Es no querer resignarse a una derrota política histórica.
-¿Qué opinas del debate sobre las credenciales democráticas del PC? El Presidente Boric salió a apoyar al partido.
-Yo creo que el PC y la izquierda revolucionaria siempre han vivido de esta contradicción y de esta tensión entre medios que eventualmente pueden ser considerados democráticos, que pueden ser usados tácticamente, y un fin que en esencia no es democrático. Nunca hubo en la historia del siglo XX un proyecto socialista convergente con la democracia. No hay un solo país que pueda decir que fue plenamente socialista y plenamente democrático.
El hecho de que los fines del PC no converjan con la democracia, sean incompatibles con la democracia, hace que el PC tenga una permanente tensión y ambigüedad respecto de los medios también, de estar de alguna manera sometido a la necesidad de funcionar institucionalmente en el contexto de una democracia representativa como la chilena, pero también la tentación de traspasar y de desbordar esos medios.
-En este marco, ¿ves posibilidad que el PC llegue a la presidencia de la Cámara de Diputados?
-Lo veo muy difícil. En este escenario y sobre todo después de estas declaraciones veo muy difícil que se pueda respetar también el acuerdo en la Cámara y, por lo tanto, veo muy improbable que el PC logre concretar su aspiración de llegar a la presidencia de la Cámara en estas condiciones. Creo que el desprendimiento de un sector del centro de lo que representa el actual oficialismo ya se produjo y creo que eso ya no tiene vuelta atrás. Lo que se concretó en el Senado confirma de alguna manera que, lo que empezó a plasmarse en el primer proceso constituyente, es un proceso sin retorno.
-¿En qué sentido?
Que ya hay un sector del centro y de centroizquierda articulado en torno a Amarillos y sobre todo a Demócratas, que tomó la decisión de desprenderse finalmente del tronco histórico del Socialismo Democrático que hoy día gobierna en conjunto con el PC y con el FA, cosa que ya ocurrió en el primer proceso constituyente y en la elección de la mesa del Senado, pero también va a ser muy probable que eso se confirme en la elección de la Cámara de Diputados.
-¿Y qué puede hacer el Gobierno en esta situación, que ya perdió la del Senado, para no perder la Cámara? ¿Exigir que sea el PC, como estaba en el acuerdo de 2022, o abandonarlos y buscar otra fórmula ¿Ser pragmáticos?
-Yo creo que el Gobierno debiera buscar un entendimiento con sectores de centro, con el PDG, con Demócratas, y desestimar finalmente la posibilidad de que el PC logre concitar un respaldo suficiente. Creo que el Gobierno debiera tratar de ser pragmático, porque lo que está en juego no es solo la presidencia de la Cámara, sino que sobre todo la viabilidad legislativa de sus reformas. El Gobierno debiera hacer un esfuerzo por viabilizar sus reformas, mostrando mayor flexibilidad en una negociación.
-Han salido varios nombres, entre ellos el de la diputada Joanna Pérez que es del Partido Demócrata…
-Pero también es una carta que está sonando para la derecha. La derecha también está pensando en la posibilidad de apoyar a Joanna Pérez porque a la derecha lo que le interesa en este momento es que se consolide el desprendimiento de Demócratas y de Amarillos.
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