-¿Qué es lo que falló en el proyecto de la Universidad de Aysén?
-Hay un grave problema financiero que tiene una arista estructural de cómo se financian las universidades del Estado y, en segundo lugar, tiene un grave problema de gestión. El problema de financiamiento siempre estuvo, porque es una universidad pequeña, hoy después de 7 años hay 600 estudiantes.
Si uno piensa en la Universidad de O’Higgins, que se creó al mismo tiempo, el primer año tenían 500 estudiantes y hoy tienen 5.000. Con 600 estudiantes no te puedes financiar, porque los aranceles son muy bajos, considerando que el 80% de los estudiantes están con gratuidad.
Tenemos problemas de una universidad tan pequeña y dividida en dos bandos. Mal, porque la universidad se tiene que ir construyendo entre todos los académicos con un espíritu de cuerpo. Tú tienes que sustentar que quieres hacer una carrera o desarrollar un área de investigación, no para favorecer a tu grupo, a tus amiguitos, sino por una noción académica. El equipo está totalmente quebrado y dividido.
-El informe de la Superintendencia de Educación Superior dice que gastaban fondos que eran para proyectos, en gastos corrientes como en remuneraciones.
-Sí. Un problema que tuvimos desde el primer día, desde el 2015, 2016, cuando se crea la universidad, es que se asignan fondos para infraestructura para iniciar la construcción de un campus. Recibimos en 2017, a través de Bienes Nacionales, un gran terreno con un plan para construir en cinco años. Un terreno precioso, 30 o 40 hectáreas, a la salida de Coyhaique. El año 2019 dejamos listo un proyecto de arquitectura. Pero después, con la pandemia todos los precios subieron, esos fondos no se pudieron usar y no se pudo construir, lo que obligó a seguir arrendando. Me imagino que el Ministerio de Educación autorizó que se utilizaran esos fondos en otras áreas, pero con el compromiso de devolverlos. Pero no se pudo devolver. Creció mucho la planta académica, administrativa y profesional. Y la planilla de sueldos se incrementó al punto que el mismo día que la rectora anterior, Natacha Pino, se retiraba, le mandó una carta al personal diciéndole que no se pagan los sueldos de septiembre. Y eso fue explosivo.
-¿Esta sobrecontratación de personal, de profesores y administrativos ocurrió durante el periodo de Natacha Pino?
-Sí, totalmente. Una hipótesis es que la tendencia hoy día de los académicos es hacer las menos clases posibles, porque siempre dicen estar muy ocupados. Entonces, hubo eso de necesitar profesores para suplir lo que otros profesores no estaban haciendo. Y en lo administrativo contratas profesionales para un proyecto y luego no los echas y así se va engrosando la planta.
-Pero también hay un tema político, ¿la rectora Pino llevó gente cercana a ella? En la carta que publicaron esta semana algunos académicos hablan de falta de pluralidad en la universidad.
-En esta universidad se perdió el pluralismo. Yo creo que en los años de la pandemia todo era tan raro que llegó mucha gente por proyectos que era muy afín a la militancia de la rectora. Todos sabemos que la rectora Natacha Pino era de Revolución Democrática. Ella era del consejo asesor de Democracia Viva. Ella invitó a Democracia Viva a actividades en la universidad. Entonces tú no me digas que ahí no había una orientación política muy clara. Si yo quiero hacer algo que tiene un trasfondo político me preocupo de invitar a gente de un lado y del otro y que sea plural y que sea académico y abierto. Acá no. Se invitó a Democracia Viva. Y después se decía, que este está militando en RD, y que este también. Entonces al final uno nunca tiene la evidencia concreta, pero todo dice que en torno a las relaciones de poder en la universidad se asociaban personas que eran de esa tendencia, del Frente Amplio.
-Los académicos han denunciado que de los despidos que ha hecho el nuevo rector, Enrique Urra (quien asumió en septiembre) al menos la mitad eran sus opositores en las elecciones. ¿Es así?
-Hay una matrona con una tremenda carrera, que la echaron, Ximena Paredes, ella llegó el 2017 a construir la carrera de obstetricia. Se sacó la mugre, trabajaba como loca, armó los campos clínicos, graduó a sus primeras estudiantes. Estaba en plan de hacer su doctorado. Pero era la persona que llevaba la voz cantante de la otra candidata a rectoría que era Patricia Carrasco. Fue la primera echada. ¿Tú me dices que no hay persecución?. Hay.
-¿Es problemático que no exista un consejo académico o un consejo de facultades como establece la ley?
-Quien debió haber liderado todo este proceso debió haber sido el consejo superior. Sin embargo el consejo superior está sin quórum porque hay cuatro personas que los nombra el Presidente de la República y en dos años que llevamos de este gobierno no los han nombrado. Es el máximo organismo de control y de diseño de las políticas de la universidad y de control sobre el rector, pero si no tiene quórum está muerto y queda el rector con todo el poder.
-¿El informe de la Superintendencia echa abajo el plan de recuperación del rector Urra? Dicen que sus medidas no son efectivas e incluso pueden ser ilegales, como el no pago de remuneraciones
-Claro y haber usado platas sin autorización, todo eso es ilegal. Y lo otro es que Urra es parte del problema. Era fiel colaborador de Natacha Pino. Porque fue su director de planificación. Entonces, ¿quién sabía aquí? ¿quién estaba al tanto de la caja? Este caos financiero, viene desde hace unos años, no es que de repente se acabó la plata. Eso no le pasa a las personas en sus casas, uno sabe que se está yendo al hoyo. Tiene que venir gente nueva. Esta universidad, con el modelo de las universidades estatales del país, no tiene destino. Va a colapsar.
-¿La superintendencia está apostando a un interventor, nombrar a un administrador provisional?
-Yo creo que la solución es la intervención. Cuando uno está en la vida al borde del divorcio va a la terapia o toma un abogado. Lo mejor que puede pasar es la intervención, o sea pensar esto en conjunto, no arreglar la planilla de pago. Una mirada global: el costo de las carreras, el futuro de las carreras, el diseño académico a futuro, las estrategias, los compromisos públicos y privados de financiar esta universidad.
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