Rechazo a las propuestas ciudadanas
Esta semana se le dio una gran bofetada a miles de chilenos que participaron del proceso popular de la Convención Constitucional. En solo un día los constituyentes votaron en contra de decenas de las iniciativas populares que lograron juntar las firmas para ingresar al proceso. Desde sus comisiones, se dieron el lujo de bloquear la mera posibilidad de debatirlas en el pleno. Varias de las iniciativas rechazadas por los constituyentes tenían más de 30 mil apoyos.
¿Por qué los constituyentes que están rechazando las propuestas ciudadanas con tanta facilidad? ¿Acaso no pasaron el filtro que ellos mismos fijaron (15 mil firmas)? Incluso si hay otros proyectos que tocan los mismos temas, ¿no entienden que es importante incluir a la ciudadanía en el proceso? ¿No saben que en el plebiscito de salida el voto es obligatorio y votarán todos, no solo los más politizados?
Al final, pareciera que lo único que importa desde la Convención es lo que piensan los constituyentes. Para muchos, el único vínculo que tienen con la gente fue cuando se les confirió el voto en la elección. Quizás por eso piensan que tienen carta libre para proponer, hacer y deshacer, lo que quieran. Quizás por eso están proponiendo normas que están más orientadas a resolver problemas políticos que a hacerse cargo de las preocupaciones ciudadanas.
Malas ideas
Una Constitución no puede ser más fuerte que la más débil de sus partes. Da lo mismo lo que digan los dos o tres mejores artículos de una Constitución si trae dos o tres terribles (artículos que no conducen a una mejor calidad de vida). Por lo mismo, es importante levantar criticas ahora. Si la idea es que el proceso constitucional llegue a buen puerto, es importante extirpar las malas ideas desde ya.
El problema es que las malas ideas sobran. Es el caso por ejemplo de la decisión de avanzar hacia un sistema presidencial unicameral, lo cual es una idea comprobadamente mala. Ocurre que el problema no es ni el presidencialismo ni el unicameralismo, es la combinación. Los sistemas presidenciales funcionan, pero con bicameralsimo; el unicameralismo funciona, pero en sistemas parlamentarios o semipresidenciales.
Hay malas ideas, pero la combinación de malas ideas es aun peor. Si el ejemplo del presidencialismo unicameral no basta, se puede también considerar la norma recién aprobada por la comisión de Sistema Político que permite aprobar proyectos en el Congreso con un quorum de mayoría simple. Una medida que no solo aceleraría la velocidad del trámite legislativo, sino que además funcionaría como una invitación de facto al populista del momento.
¿Votar rechazo?
Nadie quiere que fracase el proceso constituyente. Después de los todo lo que ha ocurrido en los últimos dos años, todos quieren que llegue a buen puerto. Una constitución escrita en democracia por un órgano autónomo es en sí deseable. Hay miles de razones para querer enterrar la vieja constitución y querer aprobar una nueva. Es, de hecho, lo que dijeron los chilenos cuando votaron en 80% a favor de iniciar el proceso constituyente en octubre de 2020.
Ahora bien, lo anterior no significa que se debe aprobar todo lo que se proponga. Una idea que a menudo se ignora es que el retroceso es posible. Todo puede ser peor. Lo que permite el desarrollo, en todos los sentidos, es la fortaleza de las instituciones, y no solo su misión (su intención). Si se debilitan las instituciones, como, por ejemplo, las instituciones políticas, el retroceso pasa de ser posible a ser probable.
Al parecer, los constituyentes no se han percatado del peligro. No se han percatado, o lo han hecho, pero han decidido ignorarlo, de que si continúan por la ruta actual van directo a proponer un texto más fácil de rechazar que de aprobar. Mientras que para aprobar se necesitan varias razones, para rechazar solo se necesita una (la teoría del eslabón más débil). Y ya hay varias en desarrollo.
El coro catastrofista
La defensa corporativa habla de un “coro catastrofista”. Se sugiere que los que critican a la Convención quieren que fracase el proceso. Es una falacia doble. Primero, porque las criticas apuntan a las malas ideas, no al proceso constituyente. Y segundo, porque las criticas se hacen específicamente para evitar que fracase el proceso, no para torpedearlo. El poder de los constituyentes es soberano, pero no incriticable.
Si no fuera por las criticas, probablemente la iniciativa constituyente para abolir los tres poderes del Estado hubiese recibido votos a favor. Finalmente, se rechazó con 25 votos, pero si no hubiese sido por las criticas, masivas, seguramente hubiese recibido al menos un voto, el de la redactora de la norma que, probablemente percatándose del rechazo transversal que causó su iniciativa, decidió votarlo en contra.
Por estos días los constituyentes ponen paños fríos a las criticas, asegurándole a los críticos que las malas ideas de las comisiones se revertirán en el pleno. Seguramente, cuando varias de esas malas ideas sean aprobadas por dos tercios, dirán que las normas aprobadas se suavizarán en la comisión de armonización. Una burla no solo a los críticos, sino que a todo el proceso constituyente.
Paciencia
Para saber si hay que aprobar o rechazar el texto final habrá que esperar el producto definitivo. Hasta entonces, es de esperar que los constituyentes acusen recibo de las advertencias de la ciudadanía. Su objetivo no debe ser tratar de meter todo lo que puedan dentro de la nueva constitución. Su objetivo debe ser escribir un texto para el grueso de la población que no pueda ser usado por el populista de turno.
No da esperanza el hecho de que se hayan descartado tantas iniciativas populares. Habla de la ceguera de los constituyentes, que abren y bloquean vías de participación ciudadana al mismo tiempo. Tampoco da esperanza que se estén proponiendo tantas normas constituyentes que se han comprobado y que simplemente no funcionan. Lo único que han hecho durante febrero es darle razones para dudar a los que en enero estaban convencidos de votar a favor.
Si el proceso sirve para informar el resultado, el panorama se ve sombrío. La campaña del plebiscito será brutal. Principalmente porque la banda del rechazo solo se tendrá que enfocar en uno o dos elementos del texto para justificar el voto en contra. Si la apuesta es incluir una batería de derechos sociales para tapar las falencias de otras áreas, quizás se apruebe el texto en el plebiscito de salida, lo que sería entregar gato por liebre.
La suspendida ministra de la Corte Suprema, Ángela Vivanco, recibió cuatro veces en su casa al titular de Justicia, Luis Cordero. Los encuentros habrían comenzado en mayo de 2023 y se habrían extendido hasta agosto. Conocedores de las reuniones entre ambos aseguran que fueron “institucionales” y que se abordó la preocupación de la Corte Suprema […]
La jueza Ángela Vivanco tenía previsto presentar al mediodía de este viernes su defensa en el proceso de remoción abierto en su contra por la Corte Suprema. En una minuta del escrito, al cual accedió Ex-Ante, la defensa de Vivanco responde en 10 puntos las acusaciones en su contra. Afirma que el procedimiento se ha […]
La diputada Catalina Pérez fue una de las primeras parlamentarias en referirse este jueves a la denuncia publicada en contra de Irina Karamanos en el marco del caso ProCultura. Pidió investigarla “hasta las últimas consecuencias”, distanciándose de la posición predominante en el FA, que la respaldó. Pérez —quien regresó en septiembre a la bancada del […]
Un artículo publicado por The Clinic muestra conversaciones que mantuvieron desde 2016 el ex fiscal Manuel Guerra y el abogado Luis Hermosilla a través de Whatsapp. En sus mensajes abordan dar una salida al caso Penta, a cargo de Guerra, además de mencionar a algunos políticos en diferentes aristas, como el senador Iván Moreira y […]
Nuestra economía no ha perdido el rumbo; las oportunidades para dar el salto están ahí. El problema es que el crecimiento dejó de ser una prioridad y el viento de cola ya no alcanza. Ahora, si somos capaces de trabajar en torno a una estrategia de desarrollo compartida, quizás podamos enmendar el rumbo y, finalmente, […]