Durante esta semana el Banco Central informó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile creció 0,2% en 2023, desempeño muy por debajo a lo registrado en 2022 (2,8%), aunque mejor que el esperado por el mercado.
De hecho, el ministro de Hacienda sostuvo que “las perspectivas de crecimiento eran claramente positivas”. A raíz de estas declaraciones, surgieron diferentes cuestionamientos. Por lo que es importante poder calibrar las cifras y el escenario económico que vivimos, para poder hacer un análisis más certero del último PIB conocido.
Principalmente, las mayores contribuciones al crecimiento del Producto Interno Bruto se registraron en EGA (electricidad, gas y agua), servicios personales y transporte. En contraste, el reporte del Banco Central indica que el comercio fue la principal incidencia a la baja. Para ello, es de relevancia poder hacer una revisión de las cifras presentadas y que se pueden ver a continuación:
¿Qué pasa con la demanda interna y la inversión?
Un dato preocupante es la demanda interna que retrocedió 4,2% incidida, principalmente, por una contracción en el consumo de los hogares, el cuál disminuyó 5,2%. En cambio, el gasto en servicios aumentó. La inversión, por su parte, retrocedió 5,3% como resultado de una desacumulación de existencias -en particular de bienes industriales-. En tanto, la formación bruta de capital fijo (FBCF) registró una caída de 1,1% producto de una menor inversión en construcción y maquinaria y equipo.
La situación de las empresas en Chile
Adicional a lo anterior, es importante también observar las cifras de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (Superir), los procesos de liquidación de grandes empresas.
Una de las razones de la quiebra de las empresas es que las pequeñas y microempresas con un par de meses de falta de liquidez y malos resultados no tienen otra alternativa que quebrar, y por otra parte, las medianas y grandes empresas pueden acumular hasta años con malos resultados hasta que realmente no sea posible continuar. Con la pandemia, varias empresas de gran tamaño lograron mantenerse, pero con la llegada del 2023, donde no llegó el crecimiento económico que esperaban para reponerse, debieron verse forzadas a la liquidación.
¿Cuán cierta es la frase que “las perspectivas de crecimiento eran claramente positivas”?
Es claro que para que esto sea cierto lo primero que debe pasar es que la recuperación de la actividad económica debe ser visible en el mercado, no basta con un pequeño crecimiento del 0,2% en el PIB. El deterioro del consumo de hogares, la caída en la inversión, el quiebre de empresas y altas cifras de desempleo son características de una economía deprimida y que parece que no ha tocado el fondo aún.
La desaceleración suave pero persistente en la que la economía global lleva inmersa los últimos dos años impide vislumbrar con demasiado optimismo un 2024 para el que se esperan políticas monetarias y fiscales restrictivas, la persistencia de fenómenos climáticos extremos y una intensificación de los conflictos geopolíticos. En este contexto, enfrentamos crecientes riesgos de fragmentación global, volatilidad en los precios de las materias primas, incertidumbre financiera y más que probables perturbaciones comerciales.
Los ciclos económicos
Las características cíclicas de la economía se caracterizan por periodos de caída en la actividad donde disminuye la demanda de bienes y servicios y producción, que son acompañadas de despidos masivos de trabajadores, lo cual genera una caída en el consumo nuevamente. Este proceso puede durar algunos años, para posteriormente volver a un auge económico.
Por lo tanto, la economía es un proceso cíclico de periodos de expansión y recesión (Auge y caída). Es por esta razón que las autoridades no pueden hablar de un despegue de la economía chilena, ya que la recuperación tomará algunos años.
No parece creíble que la economía va a tener un despegue, según las cifras presentadas, ya que el poder de compra de los hogares se encuentra debilitado y el mercado laboral continúa sin evidenciar una recuperación. La creación de empleo se mantiene lenta, con una demanda de trabajo aún débil. De hecho, la tasa de desempleo en Chile se mantiene por sobre su promedio histórico.
En este escenario nacional e internacional complejo es de esperar que el gobierno incremente con fuerza el gasto público con proyectos de envergadura, para crear empleo y aumentar el crecimiento económico, que es lo que nuestro país necesita.
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