Entrevista que desató las críticas. “Cortar un fragmento de una conversación, dejando afuera la parte que aclara cualquier duda, es manipular información. Si tú dejas correr el video, es explícito que no separo el Golpe de lo que pasó después. Digo literalmente que al despegar los Hawker Hunter ya estaba en juego el horror, la decisión de aplastar, de arrasar. Yo creo que agarrarse de ese video fue buscar una excusa. El problema conmigo no partió con esa conversación radial”.
¿Le tenían mala de antes? “Totalmente. Y quizás algunos me tenían mala a mí como persona, pero en lo sustancial, era porque no compartían el marco en el que estábamos planteando esta conmemoración. Lo que hubo ahí, el conflicto real, fue una pugna al interior de las izquierdas”.
Partido Comunista. “Creo que lo incómodo para ese partido (el PC) es mirar hacia adelante, por una razón comprensible: su proyecto original no tiene futuro próximo a menos que sufra una revisión profunda. Y la búsqueda de justicia y de los desaparecidos no puede confundirse con la resurrección de sus idearios. La defensa los derechos humanos tiene que ir mucho más allá de eso”.
Centro de la discusión. “Yo estoy convencido de que hay un mundo de gente que alguna vez apoyó, o aceptó la idea de un golpe de Estado, pero que habiendo visto los resultados no puede sino decir “esto fue un espanto”. Es lo que experimentaron muchos democratacristianos al poco andar, y también es lo que dijo hace poco Jaime Bellolio: “Conociendo lo que ocurrió después, reivindicar el Golpe es un total despropósito”. Ese tenía que ser el centro de la discusión: el respeto a la vida, a la democracia, al otro. Pinochet y la UP tenían que ser discusiones adyacentes a ese núcleo, digamos.
“Creo que es un triunfo estratégico de la derecha anquilosada, al que le abrieron la puerta sectores de la izquierda. Al convertir en eje de la discusión el Golpe mismo, se concentró todo en un punto que era importante, pero menos fructífero. La condena queda mucho más nítida si tú primero amplías la mesa en torno a valores sustanciales, en una concepción humanista, no como una lucha entre derecha e izquierda”.
Salida como asesor. “También creo que hubo una carencia de trabajo político, de articulación, respecto de cosas que no me correspondía sólo a mí resolver. Yo era un asesor presidencial, trabajaba solo, no tenía equipo, no contaba con recursos. Era alguien que estaba ayudando a ver cómo enmarcar esta conmemoración y dialogando con los distintos ministerios implicados”.
“Seguramente yo pude haber hecho más trabajo político, pero la verdad es que no lo consideraba mi tarea central y siempre supuse que otros lo hacían en paralelo. Como sea, es obvio que las fuerzas no estaban alineadas”.
Figura del Presidente. “Gabriel Boric no le está negando la sal y el agua a nadie, no está llevando sus ideas por delante de manera obtusa y atrabiliaria. Es un tipo que se abre a las opiniones de otros con mucha facilidad, que pone en duda sus ideas originarias todo el tiempo. Hasta el punto de contradecirse a niveles que molestan, pero por hacer algo que es valioso: no está negando lo que ve para aferrarse a lo que veía antes”.
Trabajo dentro de La Moneda. “Yo no tenía ninguna experiencia al interior de palacios. Y lo primero que habría que decir es que en esos interiores cunden las intrigas, cunden las particularidades. Habitan mundos que no siempre se cuidan unos a otros (…) Algo que me ha llamado la atención en esta generación es ver poca solidaridad grupal. Se inculpan unos a otros, tratan de sobrevivir cada cual en vez de afiatar un trabajo conjunto. Y cuando alguno falla, o se equivoca, lo desechan. Quizás son los últimos rastros de esa pretendida superioridad moral de la que tanto se habló”.
Proceso constitucional. “Este proceso está dibujado como una reacción al anterior. Y a mí me gusta mucho más, como empeño, el dibujo del primero. Creo que era virtuoso. Quizás ingenuo, pero movido por un genuino deseo de expandir la democracia más allá de lo acostumbrado”.
“Se está replicando el pecado esencial de la Convención, que no fueron las normas aprobadas, ni los pelos en la sopa que pudieran tener. Fue cerrarle la puerta a la opinión de la minoría”.
“Con las enmiendas aprobadas esta semana, ¿usted todavía puede votar “A favor”?”.“Si terminan sancionándose, claramente no. Sería constitucionalizar el ideario republicano. Entre eso y lo que está, lo que está. Y ya veremos cómo retomamos”.