Se ha agitado bastante la extraña posibilidad que el proceso termine en nada, no haya texto constitucional, y por tanto no haya plebiscito en diciembre. Una serie de notas de prensa, y varios analistas han alertado sobre esta situación que se empezó a instalar como si fuera una posibilidad viable. El periodista Daniel Matamala, plantea que “si encuestas no se revierten de aquí al 7 de noviembre (cuando Consejo debe despachar proyecto), es posible que nadie quiera aprobar un proyecto con grandes probabilidades de ser rechazado. Si eso ocurre, el proceso fracasaría y no habría plebiscito”. Pepe Auth, otro influyente que además es bien escuchado en círculos políticos, plantea la misma hipótesis.
En efecto esa conversación existe en círculos del gobierno, pese a que no tiene sentido. Probablemente la lentitud de los Republicanos en desmentir tal situación hizo pensar a muchos que están pensando esa posibilidad. Aunque es más probable que el silencio del líder de dicho partido esté más ligado al impacto causado por la irrupción de Evelyn Matthei en la agenda constitucional, varios adictos a las conspiraciones pensaron mal. La verdad es que la posibilidad es ilógica, y un evento de muy baja probabilidad. También es probable que algunos piensen que tirar eso en los medios es una manera de marcar a los Republicanos y desgastarlos.
Lo primero es que para construir ese escenario se está haciendo una lectura incompleta del reglamento. En efecto plantea que el texto constitucional definitivo debe ser votado como un todo, y ser aprobado por un quorum de 3/5. En el papel la única fuerza que tiene la capacidad de vetar ese texto es el Partido Republicano, por lo que algunos aventuran que es una manera de evitarse el plebiscito de salida, y la derrota. El problema es que el artículo completo plantea que antes de ello, debe votarse artículo por artículo, que han sido varios ya aprobados por mayoría amplia de derecha. Tendrían entonces, que votar contra sí mismos.
También se plantea que podría haber una discrepancia con la comisión experta, que no sea resuelta por la comisión mixta, o que sea rechazada por el consejo, produciéndose de nuevo el escenario nulo. Pero ese análisis omite que la comisión mixta se conforma con seis integrantes de la Comisión Experta y seis del Consejo Constitucional, propuestos por cada mesa y ratificados por el pleno de los órganos a los que pertenecen, por tres quintos de sus miembros en ejercicio.
Considerando que en la Comisión Experta hay equilibrio, es muy probable que haya al menos 3 de la oposición. En el caso del Consejo los republicanos con su poder de veto podrían pasar nuevamente la maquinaria y tener incluso los 6 integrantes de derecha. Si fueran generosos y respetaran los equilibrios de todas maneras habría mayoría opositora en la mixta, al igual que en el Consejo, lo que llevaría a la paradoja de la derecha votando contra sí misma.
Pero más allá de las imposibilidades que se producen, el principal argumento para que esa hipótesis no tenga sentido es político. La pregunta importante es: ¿Estarían los republicanos disponibles para votar contra sí mismos, y hacerle trampas al reglamento? Hasta ahora no lo han hecho y los costos políticos de pasar por encima de la institucionalidad son mayores que cualquier derrota que puedan tener en el plebiscito de salida.
En este último punto, tienen una mega encuesta gratis, que les permite medir exactamente cuál es el grado de aceptación de la sociedad de sus propuestas. ¿Desecharían ese regalo para forzar una situación, si de todas maneras se mantendrá el actual texto vigente? Si así lo hubiesen planificado, lo habrían hecho de entrada. En contraste la estrategia ha sido construir un texto que refleje el país más acorde a su marco ideológico, en vez de boicotear el proceso. Podrían haberlo hecho bajo el discurso legítimo que siempre se opusieron a un nuevo proceso, pero optaron por otro camino. Sería un error catastrófico, si decidieran en el último minuto, con argucias poco éticas, votar contra su propio proyecto de país.
La apuesta de Republicanos es nuclear a la derecha alrededor suyo, lo han logrado y la estrategia nula no les sirve para ello. Hay dos hechos políticos relevantes en el Consejo. El primero es la visión de país que tienen los republicanos, y que han usado su mayoría para colocarla en el texto, y el segundo que han logrado capturar muchas adhesiones en los partidos de ChileVamos, donde sus consejeros se han convertido en apéndices de dicho partido. Eso fue advertido por Matthei que decidió irrumpir antes que la estampida fuera total. Incluso con una derrota amplia en el plebiscito, tener a la derecha casi completa en el corral es por si una victoria enorme para el desafío electoral que viene. Echarla a perder con una jugada de corto plazo no es factible en modo alguno.
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