–¿Cuales son las similitudes entre el Frente Amplio y Podemos?
– Son partidos populistas de origen universitario, con un marcado componente generacional, con gran influencia de las ideas marxistas en algunos de sus líderes, y que surgieron como respuesta al anquilosamiento del sistema político en sus respectivos países. El origen universitario no es el mismo. En España, Podemos fue concebido por profesores universitarios que detectaron una necesidad en la sociedad y fabricaron un artefacto político como respuesta. En Chile, el movimiento de protesta universitario fue mucho más genuino y nació de un descontento original que fue cuajando gracias a los errores de los gobiernos . Ahí también juega la singular tradición chilena de escoger a sus políticos de entre las élites universitarias.
–¿Cree que la visita de Pablo Iglesias a Chile será beneficiosa para el gobierno de Boric tras su derrota en el plebiscito?
– Es muy difícil predecirlo. La visita de Iglesias puede terminar siendo como la de Fidel Castro a Salvador Allende en la época de la UP. Iglesias se presenta como un aliado de Boric, quiere ayudarle en una coyuntura complicada, tal como hacía Fidel con Allende, pero todo lo que diga va a ser interpretado como un curso acelerado de táctica política del profesor Iglesias al aprendiz Boric. No va a resultar difícil que el país vea aquí un acto de ventriloquía. Todo lo que diga el español va a ser interpretado como un deseo que el presidente no se atreve a formular.
-¿Cómo quiere ayudarle?
– No hablo con Iglesias, aunque una vez le ofrecí llevarlo en mi automóvil desde un plató de televisión donde coincidimos hasta nuestro barrio, Vallecas, porque éramos vecinos. Él no aceptó mi invitación porque dijo que no iba para su casa. Después se compró un chalet en los alrededores de Madrid, camino de El Escorial, y ya no coincidimos más. De hecho, me tiene bloqueado en Twitter, aunque he de admitir que sólo lo hizo cuando dejó de tener un cargo público. Como digo, yo no he hablado con Iglesias, pero por la naturaleza del acto al que va a Chile, tengo la impresión de que va a ayudar a reconstruir la moral de la izquierda radical que quedó por los suelos con el plebiscito. Va a consolarlos, a decirles que perdieron por las fake news, por el poder de la prensa capitalista y porque los periodistas en realidad somos activistas y no personas con criterios profesionales.
-¿Cuál es el concepto de periodismo de Pablo Iglesias?
-Cree que es siempre y en todo lugar una herramienta de activismo político. No cree que los periodistas tengan criterios informativos, deontológicos o profesionales. Es incapaz de entenderlo. Confunde sistemáticamente el periodismo y la política porque ha tomado ejemplo de algunos periodistas que han querido jugar a la política desde sus empleos periodísticos. Al final, es un advenedizo que pontifica sobre nuestra profesión sin conocerla bien.
Acaba de tener una intervención muy polémica en España en la que defendió que la televisión pública debe definir su pauta informativa según el mismo cuoteo político del Parlamento. Esa es una idea para instituciones decadentes como la televisión estatal española, pero en la BBC nunca habrían aceptado tal razonamiento. Su intervención demuestra que no es capaz de concebir nada público fuera del Estado. Además, le encanta señalar a los periodistas y marcarlos públicamente. Y no me refiero a cuando critica a directores de medios que suelen proceder como él, sino que me refiero a cuando ataca a reporteros, informadores de a pie que cubrían sus conferencias de prensa.
-Dada su trayectoria política, ¿se puede considerar a Pablo Iglesias un político exitoso?
– No. Tuvo mucho éxito creando Podemos, pero él mismo lo destruyó con sus errores. Fue echando a los demás fundadores hasta quedarse solo. Cometió el error de comprarse un chalet cuando se había burlado de otros políticos por comprarse viviendas. Fue capaz de llevar al poder a Pedro Sánchez, se convirtió en su vicepresidente, pero se aburrió pronto con el juguete y empezó a buscar una salida. La encontró cuando Isabel Díaz Ayuso adelantó las elecciones en la Comunidad de Madrid y ella lo barrió en las urnas. Entonces dijo que se iba a dedicar al periodismo crítico. Y hoy es un asalariado de un millonario de izquierdas que se llama Jaime Roures, dueño de una productora audiovisual.
-Iglesias parece muy empeñado en tener presencia en la política chilena, dados sus comentarios sobre el resultado del plebiscito y su vehemente defensa del embajador chileno en España. ¿Qué busca Iglesias en Chile?
-Iglesias es un oportunista. Ahora está interesado en Chile porque alguien le ha encargado esta operación de rescate moral de la izquierda radical. Probablemente sea idea del propio embajador Javier Velasco, al que presentó en sociedad en Madrid. Quizás esté buscando algo para comprarse o para invertir ahora que las elites chilenas han mudado generacionalmente.
–Iglesias ha señalado que la derrota del Apruebo se debe a una conspiración mediática de la derecha. ¿A qué atribuye esa tesis de Iglesias?
-Es la tesis de la incomprensión y la flojera. ¿Cuánta gente arrepentida de haber votado por el Rechazo ha visto usted en su familia o en su círculo de conocidos? ¿Cuántas personas le han dicho: ‘oiga, me engañaron con las fakenews y voté Rechazo’? La izquierda radical no puede entender que el país es mucho más moderado que los que son activos políticamente y les votaban a ellos. Tienen que hacer una cura de humildad y arremangarse. Estaría muy bien que algún dirigente de esa izquierda se fuera a vivir -no digo de visita, digo a vivir- a alguna de las localidades más pobres de Chile y en vez de dedicarse a culpar al TPP-11 de los problemas del país, se hiciera bombero voluntario. Aprendería a solucionar problemas reales con pocos recursos.
-¿Qué paralelo ve entre las trayectorias de Boric e Iglesias?
-Bueno, Boric ha tenido mucho más éxito que Iglesias en política. Llegó a jefe de Estado y de Gobierno y el otro apenas fue ‘número dos’ de un jefe de gobierno. Además, Boric es más joven y creo que más honesto y transparente que Iglesias que es bastante cínico. En favor de Iglesias diré que sus pergaminos académicos son bastante mejores. No excepcionales, pero mejores que los de Boric.
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