“Esto suena a consumar la derrota”. Joaquín Fermandois, 73, doctor en Historia por la Universidad de Sevilla, experto en historia contemporánea, profesor y columnista, analiza el trasfondo de la decisión del Consejo de Monumentos de remover el plinto de la estatua del general Manuel Baquedano —que ya había sido retirada en marzo—, y su respaldo a retirar los restos del soldado desconocido.
¿Qué significado histórico tiene que sólo quede un pedazo de tierra en el lugar donde estuvo el monumento desde 1928?
Es una gran derrota política de las autoridades, porque que haya protestas, que en el futuro se haga un monumento a todo este movimiento, con una placa o algo, está perfecto, eso pasa, es la historia. Pero a un país no se le borran, se le agregan experiencias (…). Esto establece una ruptura, una autodestrucción. Ese sector nació ahí hace 90 años, cuando era una zona más fronteriza de la ciudad de Santiago. Ese sector nació con este monumento, con un gran sentido, además, cuando todavía estaba vivo el recuerdo de la Guerra del Pacífico. Esto suena a consumar la derrota.
El Consejo de Monumentos ha dicho que se trata de traslados transitorios, pero la estatua ya lleva 7 meses fuera, y no estaría reparada antes de enero, a 2 meses de que termine el gobierno. A esto se suma que una estatua no se puede instalar sin una base, que se desconoce cuánto tardará en ser arreglada. ¿Plaza Baquedano quedó en el pasado?
Ése es el peligro. Y sería una derrota simbólica muy grande. Sería eliminar algo que el país ha venerado por mucho tiempo. Podremos discutir muchos aspectos de la Guerra del Pacífico, como de todo podemos discutir algo, pero en general en la Guerra del Pacífico hubo elementos identitarios de la formación pública de Chile (…). La destrucción de eso y de esa manera, asociado además a un levantamiento, reconozco que masivo, es algo que va a herir la estructura misma del país.
La plaza era usada como punto de referencia entre el sector oriente y poniente de Santiago. ¿Qué lectura hace de que haya sido foco tanto de manifestaciones masivas como de vandalismo desde el 18-O?
No creo que el vandalismo se haya producido porque era la frontera entre el Santiago rico y el Santiago pobre. Eso fue un símbolo, pero ya no era así. Cuando era más joven había una cierta frontera, se hablaba del barrio alto y como que comenzaba cerca de ahí. Pero hoy la ciudad y el país han cambiado mucho, y sería falso considerarlo de esa manera. Se transformó, en general, en una zona de manifestaciones (…), sobre todo cuando vino esta brutalización de las luchas deportivas, con características semi mafiosas de las barras, donde todo terminaba en esa zona.
La decisión del Consejo de Monumentos fue unánime. ¿Qué lectura hace del apoyo del gobierno a dejar la plaza sin monumento?
Lo veo como una abdicación; es dejar el problema a otro. Es la lectura que uno hace después de esto. Porque si se hubiera discutido cómo vamos a hacer un emplazamiento más seguro, eso está bien. Es además confesar que se es incapaz de retrotraer la situación, para que la zona sea vivible, aceptando una cuota de manifestaciones, que es parte de la espontaneidad de una sociedad civilizada, digamos (…). Que a veces en las protestas tiren pintura o rayen, eso es parte de la vida en la democracia actual, pero hay límites que creo que se han sobrepasado largamente. Hay algo de una furia autodestructiva en el país, que la veo más como carnaval y como una idea de inyectarse esa furia, antes de que sea una furia que tenga una razón de ser evidente.
¿La abdicación del gobierno de la que habla se restringe al caso del monumento o es más general?
Quedan 4 meses de gobierno y, mirando desde afuera, queda la impresión de que se acepta convivir con esta situación. Que no se ha encontrado una estrategia. Algo parecido a lo que ha sucedido ya por 30 años con La Araucanía: que no se ha encontrado una estrategia que acierte y diluya las cosas.
El Ejército también había pedido en enero el traslado del monumento, debido al vandalismo. ¿Qué opina de esto?
Primero, tengo entendido, hay un tema legal. Que ese monumento depende del Consejo y la municipalidad, y no del Ejército, a diferencia de lo que ocurre con el monumento a Prat, en que la marina ha dicho que lo va a defender, lo ha defendido y ha sido exitosa hasta el momento.
Es un caso distinto legalmente, pero en el cual el Ejército se involucró de todas formas. Esta semana pidió el traslado de los restos del soldado desconocido…
Es un caso distinto, pero claro, es un símbolo poderosísimo del Ejército, donde la Independencia y la Guerra del Pacífico son dos grandes elementos simbólicos, sin los cuales el Ejército republicano no tiene gran historia.
Y, si no se puede defender a un soldado desconocido, que está en la tradición de reconocer en la era democrática que las guerras son de todos y no solamente del jefe (…), el Ejército tenía que decir algo, aunque jurídicamente no sea responsable de lo que esté sucediendo.
Hay otra parte de la historia donde el general Baquedano también participó. ¿Cree que influyeron en los ataques a Baquedano su rol en las campañas en La Araucanía?
Él participó, pero hay otros nombres más ligados a la campaña de La Araucanía. Eso es más una construcción académica e intelectual del presente, de estas últimas décadas.
Los ataques han ocurrido en los dos últimos años, desde el 18-O…
Eso tiene que ver con una contracultura, que es bien vista popularmente, en que todo es arte y toda acción y todo esta está permitido, junto con cualquier cosa que destruya todo símbolo de autoridad… No solamente de estos últimos 30 años, sino de toda la historia de la República, de toda la historia de la colonia, o sea de todo lo que es Chile, finalmente.
En términos generales, ¿es partidario de mover estatuas?
Una cosa es cuestionar como uno puede cuestionar a quien quiera. Pero destruir es algo distinto (…), es de un espíritu nihilista (…). Destruir es pensar que en el pasado todo se hizo mal. ¿Y por qué ahora apareció la luz en la historia? Es raro. Es de una arrogancia atroz. Que se discuta, que se pongan otros monumentos…
¿Apoya entonces trasladar estatuas como se está haciendo en Estados Unidos con militares confederados?
Todo esto lo veo como oleadas medio infantiles que vienen a veces. Se puede poner una placa, mire, esto fue motivo de esto, que alguien ha dicho tal cosa, pero que fue considerado en su momento una persona que hizo tal otra (…). Pero a un país no se le borran, se le agregan experiencias.
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