El Partido Republicano de J.A. Kast es la expresión política del radicalismo de derecha y del conservadurismo extremo, pero no es la ultraderecha antidemocrática; no auspicia ni promueve la violencia, participa lealmente en el juego democrático y proviene de una reconfiguración de la derecha tradicional que busca darle la batalla cultural a la izquierda.
Qué define la ultraderecha. El destino nos esta jugado una mala pasada a los chilenos y si hacemos fe en las encuestas, nos podíamos ver enfrentados a escoger entre Gabriel Boric o José Antonio Kast. En este contexto no solo es justo sino muy necesario preguntarse, más allá de las caricaturas y prejuicios, que es lo que representa cada uno.
- Partamos de la base que a la gran mayoría no les gusta votar por “ultras”, sean estos de derechas o izquierdas. En un país polarizado y en transición hacia no sabemos dónde, los que lideran las encuestas están en las antípodas del espectro político y sin embargo tanto Boric como Kast rechazan enérgicamente se los califique se “ultras”, pues lo consideran un “estigma” que pone en riesgo su electividad.
- El más perjudicado con la estigmatización es sin duda José Antonio Kast; no puede ganar la elección sin el voto de los sectores independientes moderados, que en el pasado apoyaron a Piñera o a la concertación, pero que no están disponibles ni preparados para apoyar a un candidato de ultraderecha, por mucho dolor de “guata” que les produzca el Apruebo Dignidad y el PC.
- El debate sobre qué define a la ultraderecha esta alentado por el avance electoral de partidos, movimientos y líderes políticos como Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil y VOX en España.
- No hay una definición uniforme para el término “ultraderecha” pero en general, los ultraderechistas rechazan el orden democrático y liberal -incluso a través del uso de la violencia y buscan construir un sistema autoritario.
- La Oficina Federal de Protección de la Constitución en Alemania considera los siguientes elementos a la hora de incluir movimientos o partidos en su apartado dedicado al ultraderechismo: agresivo nacionalismo, el deseo de construir una comunidad sobre bases raciales, el anti pluralismo, la xenofobia ligada por lo general al antisemitismo, las posiciones que apuestan por un estado liderado por una figura autoritaria, el militarismo, la relativización o banalización de los crímenes nacionalsocialistas (DDHH en nuestro caso) así como la difamación de las instituciones democráticas y de sus representantes. La ultraderecha representa una amenaza al sistema democrático.
El radicalismo de derecha. Pero también existe la derecha radical o el conservadurismo extremo que no es lo mismo que la ultraderecha.
- Mientras la ultraderecha se caracteriza por su inequívoco y abierto rechazo del orden constitucional y democrático, el radicalismo de derechas no lo hace; está compuesto por organizaciones o personas situadas claramente a la derecha del centro del espectro político, pero que se mantienen dentro del marco constitucional y no adoptan posiciones hostiles frente al orden democrático.
- La derecha radical y conservadora tiene un discurso reaccionario contra las elites o “anti-establishment”, antifeminista y combate la “ideología de género”. Tienen una visión retrógrada de la identidad nacional, que mira al pasado para construir identidades compartidas para el futuro; la búsqueda constante de un chivo expiatorio o enemigo exterior, anclada en valores tradicionales, que puede ser el inmigrante, el transexual, el refugiado, la izquierda o el musulmán; el desprecio por la clase política, por las élites o el ‘establishment’ del que los medios de comunicación tradicionales también suelen formar parte; y, por último, la provocación constante y estratégica para romper lo políticamente correcto.
- En nuestro país existe una ultraderecha antidemocrática y nostálgica del autoritarismo. Pero el Partido Republicano de J.A. Kast es la expresión política del radicalismo de derecha y del conservadurismo extremo pero no es la ultraderecha antidemocrática; no auspicia ni promueve la violencia, participa lealmente en el juego democrático y proviene de una reconfiguración de la derecha tradicional que busca darle la batalla cultural a la izquierda.
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