—De la primera semana del gobierno de Gabriel Boric, ¿qué destacaría?
Es demasiado temprano para hacer evaluaciones generales. Sin embargo, en esta primera semana el Presidente ha planteado una promesa de inicio de una nueva etapa que rompa el inmovilismo que se ha dado en los últimos dos gobiernos. Está planteando que uno de los ejes de la discusión política será lo nuevo versus lo viejo. Tenemos aún que ver si esta promesa será capaz de transformarse en un eje de unidad y no de división, de proyección, no de retroceso. Lo “nuevo” sin concreción rápida y sensata, se transforma en una promesa frágil y a veces vacía. Diría además que el discurso de lo “nuevo” sólo sube las expectativas de la ciudadanía sobre el gobierno, y me parece que elevar las expectativas ciudadanas puede ser un problema muy relevante. Respecto de esta semana, creo que se ha visto la existencia de criterios dispares en temas importantes –como la definición de presos políticos-, la existencia de equipos que piensan muy distinto y trabajan en cuerdas separadas –organización de la visita a la ministra Siches a la Región de la Araucanía-, y un nivel de improvisación que demuestra inexperiencia.
¿Cuál es su visión del nuevo equipo de gobierno?
Este gobierno optó por darle a la Concertación el liderazgo económico, y al Frente Amplio-PC el liderazgo político. La pregunta central es si los votos en el Congreso, la actuación de la Convención y el funcionamiento de la opinión pública permitirán o no que este diseño resista en el tiempo. Es evidente que este gobierno optó por los cuadros de los despreciados “30 años” para gestionar la economía, mientras que apostó por la nueva coalición para los símbolos y la política. Así entiendo los nombramientos en el SII con un funcionario de una larga historia concertacionista, lo mismo en la CMF. Por otra parte, la política y los símbolos se los lleva el frente amplio y el PC, por ejemplo con el CNTV, la dirección de Protocolo, la mayoría de mujeres en el gabinete, entre otras decisiones.
¿Cómo ve ese escenario en el Congreso?
La pregunta es si este modelo resiste tensiones en el Congreso como un 5° retiro, o una reforma tributaria que según el Ministro de Hacienda será muy distinta a la planteada por el FA-PC en campaña. ¿Lograrán el Ministro Jackson y el Presidente alinear a los parlamentarios cuando deban apoyar una propuesta del Ministro Marcel que implica responsabilidad fiscal, gradualidad y discrepancia con el grupo más radical? El FA-PC han construido su proyecto político criticando la labor de quienes hoy lideran el corazón económico de su gobierno. La forma en que se resuelva esta tensión marcará el destino del gobierno del Presidente Boric.
—Tras la derrota, la centroderecha aparece como fragmentada, sin liderazgo claros y sin un proyecto definido para el nuevo ciclo político. ¿Está de acuerdo con ese diagnóstico?
Ser gobierno en estos años fue un desafío enorme para la centro derecha. Hubo momentos de mucha tensión y complejidad, y dentro del último ciclo hubo un riesgo altísimo de quedar divididos de forma permanente. Más aún, tuvimos derrotas electorales demoledoras como la elección de constituyentes. La tensión entre el cierre de un ciclo político y el inicio de otro nuevo generó también una necesidad de mostrar nuevos liderazgos, y ese proceso ha sido más lento y menos nítido de lo necesario en mi opinión.
Veo a la centro derecha con un grupo como Republicanos y luego una coalición de Centro Derecha (Chile Vamos) que logró resistir momentos muy difíciles y que será la base de la proyección futura. Creo que más allá del problema puntual que se ha dado en la elección de la mesa del Senado y que espero que se resuelva pronto, veo a la UDI, RN y Evópoli con la intención de reafirmar una coalición sólida y capaz de ser mayoría hacia el futuro. Tenemos la base política que es Chile Vamos, ahora tenemos que acelerar la capacidad de conectar y representar, y eso implica avanzar más rápido en tener un proyecto político que convoque.
—¿Por qué?
Creo que desde el punto de vista de la propuesta de futuro, nuestra reflexión no ha logrado aún construir una interpretación del sentimiento ciudadano sobre los desafíos de Chile. Ante las tensiones sociales, algunos se aproximaron a responder aumentando el rol del estado. En mi visión, todavía tenemos tarea para ofrecer soluciones nuevas que se inspiren en la libertad, en la cooperación voluntaria entre las personas, en la innovación, y menos en la intervención o la imposición de identidades o grupos como se observa en la Convención. Creo que eso ayudará más a las personas a desarrollar sus proyectos de vida y es más consistente con nuestra historia e ideas políticas.
—¿Qué rol debe jugar la oposición frente al gobierno del presidente Gabriel Boric?
Creo que la oposición tiene tres tareas centrales. La primera es enfrentar el proceso constituyente, la segunda es definir su agenda política como oposición, y la tercera es avanzar en la construcción de su propia agenda futura de renovación de contenidos y liderazgos. Sobre la Convención, creo que lo que estamos viendo es lo más grave en mucho tiempo. Se está desmantelando el Chile que une a los chilenos, y se está reemplazando por un conjunto de identidades y grupos privilegiados que no reflejan nuestra unidad en diversidad. Creo que la derecha debe activar y facilitar la expresión de la sociedad civil, de los distintos grupos que se ven afectados por estos cambios, para que puedan liderar la crítica a lo que hace la convención. Además, debe dedicarse a explicar qué alternativa de futuro ofrece en vez de la radicalidad de convención.
¿Y qué alternativa sería?
La centro derecha debe poner en el debate cotidiano los temas que le importan a las personas y que el gobierno actual parece no priorizar: seguridad ciudadana, combate al narcotráfico y terrorismo, empleo y economía, inmigración, entre otros. En esos temas, Chile Vamos debe exigir resultados al gobierno y proponer soluciones. Por último, el trabajo político interno debe acelerarse. Formación, discusión de ideas, trabajo con jóvenes, una renovación del vínculo con las mujeres y la agenda de temas relevantes en ello, son algunas de las prioridades. Respecto de la UDI, creo que le costó mucho iniciar un proceso de renovación profundo y necesario, pero hoy veo que ese proceso está en marcha. Va a ser un camino largo, pero veo un equipo de conducción que está jugado por ese proceso.
—¿La irrupción del Partido Republicano complica al sector?
No debemos olvidar que el año 2015 se cambia el sistema electoral binominal y se reemplaza por uno proporcional que se aplica en la elección de 2017, y que su diseño fundamental es abrir espacio a más grupos políticos (representación), a costa de coordinación y gobernabilidad. Así como surgieron otros grupos en la izquierda, era natural que esto pudiera pasar también en el mundo de la derecha. Hoy Republicanos tiene presencia en el Senado, y también en la Cámara. Yo espero que tengan una propuesta política que vaya más allá de la crítica, que puedan generar propuestas que ayuden a que el país funcione mejor, y que su acción vaya más allá de diferenciarse de Chile Vamos. En el caso de la Cámara, veo con preocupación que se proyecten los discursos que fueron influyentes en una derrota amplia de la segunda vuelta presidencial.
—¿Qué rol espera que juegue el presidente Boric en la Convención?
Si la Convención acuerda un texto y en el plebiscito de salida gana el apruebo, esta será la Constitución del Presidente Boric, y él sabe que para avanzar en sus ideas y propuestas necesita una constitución que una a todos los chilenos y que genere las condiciones para que los chilenos puedan progresar en sus vidas. El avance del texto actual es lo opuesto a la unidad de los chilenos y a generar condiciones de progreso. El Presidente tiene que elegir entre dejar que la nueva Constitución –su Constitución- sea la que divide a los chilenos, o bien jugarse por lograr que sus representantes en la Convención –que son los que pueden articular una mayoría- retrocedan y entren en una negociación y un texto sensato. De no hacerlo, el Presidente evidenciará una gran falta de liderazgo en un momento histórico, y su gobierno quedará limitado para implementar soluciones pues tendrá una Constitución maximalista y que no genera las condiciones para el progreso de las personas.
—Una de las principales características del gobierno de Boric, partiendo por él mismo, es que representa un cambio generacional muy importante. ¿Eso obliga a la centroderecha a poner entre sus principales prioridades el relevo generacional?
La renovación sin contenidos y resultados concretos en beneficio de las personas puede terminar en una promesa vacía y que genere frustración. Para tener consistencia y relevancia en el tiempo, la renovación de liderazgos debe ir acompañada de una propuesta política que esté anclada en ideas y no sólo en entusiasmo, con propuestas que puedan ser llevadas adelante y no sólo sean una crítica a lo que se hizo antes. Las personas son inteligentes…. Se pueden entusiasmar con lo nuevo, pero para mantener su adhesión, exigen solidez y resultados. Ese desafío lo tiene en primer lugar el gobierno del Presidente Boric, pero evidentemente lo tienen también los partidos de centro derecha.
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