“Sólo podían invertir familiares y amigos muy cercanos”, “Nos decían que manejaban tanto capital que podían abrir un banco”, “invertí los ahorros de toda una vida”. Son parte de los relatos de las querellas por estafa contra los hermanos Daniel y Ariel Sauer y el padre de ambos, Alberto Sauer, que reflejan el mecanismo para reclutar a un centenar de inversionistas para Factop S.A.
Qué observar. Más de un centenar de personas invirtieron sus ahorros en Factop S.A. En los testimonios presentes en una decena de querellas por estafa y apropiación indebida, se repite el mecanismo sobre cómo Ariel y Daniel Sauer, y el padre de ambos, el empresario textil Alberto Sauer, reclutaban inversionistas, principalmente en la comunidad judía. Cuando quisieron recuperar su dinero los convencían que estaba a resguardo o les entregaban cheques sin fondos. Las querellas también apuntan al socio minoritario Rodrigo Topelberg.
- A continuación parte de las declaraciones judiciales.
- Isaac Wurman Schapiro (68 años): “Estuve vinculado a Alberto Sauer Rosenwasser por asuntos de negocios, en especial por su negocio textil, a través del cual conocí a su familia, y en especial a sus hijos Daniel y Ariel. Habíamos compartido mucho tiempo tanto en círculos sociales como en temas comerciales, generando un vínculo de amistad y de mutua confianza”.
- “Ariel Sauer, decía tener excelentes resultados comerciales en su nueva sociedad, y que por ello había creado una empresa llamada Factop SA, Alberto me invita a participar de este negocio. Yo en conjunto con mi esposa Jackeline Leyton, decidimos invertir los ahorros de toda una vida, porque siempre creímos en la señal de confianza que nos daban, y que no tendríamos problemas con nuestro dinero de solicitar rescate de éste”.
- José Reininger Kanarienvogel (74 años) y su cuñado Rafael Fischer Eisenreich (67 años): “Durante más de 15 años tuvimos una amistad con Alberto Sauer, nos conocimos a través de un grupo de amigos de la colonia judía. Él se dedicaba principalmente a confeccionar e importar ropa, teniendo tiendas físicas a lo largo de todo Chile. La fábrica se llamaba Confecciones Sauer”.
- “Dada la amistad y confianza que existía entre nosotros, Alberto Sauer nos propuso invertir en su empresa de factoring, mediante la colocación de dineros para que él junto a sus hijos pudieran trabajar su empresa y, como contrapartida, a nosotros como familia nos ofrecía un interés asegurado que era conveniente, pero que por su cuantía y periodicidad no podía producir sospecha alguna por cuanto no estaba fuera de lo usual que se obtenía por operaciones fuera del mercado financiero”.
- Ricardo Berdicheski (51 años): “Fui compañero de generación en el colegio Instituto Hebreo de Ariel Sauer, con quien compartimos un grupo de amigos cercanos. Ariel estudió Ingeniería Comercial en la PUC y, luego de titularse, trabajó en la fábrica su padre. Dada la amistad y confianza que existía entre nosotros, Ariel me propuso invertir en Factop”.
- “Era una operatoria bastante simple: yo le entregaba dineros, casi siempre mediante transferencias electrónicas de fondos o entrega de cheques nominativos. Estas inversiones eran por un plazo determinado, generalmente de 30 días, vencidos los cuales, yo tenía las siguientes opciones: retirar mi inversión más el interés asegurado; solicitar el pago del interés manteniendo el capital invertido por un nuevo plazo o capitalizar también este interés”.
- María Isabel Carolina Gonzalez: “Mi marido Carlos Escobar comenzó a asesorar de manera externa a la corredora de bolsa SFT Capital, de propiedad de los hermanos Sauer, llegando a estrechar vínculos más cercanos. Fue en aquel contexto el que le ofrecieron invertir en Factop. Se le señaló que era un negocio altamente rentable y seguro, que la empresa estaba consolidada y que era un círculo exclusivo, que solo podían invertir en ella familiares y amigos muy cercanos, es decir, era algo así como un negocio “cerrado” en el que además se ofrecía una tasa mensual del 1%”.
“Podían abrir un banco”.
- Alejandro Meyer Rotman (44): “Con Alberto nos veíamos y conversábamos constantemente los fines de semana en los almuerzos familiares y cada vez que le preguntábamos por cómo iban las cosas en Factop y el resto de sus negocios a los que se dedicaba con sus hijos, indicaban que les estaba yendo muy bien, siempre crecían y que las utilidades mensuales y anuales eran increíbles, pero que él prontamente se retiraría, pero que Ariel y Daniel junto a Rodrigo Topelberg eran tremendamente creativos y estaban muy involucrados en la operatoria diaria”.
- “Es así, que todos los implicados en estos hechos, siempre dieron muestras de que todo era muy sólido, teniendo el respaldo financiero de la familia Topelberg Kleinkopf, e incluso comentaban que “manejaban tanto capital que podían abrir un banco inclusive”, haciendo gala del supuesto “exitoso” negocio, y que estaban pensando incluso en ampliarlo en el ámbito internacional, particularmente a Estados Unidos, por el negocio textil que tenían allá”.
- Ricardo Berdicheski: “Con Ariel y Daniel conversábamos constantemente, decían que las utilidades eran increíbles, que manejaban tanto capital que podían abrir un banco, pero no les convenía por todas las trabas legales y administrativas que ello implicaba”.
“Amigos no corrían ningún riesgo”.
- Isaac Wurman: “Al enterarme de la suspensión de actividades de la corredora STF, en el mes de marzo de este año, conversé inmediatamente con Alberto, sus hijos y socio. En ese contexto todos me señalaron que no me preocupara, que eran empresas distintas, y que lo ocurrido con la Corredora no afectaba la situación patrimonial y liquidez de Factop S.A., la que no tenía problemas con incobrables”.
- “Preocupado en mayo solicité parte del dinero. Frente a esto, Ariel Sauer me indica mediante correo que era un cliente preferencial y que en esa condición mi solicitud está siendo atendida por su socio, Rodrigo Topelberg, y este último me señala que no me preocupara, que son gente seria y que tienen que ordenar la empresa, pero que apenas se solucionen los problemas de la corredora tendrán la posibilidad de devolver lo invertido sin problema alguno, situación ya extraña, porque me habían indicado que la situación de una de las empresas no afectaba la operación de la otra”.
- José Reininger: “Ariel Sauer nos indica que todas las peticiones están siendo atendidas por Topelberg, señalándome que no nos preocupáramos. Lo anterior fue ratificado por el mismo Alberto Sauer, quien incluso nos indicó que estaba trayendo fondos de fuera de Chile para hacer una ampliación de capital en STF y en Factop, que los fondos de los conocidos y amigos como nosotros no corrían ningún tipo de riesgos, llegó incluso a mostrarme conversaciones que incluían supuestas comunicaciones con alguien del exterior quien indicaba que estaban efectuando los trámites para traer dinero, tal era el paripé indicado que de manera muy ingenua caímos en dicho relato”.
- Alejandro Meyer: “Pues bien, hoy en día los dineros no nos han sido devueltos, ni siquiera parcialmente, los cuales ascienden a más de $130.000.000 de mi propiedad. En una situación similar se encontrarían casi una centena de personas y amigos cercanos que están intentando recuperar los dineros”.
- Isaac Wurman: “Hoy en día los dineros adeudados y no devueltos a nosotros como familia ascienden a un total de $1.612.844.820″.
- José Reninger: “La apropiación en este caso asciende a más de $1.800.000.000 de nuestra propiedad”.
- Ricardo Berdicheski: “No me han devuelto $500.000.000”.
- “Se tratará de múltiples víctimas y por montos que ascenderán a varios miles de millones de pesos. Tenemos la convicción que estos dineros se distrajeron del patrimonio de Factop o que derechamente jamás ingresaron a la referida empresa sino que más bien se trata de un fraude piramidal a gran escala. La revisión somera de las facturas que fueran factorizadas en Factop nos permiten tener sospechas fundadas en torno a los manejos económicos del referido factoring. En efecto, durante el último tiempo, la empresa Factop descontó documentos de una serie de sociedades íntimamente ligadas con sus mismos socios”.
- Isaac Wurman: “Esas facturas ideológicamente falsas, fueron descontadas y en definitiva no pagadas por los deudores, sí fueron pagadas a sus emisores por todos quienes “invirtieron” engañados en el Factoring Factop”.
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