Ex director de SII: Caso Audios “es el reflejo de la codicia llevada al extremo”

El abogado Ricardo Escobar, en entrevista con Ex-Ante, expresa su decepción ante los audios filtrados, señala que en ellos se refleja la presencia de malas prácticas que lamentablemente se han ido arraigando en la sociedad chilena. Dice que es necesario rechazar este tipo de comportamientos indebidos, pero a la vez, destaca la importancia de reaccionar como sociedad modernizando el Estado y enfocándose en una gestión más eficiente para prevenir este tipo de conductas.

-¿Qué sintió al escuchar el audio de los dos abogados y el empresario?

-Fue muy decepcionante. En esta situación al menos hay tres cosas que no deberían ocurrir. La primera, es que hay dos abogados que, conversando con su cliente, están hablando de hacer cosas ilícitas. Los abogados no están para eso. La segunda, es que hay un cliente que está dispuesto a participar en una acción de cohecho, él está dispuesto a pagar para obtener una ventaja indebida. Y tercero, si fuera cierto que acá se han pagado coimas, o que se hizo en el pasado, eso lleva a que, del mismo modo que hubo un señor que estaba dispuesto a pagar por obtener una ventaja, hay un funcionario que está dispuesto a cobrar por darle esa ventaja, por hacer algo indebido.

-¿Qué está detrás de este tipo de actos que llevan a personas, que eran respetadas, a estar dispuestas a utilizar el cohecho o involucrarse en una operación que es ilícita?

-La codicia. Pero es importante destacar que, en nuestra sociedad, la mayoría de las personas se comporta siguiendo las leyes. El grueso de las personas para en la luz roja, no llega y pasa, pero hay algunos que pasan. La gran mayoría de la gente cuando está en la carretera en un taco espera a que se destrabe el tránsito, sin embargo, hay unos sinvergüenzas que se van por la berma. El grueso de la gente no pide una licencia médica trucha para irse de vacaciones o, simplemente, para descansar en la casa mientras cobra el sueldo del Estado o del empleador en el sector privado, pero algunos sí lo hacen.

Este caso es el reflejo de un problema mayor, que es la sinvergüenzura, la codicia llevada al extremo, el de querer sacarle ventajas al sistema, confiando en que no los pillaran. El sujeto que pasa por la berma acá, en Alemania no lo hace, si está metido en un taco no se irá por la berma porque la policía lo tomará y, probablemente, irá preso.

-¿Dice que se ha sobrepasado el Estado de Derecho?

Hace tiempo que en Chile se ha venido erosionando el cumplimiento de la ley, socavando el Estado de Derecho, siendo muy laxo en la aplicación de la ley, pero también culturalmente se han ido instalando situaciones anormales que se han validado, como cuando se saltan los cobros en los buses del Transantiago o en el Metro. Porque la persona que se está saltando el Metro, también le está robando al resto de los chilenos. Necesitamos como sociedad reaccionar frente a estas situaciones, que no son normales.

Este caso es un ejemplo escandaloso, no cabe ninguna duda, por la connotación que tiene, en que estén involucrados profesionales de la justicia que están haciendo esto. Eso no debería nunca ocurrir. Pero no hay que perderse, esto es más amplio que lo que estamos viendo acá.

-¿Pero no le parece que cuando hablamos de casos que involucran grandes negocios la ley en Chile no funciona como, por ejemplo, en Estados Unidos, que un caso como este podría llevar incluso a cadenas perpetuas?

-Todo eso ha ido cambiando. Las penas se han ido haciendo más duras, y hoy tenemos la ley de Delitos Económicos, que empezó a operar a comienzos de agosto. El punto tiene que ver respecto a cómo la sociedad reacciona frente a este tipo de eventos. O sea, si uno va a un país nórdico nadie se vanagloria de no pagar impuestos, porque las personas entienden qué significa pagar impuestos, y aquella persona que no paga lo que le corresponde, es despreciado. Puede haber un sinvergüenza, pero son muy pocos, y socialmente son rechazados. Acá en cambio, lo que hemos visto es que progresivamente ha ido asumiendo una cultura que todo esto está bien, que sea la “viveza del chileno” pasar por el lado. Eso es lo que tenemos que combatir.

-¿Cómo ex director del Servicio de Impuestos Internos, ¿qué te ha parecido el manejo que se ha hecho del caso en la institución?

-El Servicio de Impuestos Internos, al igual que cualquier servicio público, tiene procedimientos de sumarios internos cuando existen este tipo de irregularidades. Lo habitual es que cuando se investiga se suspenda a la persona que ha estado relacionada en ese proceso como una medida de precaución, que no significa que haya participado o que sea culpable. Una vez que termina la investigación, si persona que no tenía nada que ver con lo que se haya estado investigando, vuelve a su cargo, sigue trabajando como de costumbre, y es lo normal. Por el contrario, si esa persona sí tenía que ver, existen sanciones muy precisas.

Lo que quisiera destacar es que acá está funcionando la institucionalidad de los servicios. No es extraordinario que suspendan a unos funcionarios que están siendo investigados porque apareció esta información. Aún tenemos pocos datos para poder hacernos una idea de qué es lo que verdaderamente sucedió. Por ejemplo, no sabemos si es que hubo una estafa, como sugiere por lo menos la defensa de la abogada Villalobos. Si es que fue así, entonces todos los funcionarios del SII volverán a sus funciones. Una de las lecciones que debemos aprender, sin perjuicio de que se busquen las noticias, es que no se puede linchar públicamente a la gente mientras no se conozcan todos los antecedentes.

– ¿La actual institucionalidad del SII es suficiente?

-El Servicio de Impuestos Internos funciona bastante bien. Es de los mejores servicios dentro de la administración pública del Estado. Hay que cuidarlo en la manera de como se le trata, sin perjuicio de que se pueda mejorar, por supuesto.

-¿No se dañó la fe pública cuando vemos involucrados a dos abogados, de los que uno supone una rectitud, y a un empresario, que inmediatamente nos recuerda a varios de los casos anteriores?

-Claro, es muy decepcionante que profesionales del derecho estén haciendo esto, ya sea estafando a su cliente o preparando un cohecho, es inaceptable. Pero también lo es que existan médicos que emiten miles de licencias falsas, que existan funcionarios que pidan licencias falsas en el sector público, y que cobren el sueldo que les pagamos todos los chilenos. En el sector privado tanto en las grandes como pequeñas empresas, entre los trabajadores del sector público y privado vemos que existen malas prácticas instaladas que no están siendo socialmente rechazadas como debiesen. Por supuesto que este caso es escandaloso, pero no se nos puede olvidar todo el resto. No quiero quitarle relevancia a este caso, al revés, nos debe servir para poner atención en todas aquellas cosas en que necesitamos mejorar.

-Se ha hablado de cambiar la institucionalidad del SII haciéndolo autónomo y con un cuerpo colegiado. ¿Cree que sirva para despejar las dudas que hoy existe?

– Lo importante es cómo funciona el sector público. No es el problema del director, es cómo funciona el Estado. Canadá y Nueva Zelanda son dos de los países en que destacan sus Servicios de Impuestos Internos y, en el primero, tienen un cuerpo colegiado, y en el segundo, un director. Pero uno ve que ambos son servicios que están orientados a la calidad hacia sus clientes.

Es impensable que los funcionarios canadienses o los neozelandeses hagan una huelga ilegal y no les descuenten su sueldo, como ocurre acá permanentemente. Es impensable que a las personas no se las valore por su mérito individual. En el sistema público chileno a los funcionarios se les trata a través de categorías.

Entonces, por ejemplo, en un departamento, ya sea del SII o del SAG o cualquier otra institución, si de las 10 personas que trabajan allí, 7 lo hacen en forma fantástica mientras otros 3 duermen la siesta,el departamento cumplirá y se le evaluará muy bien, y eso llevará a que a los 10 les darán el bono por cumplimiento de meta. No le pagarán el bono sólo a los 7 que trabajan y se esfuerzan sino que también a los otros tres que merecían que los echaran o les bajen el sueldo. Ese es nuestro problema en el sector público.

-En su momento el SII era la punta punta de lanza de la modernización del Estado. ¿Qué pasó?

-En los últimos años se ha ido perdiendo el foco en la productividad del sector público. Desde hace años hay cero esfuerzos en la modernización del Estado y cada vez que se necesita mejorar un servicio, la respuesta ha sido contratar más gente y seguir haciendo más de lo mismo. Hacemos más grande el Estado, pero no un mejor Estado.

El problema de Impuestos Internos no es si está dirigido por un director o por un cuerpo colegiado. Ambos sistemas tienen ventajas y desventajas. El problema es que hace tiempo que el Servicio de Impuestos Internos, así como el resto del Estado, no tiene un foco en la modernización, en una mejor gestión, con mejor servicio a las personas.

-¿Qué debe pasar para no afectar la confianza pública tras el caso de los audios?

-Tenemos que volver a poner las cosas en su lugar. El grueso de las empresas hace las cosas bien, cumple las leyes, el grueso de los trabajadores hace las cosas bien en el sector público y privado, y siempre habrá “manzanas podridas” en ambos lados y estas conductas hay que rechazarlas.

Lo importante es aprender de estos casos y rescatar cuáles son las conductas que de verdad queremos en Chile. Pero tenemos que tener cuidado en hacer juicios públicos o linchamiento a las instituciones. Hay que dejar que la institucionalidad funcione. Para eso es que existe el Estado de Derecho. No podemos olvidar el debido proceso al que tienen derecho todas las personas. Es más lento, no tiene una respuesta instantánea como algunos piden en las redes sociales, pero es lo que nos distingue como una sociedad civilizada de una que no lo es.

-Pero una sociedad civilizada castiga a las “manzanas podridas”. 

-Absolutamente. Y se les castiga en todos lados. Hacia allá deberíamos avanzar. El problema es que el entusiasmo de mejorar dura hasta que ocurra el siguiente escándalo, ya sea en el Servicio Agrícola y Ganadero, en un banco, en un colegio o en una municipalidad del norte, como nos pasó hace cuatro meses.

El punto es que no nos olvidemos del caso y aprovechemos esta instancia para hacernos cargo del problema más grande que tenemos, que es modernizar el aparato público. No nos engañemos con que esto se resuelve con cambiar al director de Impuestos Internos por tres directores. Ese no es el problema.

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