-El crecimiento de 2023 fue nulo y hay una discusión si las políticas públicas que ha hecho el Gobierno van o no en la dirección de estimular la economía. Hablaste de eso con la ministra Jara. ¿Cuál es tu posición?
-Efectivamente las políticas públicas que se han aprobado en el tema laboral, en particular el salario mínimo y jornada de 40 horas van en la dirección contraria. Ahora se vuelve a reactivar la discusión en el Gobierno sobre negociación ramal. Todas esas políticas públicas básicamente se han centrado en las personas que tienen trabajo formal.
Lo que le planteé a la ministra es que la agenda laboral debía volcarse adonde está la mayor precariedad, en aquellas personas que ni siquiera acceden al trabajo o lo hacen en la informalidad, que no tienen seguridad social. Ese foco ha estado completamente ausente del debate laboral durante este gobierno.
-La ministra Jara dijo “paguen mejor y respeten los derechos de los trabajadores”. ¿Crees que tiene un sesgo antiempresarial?
-Hay ciertas cosas que dijo que son falsas. Le dije que hiciéramos política pública en base a la evidencia. Por ejemplo, la ministra dijo que las personas preferían la informalidad porque ganaban más que en el trabajo formal. Y eso no es así: se contradice con los datos del INE. El sueldo formal promedio es aproximadamente el doble que el sueldo informal para todos los niveles educacionales. Entonces que alguien sostenga que la gente prefiere la informalidad precaria sin seguridad social, es profundamente equivocado. Sería bueno que debatiéramos con evidencia.
-¿Subir el salario mínimo a 500 mil desde julio qué impacto tendrá en los jóvenes que se inician en la vida laboral o que quieren emprender?
-Los jóvenes van a ser perjudicados. El salario mínimo no afecta a las grandes empresas. La mediana de salarios en el mundo de las grandes empresas es cercano a $700.000, y si nos vamos a las empresas más grandes, las que se transan en bolsa, alcanza el millón de pesos. Los menores salarios están en las pymes que están con dificultades para crecer. La manera de aumentar los salarios es con más productividad y con más crecimiento de las empresas, especialmente las pymes y los emprendimientos. Para los emprendedores que están partiendo, por supuesto que les va a costar más pagar más allá del mínimo.
-¿Hay cierto paternalismo?
–En la ministra parece haber una mirada paternalista, donde el Estado a través de regulaciones debe proteger a las personas de un supuesto abuso que siempre existe en esta mirada ideológica, que ve una disputa constante entre la empresa y el trabajador. Y parece ser que la retórica oficialista es que las personas tienen que tener una cierta protección paternalista del Estado porque no podrían en el fondo convenir libremente distintas y diversas condiciones con el empleador.
Por supuesto que hay que mantener ciertas condiciones de simetría.Yo soy director en empresas donde hay muchos sindicatos y tenemos una relación y un diálogo constructivo. Hay que mirar la realidad más allá de la ideología que uno tiene. Es relevante que las políticas públicas sean pro crecimiento, pro flexibilidad, pro bajar los costos de contratación. Y hemos ido en el camino inverso
-Esta idea de optar por la informalidad quizá se basa en que hay incentivos para que la gente piense que el Estado va a pagar subsidios en la vejez y en la salud.
-También está ese efecto de los subsidios, que de repente puede ser mejor mantenerse en la informalidad y así poder recibir los subsidios. Que es también un riesgo de toda la discusión de pensiones. Si la pensión garantizada universal se extiende a toda la población y se sube mucho, eso genera ciertos desincentivos a la formalidad. Las políticas públicas hay que evaluarlas por sus impactos, por la evidencia y no por las buenas intenciones.
En la ministra predomina esa lógica de evaluar las políticas públicas por buenas intenciones. La política tributaria, la política laboral, no son una cuestión de generosidad, sino de buena o mala política pública según los impactos que tiene. Y creo que en ambos ámbitos, tributario y laboral, haríamos bien en tener esas discusiones y no emplazar a los empresarios que poco menos que serían malvados y que por eso no aumento los salarios.
Vuelvo a decirlo: ojo con los emplazamientos, porque si uno mira la realidad de las grandes empresas chilenas, las condiciones laborales, tanto en términos de sueldos como de calidad ambiente laboral son muy superiores que la realidad precaria de la informalidad o la realidad de muchas personas que trabajan en el mundo de las pymes, que con dificultad están navegando en el camino de crecer.
-Otra cosa que dijo la ministra es que las causas del estallido social siguen vigentes. ¿Qué te parece ese comentario?
-Todo lo que rodeó el estallido, que fue tanto delictual y violento como social, es algo que los chilenos quieren dejar atrás. Y lo han demostrado una y otra vez en procesos electorales y por lo tanto volver a traer al debate esos tiempos no es lo que los chilenos quieren. Y por eso, vuelvo a decir hablemos constructivamente, pongamos la evidencia. Yo mencionaba ayer que Chile es de los países que tienen un costo de formalización muy alto relacionado con la regulación que tiene la indemnización por años de servicio. Por supuesto que es políticamente costoso tocar eso.
Le menciono a la ministra que cuando uno habla con pymes, te cuentan que al contratar a una persona tienen que dejar guardados los pesos para la eventualidad que tenga que despedir a esa persona. Porque las pymes viven en un mundo muy dinámico: de repente crecen, de repente tienen que ajustarse y el costo de indemnización las puede llevar a la quiebra. La ministra me acusó que quería desregular y quería desproteger a los trabajadores. Y nuevamente volvemos a esa discusión de buenos y malos.
-¿Cuál es tu impresión de la ministra Jara?
-Fue un debate respetuoso. Nunca sentí que hubo de ella ni de mi la intención de romper las formas. Yo difiero de muchos conceptos que ella transmite y de muchas políticas públicas que ha planteado. Pero a la salida le propuse que se reuniera con el equipo de Pivotes y conversáramos sobre los temas. De hecho le habíamos pedido una reunión hace algún tiempo y me manifestó su total disposición para conversar y debatir sobre esta materia.
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