Septiembre 2, 2023

Andrés Velasco: “El rechazo de la nueva Constitución sería el fracaso de los Republicanos”

Alfonso Peró

El decano de la Escuela de Políticas Públicas del London School of Economics and Political Science (LSE), Andrés Velasco, dice que “la apuesta de Boric para entrar a los libros de historia pasa por conseguir que el proceso constitucional tenga éxito. Eso implica controlar al PC y al FA para que no polaricen desde el otro lado. Y ayudar con sus palabras y actitudes a crear un clima de concordia, no de confrontación”. Agrega que un rechazo sería un “fracaso de los Republicanos. ¿Y quién va a querer votar por unos fracasados? Para evitar ese escenario, a los republicanos no les queda otra que ceder y pactar en el contenido del proyecto”.


-“La tercera es la vencida” se titulaba una carta que firmaron dirigentes políticos de centroizquierda y centroderecha antes de la elección de consejeros. ¿Crees que esta será la vencida contra todos los pronósticos que se manifiestan en las encuestas?

-Tiene que serlo. Nuestro sistema político se ha vuelto cada día más disfuncional y urge reformarlo. El asunto simplemente no da para más. No estamos tomando las decisiones de carácter colectivo que el país requiere. ¿Alguien se acuerda cuándo fue la última vez que fuimos capaces de acordar una reforma estructural ambiciosa, grande, de esas que empujan al país hacia adelante? Han pasado tantos años que ya nadie se acuerda.

Seguir dejando el asunto constitucional abierto solo crea incertidumbre y afecta la inversión y el empleo, que ya andan bastante resentidos. Si Chile quiere retomar el crecimiento y la vía al desarrollo, necesitamos reglas claras y certezas. Mantener el problema constitucional en el aire es justo lo contrario. Los inversionistas deberían ser los primeros interesados en que esto se zanje bien, y se zanje ahora.

-¿Por qué es importante que se apruebe una nueva Constitución? Ustedes han planteado el lema “una que nos una”. ¿Es factible en el actual escenario de polarización acordar enmiendas que unan y no enfrenten a los integrantes del consejo y a la ciudadanía?

-La Constitución es un pacto que fija las reglas de la vida en común, y por lo tanto debe involucrar y generar lealtad en todos los sectores (o al menos en la gran mayoría). Nosotros rechazamos el texto anterior en primer lugar porque era un muy mal texto, y además porque se había redactado excluyendo a la derecha, la centro derecha y al centro. Por lo mismo, un texto que hoy excluya a la izquierda y a la centro izquierda está destinado al fracaso. Sería la continuación de una política deslegitimada y bloqueada, y todas las consecuencias nefastas que eso tiene.

-El Partido Republicano desistió de presentar 4 enmiendas: quórum de reformas a 2/3 para reformar la constitución; dejar en un rango infraconstitucional los tratados internacionales de DD.HH.; derecho a la vida, donde despejarán que esa enmienda no afecta la ley de aborto en 3 causales y retirar la enmienda de que los mayores de 75 años puedan cumplir sus condenas en sus domicilios, propuesta cuestionada porque sacaría a los presos en Punta Peuco. ¿Te parece que es un paso para acercar posturas y demostrar que no pretenden pasar máquina como se les ha acusado?

-Ojalá que sea así. Es lo que mostraría un cierto sentido de responsabilidad por parte del Partido Republicano. Pero más o menos en el mismo período de tiempo rechazaron artículos sobre el cambio climático (que son de perogrullo) y usaron la Constitución para hacer campaña electoral con una propuesta demagógica sobre el pago de contribuciones. Eso no demuestra ni sentido de responsabilidad ni la voluntad de llegar a acuerdos.

-¿Crees que eximir del pago de contribuciones a la vivienda principal es una provocación para algunos sectores o es una medida correcta?

-Es una insensatez total. Primero, porque los impuestos no son materia constitucional. Para eso están las elecciones y el Congreso: para debatir primero y legislar después sobre estos temas. No debe quedar la tasa o estructura de ningún impuesto en la Constitución.

Segundo, porque sería una injusticia tremenda: ¿un señor que vive en una casa de un millón de dólares, o de diez millones de dólares, aunque sea primera vivienda, no paga un peso por ella? ¿No aporta nada para financiar los consultorios o los servicios sociales o la reparación de calles? ¿Le van a quitar esa plata al Fondo Común Municipal, que apoya a las comunas más pobres de Chile? Tercero, porque gravar los bienes inmuebles es eficiente desde el punto de vista económico: recauda con un  mínimo de distorsiones. A esa conclusión se llega en primer año de economía. Hoy ya pagan pocas primeras viviendas. Sería demencial que no pagara ninguna.

Pero al Partido Republicano no parece importarle ninguno de los puntos anteriores, porque está haciendo populismo electoral con la Constitución. Lo reitero: economistas y empresarios deberían estar llamando a sus amigos en el Consejo Constitucional para exigirles a los republicanos que dejen de hacer leseras.

-Algunos dicen que el cambio climático tampoco debe ir en la Constitución, porque involucra políticas públicas. 

-Esa tesis confunde objetivos e instrumentos. La Constitución perfectamente puede contener una afirmación de propósitos sobre el combate a la pobreza y la desigualdad sin especificar las políticas para alcanzar esos objetivos. Esas las fija la ley, no la Constitución. Del mismo modo, puede y debe incluir el control del cambio climático como objetivo nacional sin especificar política pública alguna.

-Ha comenzado a circular la posibilidad de que la Cámara de Diputados tenga 150 y no 155 integrantes y que el Senado mantenga los 50, pero con un redistritaje en el país. ¿Concuerdas con esta posición? ¿Cuál es a tu juicio respecto del sistema electoral que se debería proponer?

-El número de parlamentarios no es lo medular. Dar a entender que pagar cinco sueldos menos marca una diferencia fiscal también es demagogia pura. Lo que importa es el sistema mediante el cual se elige a los parlamentarios. Queda más que claro a estas alturas que Chile seguirá con un régimen presidencial. Está recontra estudiado, y la evidencia internacional es abundante, que los regímenes presidenciales no funcionan con sistemas electorales proporcionales, porque hacen imposible formar mayorías y gobernar.

Los gobiernos llegan al poder acarreando cantidades de promesas y al lunes siguiente constatan que no tienen mayoría parlamentaria y las promesas quedan en nada. Eso le pasó a Piñera y ahora a Boric. El resultado es la frustración ciudadana y la deslegitimación de la democracia.

No hace mucho Chile tenía siete partidos en el Congreso y hoy tiene 22. Así no hay democracia que funcione. Cualquiera que desee gobernar en el futuro, y eso incluye a los sectores más conservadores, debería entenderlo. Necesitamos un sistema electoral con distritos chicos y umbrales altos para entrar al Congreso. Y si eso requiere redistritaje, que así sea. Los detalles pueden ir en la ley, pero los principios del diseño de los distritos corresponde que vayan en la Constitución. Es la oportunidad para hacerlo. Si todo queda en manos de los parlamentarios, que son parte interesada, no se hará jamás.

-Las encuestas son devastadoras respecto a las opciones de tener una nueva constitución. En la última Cadem un 24% aprueba versus un 56% que rechaza. ¿Se puede revertir un escenario tan adverso?

-Esos votantes están frustrados con tanta elección (ya perdí la cuenta de las que hemos tenido en los últimos tres años) y con tanta promesa incumplida. Dudo que llegado el momento de votar quieran seguir prolongando el proceso y tener aún más votaciones. La mejor manera de terminar con esa frustración es, primero, exigir que el texto sea bueno y, si lo es, aprobar.

En Gran Bretaña, así logró ser elegido Boris Johnson, que resultó un Primer Ministro mediocre pero siempre fue un político muy hábil. El país llevaba años discutiendo el Brexit, la gente estaba cabreada del asunto, y Johnson hizo campaña repitiendo “Get Brexit Done” (Completemos el Brexit). Ganó, y así ocurrió. Por supuesto que el Brexit resultó ser un desastre, pero esa es harina de otro costal.

-¿Crees que la oportunidad está en el alto porcentaje de indecisos que declaran que tomarán una definición una vez conocido el texto final de propuesta constitucional?

-Puede ser. Todavía hay mucha gente que no se ha decidido, y que probablemente no lo haga hasta última hora.

-¿Qué pierde José Antonio Kast si se rechaza el proyecto? ¿Si se rechaza se verían mermadas sus opciones presidenciales?

-En un sistema de elecciones presidenciales con segunda vuelta, para ganar hay que sacar 50% más uno. Y no hay ejemplo en nuestra historia de un candidato que haya superado ese umbral sin correrse para el centro y dar garantías de gobernabilidad. Kast parece pensar hoy que polarizando y haciendo política identitaria saca ventajas electorales. Puede ser, pero esa estrategia lo lleva a un techo del 40% a lo más, y con eso está muy lejos de La Moneda.

Además, su partido es el más grande del Consejo Constitucional. Con unos poquitos aliados tiene mayoría. Por lo tanto, el rechazo de la nueva Constitución sería el fracaso de los Republicanos. ¿Y quién va a querer votar por unos fracasados? Para evitar ese escenario, a los republicanos no les queda otra que ceder y pactar en el contenido del proyecto.

-¿Qué pierde Boric si se rechaza el proyecto? ¿Qué gana si se aprueba? 

-Hoy, el legado de Boric es una lista con un solo ítem: la nueva Constitución. Pasar a la historia como el presidente más joven de la historia de Chile (Freire era un año menor, pero fue Director Supremo, no presidente) es lindo, pero se olvida rápido. La apuesta de Boric para entrar a los libros de historia pasa por conseguir que el proceso constitucional tenga éxito. Eso implica controlar al PC y al FA para que no polaricen desde el otro lado. Y ayudar con sus palabras y actitudes a crear un clima de concordia, no de confrontación.

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