Abril 22, 2024

Álvaro Bellolio: “La posibilidad de que Hezbollah ingrese a Chile no puede ser ignorada, especialmente tras la alianza de Bolivia con Irán”

Ex-Ante

El ex director de Migraciones en la administración Piñera, Álvaro Bellolio, propone la expulsión de migrantes venezolanos irregulares vía terrestre y pone el foco en enfrentar el trabajo ilegal, un asunto muy controvertido en otros países. Aquí, además, hace una evaluación de la gestión de Boric y explica por qué, a su juicio, el viaje de Piñera a Cúcuta no influyó en el masivo éxodo de venezolanos a Chile.


-El director de Migraciones Luis Eduardo Thayer indicó este viernes que en lo que va de 2024 ya van 313 personas expulsadas ¿Qué rescatas y qué no de la política migratoria de la administración Boric?

-Al comparar estos números con los años, se observa una notable disminución en la efectividad, considerando el aumento del presupuesto destinado a estas acciones. Por ejemplo, en 2019, se llevaron a cabo 2.200 expulsiones con un presupuesto tres veces menor al de este año. La administración actual, con un presupuesto de 3.500 millones, proyecta al ritmo actual menos de 1500 expulsiones anuales, lo cual pone en duda la eficacia del incremento presupuestario y la preocupante autocomplacencia del Ejecutivo.

Ahora bien, se rescata un cambio en el discurso gubernamental que ahora acepta la necesidad de expulsar a individuos con antecedentes penales y parece haber una consistencia en materia de refugio, pero es preocupante la normalización del ingreso clandestino. Hoy el discurso de las autoridades es dar la posibilidad de que migrantes que ingresan de manera ilegal puedan regularizar su situación mediante el registro biométrico y obtener visas si trabajan en Chile, aún sin autorización, lo que incentiva la migración irregular, en lugar de contenerla.

-En medio del caso del ex teniente Ronald Ojeda, el subsecretario Monsalve anunció que existe autorización para expulsar a 60 ciudadanos venezolanos, apostando a un total de 150. ¿Cuánto se puede avanzar con Maduro, que, al igual que Fidel Castro en los 80, da manga ancha para la salida de sus detractores?

-En relación con Venezuela, es crucial que el gobierno chileno planifique de manera más efectiva y se anticipe a los cambios en el escenario político y diplomático. Durante la administración anterior, a pesar de la ausencia de un embajador, se mantuvo una relación consular cordial muy quid pro quo que facilitaba operaciones como los vuelos de retorno a la patria.

-¿Qué propones para realizar expulsiones a Venezuela, dada la difícil relación con el régimen?

-La capacidad de expulsar a los cientos de miles de venezolanos que han ingresado clandestinamente es posible si se ven rutas alternativas, como vuelos a Colombia y cruce por tierra a Venezuela, o incluso buses que hagan la ruta Chile-Bolivia-Brasil-Venezuela, ya que ni Bolivia ni Brasil les piden visa a los ciudadanos venezolanos, y en ambos países los gobernantes son de tendencia política similar al actual gobierno.

-Desde hace años que existe un debate en Chile sobre la supuesta existencia de Hezbollah. ¿Qué antecedentes tuviste al mando de la Dirección de Migraciones?

-El tema de Hezbollah es complejo y sensible, especialmente en el contexto de seguridad nacional. Aunque las respuestas oficiales han sido variadas, la rigurosidad de la respuesta dada por el gobierno hacia Argentina contrasta con una pasividad ante las faltas de colaboración de Bolivia y Venezuela. Ahora bien, sobre los antecedentes, acá era la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) la cual jugaba un papel activo en la revisión de casos considerados de alto riesgo, basándose la ley 19.974 y en antecedentes de seguridad nacional, e iniciar primeras revisiones basado en lugar donde provienen y su pasado activista en causas penadas por derecho internacional.

-¿Está Hezbollah en Chile?

-La autocomplacencia de la actual administración en el control fronterizo es una gran preocupación, especialmente con el elevado número de ingresos clandestinos y los recientes arrestos de funcionarios implicados en tráfico de personas en la frontera con Bolivia. La posibilidad de que individuos vinculados a grupos como Hezbollah ingresen al país a través de estas rutas no puede ser ignorada, especialmente considerando las alianzas de Bolivia con países como Irán.

-Y un decreto chileno impide las devoluciones de migrantes hacia Bolivia.

-Es inentendible que siga vigente la resolución de abril 2022 que prohíbe devolver a los extranjeros no bolivianos. El respeto desmedido que tienen a Bolivia es inentendible, en el sentido que permiten que roben autos y los repartan en el país vecino, y no devuelven a ningún extranjero, aun sabiendo que es residente o pasó por Bolivia, porque no quieren realizar gestiones con ellos.

-Uno de los temas que se ha instalado en otros países -sobre todo en época de campaña- pasa por el trabajo de los migrantes irregulares. Para algunos el atacar la oferta de este tipo de empleo, muchas veces precario, es una de las claves del problema.

-El trabajo ilegal de migrantes representa un grave problema por varias razones. Primero, socava el principio de legalidad y el respeto por las normativas migratorias del país, lo que a su vez puede generar incentivos negativos para la migración irregular. Esto no solo afecta la equidad laboral y puede fomentar la competencia desleal, sino que también puede exponer a los migrantes a condiciones de trabajo precarias y a la explotación laboral.

Además, cuando el gobierno no implementa o hace cumplir las leyes migratorias de manera efectiva, se transmite un mensaje peligroso: que la ilegalidad puede ser recompensada y que no hay consecuencias por violar las leyes. Este tipo de política puede ser interpretada como un incentivo implícito para que los migrantes ingresen al país de forma irregular con la expectativa de que podrán trabajar y, posiblemente, regularizar su situación en el futuro sin haber seguido los canales legales adecuados.

Es crucial tener un sistema migratorio que equilibre la necesidad de proteger los derechos de los migrantes con el cumplimiento y la aplicación de la ley, y que a la vez contribuya al mercado laboral de manera justa y regulada.

-¿Cómo respondes a las críticas de que fue el viaje del ex Presidente Piñera a Cúcuta el que generó la llegada masiva de venezolanos a Chile?

-Es curioso ese argumento, partiendo porque jamás el ex Presidente Sebastián Piñera hizo una invitación a venir a Chile sin visa de residencia. De hecho, llegaban más ciudadanos venezolanos antes de la ida a Cúcuta -358 mil entre el año 2015 al 2018- que los ingresos clandestinos después de ese viaje, que son 82 mil. A su vez, poco se menciona que en los dos años de gobierno del Presidente Boric, ya se superan los 100 mil ingresos clandestinos, principalmente de venezolanos.

Adicionalmente, la cantidad de ciudadanos venezolanos que llegaron a Perú después del 2019 es cuatro veces la de los que llegaron a Chile, siendo que el país vecino no participó en los eventos en la frontera entre Colombia y Venezuela. Por ello, puede haber la crítica sobre el resultado diplomático, pero en términos de incentivar e “invitar” a más migrantes a llegar a Chile, el foco debería estar puesto en quienes defendían que los extranjeros entraran como turistas y se quedaran en nuestro país, que se dio fuertemente en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, se prohibió en el gobierno de Sebastián Piñera, y fue fuertemente cuestionado e incluso se sigue buscando retornar al turismo laboral por parte de activistas del Frente Amplio y el Partido Comunista.

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