-Yo creo que el panorama se abrió, en el sentido de que todo caminaba en la dirección de que la nueva constitución fuera aprobada con la misma mayoría, si no mayor, del Apruebo en el plebiscito de 2020, que logró un 78%. Sin embargo la manera en que han trabajado los convencionales, las señales que han ido dado, las confusiones previas, con la visibilidad que tuvieron propuestas que la gente cree que se aprobaron, empieza a instalarse la duda del voto de la gente.
La gente obviamente que votó apruebo tiene una disposición a votar favorablemente, pero solo una disposición. El trabajo de los convencionales de pronto opera como si la reproducción del voto Apruebo estuviera completamente garantizada. Y ese es un error de diagnóstico.
-¿Se abre la opción de que gane el No?
-Obviamente la gente va a votar por un texto preciso, y si ese texto se aleja demasiado del sentido común mayoritario, corre el riesgo de ser rechazado. Piensa tú que en el estado actual las encuestas dan 60-40 de Apruebo-Rechazo. Y partimos de un 78-22 en el plebiscito de 2020. Lo complejo es que aún la Convención no aborda educación, pensiones, un conjunto de temas que pueden ser sensibles. Y si se alejan del sentido común, el riego es que se gane por una cifra muy estrecha o derechamente se pierda.
-La encuesta dice que el Apruebo bajó nueve puntos desde el 28 de enero.
-Sí, pero igual ha bajado el Rechazo. Lo que aumenta es la indecisión. Pero cada cosa tiene su impacto. O sea la llegada de Rojas Vade mañana va a ser un desastre para la Convención. Imagina que pasado mañana se gana por dos tercios por un solo voto y ese voto es de Rojas Vade. Obviamente le genera un problema al proceso constituyente. Es un misil a la línea de flotación. El daño que hace es tremendo.
Tienen que hacer lo imposible para evitar que se siente en la Convención, porque está sentado sobre un fraude. Y contamina al conjunto. En el Congreso hay experiencia en eso: uno que comete un delito o una falta grave y el conjunto de la institución sufre. Aquí pasa lo mismo.
-¿Cuándo pasó eso en el Congreso?
-Siempre. Basta que una persona esté siendo procesada o denunciada por alguna irregularidad y el conjunto del Congreso cae.
-Como decías, lo que ha subido es quienes no saben o no responden sobre qué van a votar.
-Claro. Es obvio que ambas opciones cuentan con un elector duro, pero una buena porción va a votar según sea el texto. Si tienes un 60-40 de inicio eso te da una elección reñida. Los contenidos que chocan a la gente pueden dar para estructurar una campaña del Rechazo eficiente. Lo que digo es un llamado de alerta. Que no se trabaje como si la gente le tuviera asegurado el Apruebo sin importar cuál es el texto. El Apruebo tiene que construirse.
-¿Cuáles son las principales normas que están configurando este aumento del rechazo?
-Yo creo que golpeó mucho que por el mismo delito cometido por una persona de distinta etnia, podría a llegar a tener distinta sanción. Eso choca mucho con el sentido común. La gente al final entre lo que se propuso y lo que se aprobó, muchos se quedan con lo que propuso y creen que se aprobó.
-Como el tema de la eliminación de los poderes.
-Por ejemplo, debe haber una fracción que todavía dice: “estos gallos van a eliminar los poderes separados, independientes, para fusionarlos en uno solo”. Con el solo hecho de proponerse, va generando incertidumbre y desconfianza.
-En todo caso, parece que aún es fuerte el rechazo a la Constitución del 80, por haber nacido en dictadura.
-Por supuesto. Es obvio. Pero no hay que se ingenuo: la disyuntiva que plantee cualquier campaña del Rechazo, la alternativa que van a poner sobre la mesa no va a ser la vigencia de la Constitución del 80. Tendrían que ser lesos. La propuesta va a ser la Constitución de Bachelet como base de una reforma que haga el Congreso. Y ahí, claro, la disyuntiva no es dictadura/democracia como fue en la práctica en el apruebo/rechazo.
-Un 53 % tiene una percepción negativa de la Convención, versus 41-42 positivo. ¿Se está perdiendo la confianza?
-Sí, ha ido perdiendo, por supuesto. Ahora, sigue siendo la institución con mayores niveles de confianza. Si la pones al lado de todas las otras instituciones políticas, el Congreso, el Ejecutivo, el Poder Judicial, sigue siendo la Convención por lejos la institución más confiable. Pero, partió con niveles de confianza como los del Apruebo.
-¿Crees que la Convención refleja el Chile de hoy?
-La composición de la Convención es obvio que no refleja el Chile de hoy. Refleja el Chile del momento en que fue elegida. Y es evidente que la derecha que obtuvo 20,6 % de los votos para elegir convencionales, después sacó más del 30 y tanto por ciento en las parlamentarias y 44% en segunda vuelta; entonces es obvio que el Chile de hoy es más parecido a ese 44% que a ese 20%. Es como una foto movida, la máquina estaba movida y el contexto también. En la medida que te alejas de ese contexto, del estallido social, los números empiezan a ser más parecidos a los números históricos.
-¿El rechazo está tomando fuerza o el apruebo está consolidado?
-Yo no creo que esté consolidado nada, todavía hay un prejuicio positivo: si votamos apruebo tenemos que votar a favor de una nueva constitución. ¿Cómo nos vamos a quedar con la vieja constitución? Pero eso está lentamente moviéndose y depende mucho de lo que haga la Convención en los meses que quedan. Depende, a mi juicio, de cuánto se acerca o cuánto se aleja del sentido común mayoritario en temas que son cruciales.
-¿Cómo cuáles?
-Libertades públicas, educación, pensiones. Si por ejemplo en pensiones ataca radicalmente el ahorro individual, va a sumar razones para rechazar de mucha gente que gracias a los retiros aumentó su adhesión al ahorro individual, a la capitalización individual. Y si se pone en cuestión la libertad de educación, de hacer colegios, de llevar a tus niños a colegios particulares subvencionados o particulares también va a haber otra fracción por el rechazo.
El problema es que en la Convención hay radicalismos que se distancian mucho del sentido común mayoritario, en libertad de expresión y prensa. En educación, en pensiones, si se aleja mucho corre el riesgo de fracasar.
-¿Cuál es tu posición?
-Yo quiero votar Apruebo. Pero obviamente si la Constitución no me identifica en lo más mínimo y se aleja demasiado del concepto de democracia representativa, tendré que votar en contra. Pero si establece poderes diferenciados, sin imperio de la política sobre la justicia, con un equilibrio entre ejecutivo y legislativo, libertad de prensa garantizada, sin dudas respecto de las distintas libertades, con entusiasmo voy a votar a favor.
Critico a quienes ya están anunciando su voto sin tener siquiera texto. Definirse solo con un par de titulares en un par de temas, es un exceso.
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