-Aunque el proceso no termina todavía, ¿por cuál opción te sientes más inclinado a votar?
-A mí me encantaría poder votar a favor por una razón: hay que cerrar el tema constitucional de una vez, porque le está haciendo un daño brutal a la economía del país. Y a la política del país. El impacto sobre la inversión y el empleo que está teniendo este problema abierto es inimaginable. Yo espero que se den las condiciones para llegar a un acuerdo, porque el efecto de esta incógnita es devastador. Es un asunto del que nadie se hace mucho cargo.
-¿Qué puntos te gustaría poner sobre la mesa?
-Yo no tengo el recetario para abordar o rechazar el texto, porque para eso hay negociadores. Pero no llegar a acuerdo sería una irresponsabilidad histórica. Conseguir un nuevo pacto constitucional es una necesidad país. Llevamos una década en discusión constitucional. Chile está parado hace diez años, por lo menos en sus inversiones, porque no es capaz de darle garantías a la gente que viene a invertir. Y entonces grandes inversionistas de afuera y también grandes inversionistas chilenos, prefieren invertir en otros lugares donde tienen una garantía que después de unos años van a poder recuperar lo que invirtieron.
Pero sin institucionalidad, sin constitución, sin leyes, atraer a los inversionistas es muy difícil. No hay mucha conciencia de que esta parálisis, este vacío constitucional de diez años nos está haciendo un daño feroz. Que no se sorprendan después porque la economía no esté creciendo y estemos entre los tres países con menos crecimiento de toda América Latina. Estamos en el fondo de la tabla.
-¿No hay espacio por un tercer intento?
-Esto hay que resolverlo ahora. Y para eso tiene que haber un texto que convoque a una mayoría importante y transversal, por lo tanto todos tienen que ceder algo para que funcione.
-¿Votarías a favor, aunque sea una Constitución más conservadora?
-Voy a votar fundamentalmente a partir de lo que sea la decisión de los Amarillos, porque confío mucho en el equipo que está trabajando allí. Hemos estado trabajando muy intensamente en equipo, no solamente en la Constitución, sino que en la reforma tributaria, en el tema de pensiones, etcétera.
Pero hay que ver la propuesta en su conjunto. Porque si Amarillos están de acuerdo y resulta que el acuerdo no es con todos los integrantes del arco político, será el momento de discutir. Y votaremos por lo que nosotros creemos que sea mejor, coincidamos con quien coincidamos y difiramos con quienes difiramos.
-¿Crees realmente que se puede llegar a un acuerdo transversal, que más encima corre contra el tiempo?
-Ya lo probamos con el rechazo en el proceso anterior. Teóricamente se pensaba que el pueblo estaba con el apruebo y no fue así. Yo espero que hoy día sea un arco más amplio el que apruebe un texto que surja de la Comisión. Pero está por verse.
-¿Cuáles temas te complican más?
-El tema que más me complica es un rechazo. Mi vida no va a ser muy distinta en lo personal con el a favor o el en contra, pero me doy cuenta que para Chile y para la mayoría de la gente, sobre todo la más vulnerable, mantener la situación constitucional pendiente es brutal.
Esta incertidumbre afecta no solamente en lo económico, sino también en lo político. En la nueva propuesta, hay algunos avances interesantes para evitar la fragmentación política que hoy día tenemos. Y en la idea de buscar una forma de votación en la cual no haya tantos candidatos por circunscripción electoral, para evitar que se disperse tanto la cantidad de votos, haciendo imposible que nadie tenga mayoría y posibilidad de gobernar.
-Si se rechaza, ¿la actual Constitución sería un sistema cojo?
-Si se rechaza vamos a mantener el sistema político actual que está demostrándose como un sistema político que no sirve. Por lo tanto, cambiar el sistema político es indispensable para tener un país con gobernabilidad razonable. En ese sentido, el rechazo es la peor noticia que pueden tener los chilenos.
-Decías que el debata constitucional ha tenido un efecto brutal en la economía. ¿Se vio en los últimos indicadores económicos, que fueron nada auspiciosos?
-Esto viene de hace una década. Chile crecía 4% o 5%. Llevamos diez años creciendo en torno al 1%. Este año vamos a decrecer. Más aún este 2023, junto con Haití y con Argentina, según la CEPAL, somos los tres países de América Latina que vamos a decrecer. Los datos de empleo que se entregaron días atrás muestran un aumento considerable de la desocupación. Es demasiado evidente: nos estamos quedando anémicos por no resolver este problema constitucional. Por supuesto, el tema constitucional no resuelve todos los problemas, pero es uno que hay que resolver sí o sí.
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