El ministro de Hacienda afianzó la consolidación fiscal, pero en el empresariado dudan de su capacidad para atraer inversiones. Entre los parlamentarios hay opiniones divididas.
Expectativas. El mercado reaccionó positivamente cuando el Presidente Boric anunció en enero a Mario Marcel como su ministro de Hacienda. La lectura generalizada fue que el economista inyectaría moderación a un programa perfilado por algunos como radical.
- Mientras en el empresariado hubo un temprano alivio por la llegada al nuevo Gobierno del entonces presidente del Banco Central, el Partido Comunista transmitió escaso aprecio.
- Luego del Plebiscito, Marcel salió rápidamente a marcar un nuevo ritmo de las reformas antes el macizo triunfo del Rechazo.
- No obstante, desde el sector privado observan con escepticismo esa promesa, en la oposición política afirman que está “acorralado” y en el propio PS le piden abrirse a nuevas ideas, como el “impuesto Robin Hood”.
Lo intransable. De la serie de objetivos que se trazó Mario Marcel cuando llegó al Ministerio de Hacienda, hubo dos intransables: moderar el gasto fiscal y aplacar el techo de la deuda pública.
- Siete meses después, hay resultados: en 2022 Chile tendrá, por primera vez desde 2007, sendos superávits efectivo y estructural. Y el peak de la deuda proyectada bajó del 45% del PIB a menos del 41%.
- El compromiso se selló con indicaciones a la Ley de Responsabilidad Fiscal para tener ahora una regla fiscal dual que considere tanto gasto como deuda fiscal.
- Cumplir esa tarea podría permitir –si es consistente– mejorar las notas crediticias; sosegar desde el Fisco la presión inflacionaria, y restablecer en algo la profundidad de un mercado de capitales herido tras los retiros previsionales.
Desconfianza. Pero entre los gremios empresariales hay una creciente desafección por el ministro. “Te escucha, efectivamente se muestra abierto a conversar. Pero después uno ve que lo que concede son cosas con las que estuvo de acuerdo desde un principio, solo que lanzó una primera propuesta con el tejo pasado”, manifiesta off the record un dirigente gremial.
- “Se nota que dentro del mismo ministerio tiene que responderle al Partido Comunista”, dice otro dirigente en relación con los asesores de la Reforma Tributaria.
- Son varios los actores que comparten la siguiente opinión: por un lado, valoran que las cuentas fiscales estén en orden, pero por el otro critican que Marcel no entiende a cabalidad las dificultades que enfrentan los empresarios en seguridad pública, certeza jurídica y estabilidad. “Se notó mucho en su primera propuesta de Reforma Tributaria: su conocimiento macro le impidió ver lo micro”, dice uno.
- En Hacienda contraponen que hay un sinnúmero de reuniones sostenidas con los gremios. Desde el empresariado recuerdan lo que pasó con la agenda pro inversión: en vez de participar en su contenido, fueron “informados”.
Gabinete. Un dirigente dice que la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), ha sido más confiable. “No se compromete a lo que no puede, y cuando da su palabra, la cumple”, destaca.
- Ninguno de los consultados destina elogios al otro ministro fuerte del gabinete económico: Nicolás Grau (CS), de Economía. Esa cartera encabeza una iniciativa potente por delante: la agenda de productividad, cuya mesa de trabajo ya comenzó con los privados.
- Todos también mencionan al subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada. Pero tras la llegada de Carolina Tohá a Interior y Ana Lya Uriarte a Segpres, Marcel quedó fortalecido.
- Las dos almas del oficialismo, que tras el cambio de gabinete post plebiscito agudizó las diferencias entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, se ha trasladado también al Ejecutivo. En el papel, la centroizquierda tomó el control político de la administración Boric, pero el FA-PC ha logrado sujetar aspectos del programa original del gobierno e imponerse ante el Presidente, como ocurrió en un momento con el TPP11, donde Marcel y Tohá siempre apostaron por apurar su tramitación y dar una señal a los inversionistas, mientras el subsecretario Ahumada -con el apoyo de la izquierda- logró extender las negociaciones más allá de su aprobación en el Congreso. El último zigzagueo de la administración supuso robustecer la posición de Marcel, al definirse que el tratado se cerrará antes de fin de año.
- Para algunos, la ofensiva de Boric durante la campaña por el plebiscito del 4-S y las señales ambiguas que ha dado del rumbo que tomará tras el aplastante triunfo del Rechazo, ha terminado perfilando con mayor intensidad las dos almas que conviven en el oficialismo y el gobierno y afectando la gestión de Marcel ante empresarios y parlamentarios.
Reforma Tributaria. No existe ahora mayor inquietud en el sector privado que la reforma impositiva que se tramita en la Cámara de Diputados. Hacienda ha presentado dos paquetes con indicaciones que no solo recogen elementos surgidos de una mesa de negociación entre asesores, sino que redujeron la recaudación prevista.
- En la sesión de la Comisión de Hacienda del 18 de octubre, el diputado Guillermo Ramírez (UDI) criticó que “prácticamente no se hicieron indicaciones en la línea de las que nosotros planteamos […] Esta discusión la partimos con el pie izquierdo”.
- Agustín Romero (Republicanos), dice a este medio: “Yo le tengo un gran respeto profesional y él resalta en un gabinete de incompetentes, pero el ministro está enamorado de su reforma. Llama a conversar con sus asesores, pero al final de nada sirve porque imponen su agenda. Perdí la esperanza con él”.
- Frank Sauerbaum (RN) afirma: “Pensé que después del Plebiscito el ministro iba a sentirse más empoderado, pero la verdad es que se ha dejado llevar por la izquierda del Gobierno. Está acorralado […] Un ejemplo claro es el impuesto al patrimonio: nueve de los 10 expositores ante la Comisión de Hacienda dijeron que no recauda. ¿Y qué hace el ministro? Lo mantiene, porque así da una señal política a la izquierda”, dice a Ex-Ante.
- En el oficialismo hay matices. Jaime Naranjo (PS), presidente de la comisión, asegura que Marcel no está acorralado. Sin embargo, admite una diferencia dada la resistencia del ministro a la propuesta de parlamentarios oficialistas de aplicar un nuevo gravamen a las transacciones financieras, conocida como “impuesto Robin Hood”
- “El impuesto Robin Hood no está descartado de la reforma tributaria. Creemos que es buen instrumento para recaudar recursos frescos para pagar deuda social. Si quiere seguir contando con nuestro entusiasmo y apoyo”, agrega, “sería difícil de entender que se abre la puerta para la derecha y se nos cierra a nosotros”.
- En la sesión del 18 de octubre, Jaime Sáez (RD) dijo que perseverar en esta reforma “no se trata únicamente del capricho de un gobierno de turno. Se trata de que para avanzar en los desafíos que nuestro país tiene, necesitamos plata: ¡si con plata baila el mono!”.
- Por otra parte, el diputado Carlos Bianchi (indep.) observa una cualidad distintiva en Marcel. “Todos los ministros de Hacienda anteriores venían al Congreso con una frialdad robótica. Ahora es la primera vez que veo a un ministro con inteligencia emocional”, dice a este medio. Tras el Plebiscito, juzga que Marcel “es el único que supo convertirse. Logró converger inmediatamente a una nueva realidad y se abrió al diálogo”.