Comedias, dramas, thrillers, policiales que se estrenaron este 2021 incluye mi lista: por eso no está la muy popular Succession que acaba de terminar su tercera temporada en HBO Max (la serie partió en 2018) con un epatante episodio de cierre. (La T 4 ya está confirmada). Y también incluyo documentales ¡asombrosos! en formato de serie.
10 puntos
Decir Rodrigo Sorogoyen es sumergirse en un tambor de adrenalina.
El director español es responsable de películas de primerísimo nivel, tan intensas y críticas como El Reino (2018, no confundir con la serie argentina) y Que Dios nos Perdone (2016).
En Antidisturbios hace honor a su estilo: tensa, vertiginosa y polémica. Con su tema favorito de fondo: la corrupción.
Todo se desata cuando, siguiendo una orden judicial, un equipo de policías antidisturbios de Madrid llega a un ruinoso edificio, para efectuar un desalojamiento.
Decenas de okupas están instalados en el apartamento en cuestión, resueltos a no moverse de allí.
En medio del griterío, los tira y afloja y los celulares grabando, el Jefe del grupo le pide al secretario del Juzgado que los acompaña, que suspenda el procedimiento. El funcionario llama al Juez. Este se niega a dar la orden de detener el procedimiento. Insisten. Nada.
El desalojo termina mal.
Laia Urquijo (Vicky Luengo), oficial de Asuntos Internos de la Policía, tozuda y perseverante como nadie, se hará cargo del caso.
Pero mientras se investiga al dedillo lo que parece un reconocible caso de “excesos policiales”, queda al descubierto un complejo entramado de corruptelas de insospechados alcances.
ANTIDISTURBIOS
10 puntos.
Esta es una serie para cinéfilos, una joya fílmica: rodada exquisitamente por Barry Jenkins (Oscar por Luz de Luna), quien escoge con delicadeza los planos, los colores que definen atmósferas y que controla los tempos al punto que por momentos pareciera que toda acción se detuviera.
La serie es una adaptación de la novela de Colson Whitehead (con la que ganó su primer Premio Pulitzer), un drama crudo, intenso y doloroso.
Sigue la historia de una esclava, en el siglo XIX, que escapa de una hacienda en Georgia, cuyo dueño es un hombre de una crueldad inimaginable.
Cora Randall (Thuso Mbedu) ha oído hablar de lo que cree es una leyenda: un ferrocarril subterráneo por donde los esclavos como ella pueden escapar hacia otros lugares donde pueden ser libres o al menos ser tratados mejor, lo que sea que ello signifique.
El ferrocarril sí existe y aunque su funcionamiento tiene algo de irreal, en su huida desesperada logra llegar hasta él y alejarse de la temida Georgia.
Pero lo que le espera es otro calvario, aunque siempre, cada cierto trecho se abre una esperanza.
La contradictoria panorámica humana que se abre en esta historia mezcla una serie de muy singulares personajes. Uno de ellos, un hacendado abolicionista, que emplea a libertos. Mientras que su hijo resulta ser un sádico cazador de esclavos fugitivos.
Desgarradora.
THE UNDERGROUND RAILROAD
10 puntos.
Imposible de encasillar, esta miniserie británica sumerge al espectador en complejas e incómodas reflexiones éticas, a través de una historia que mezcla con naturalidad y soltura el drama, el humor y lo cotidiano.
Hayley Squires (Yo, Daniel Blake) es Hayley Burrows, una decidida y desparpajada madre de familia, que maneja un llamativo auto deportivo de color inverosímil, calza botas blancas taco aguja y viste mini y ropa ajustada.
Mrs. Burrow gana buen dinero: su nombre artístico es Jollene Dollar y es una super estrella porno.
Lo que se conoce como “cine para adultos” es, vemos aquí, una industria como cualquier otra, con sus empresas asociadas que cotizan en bolsa y tiene su rutina.
Hayley se maneja con soltura en ella y aunque su popularidad en redes sociales le significa algo de bullying a su hija, tampoco es algo de lo que hacer drama.
Su actividad es públicamente conocida (¿por qué no?).
Aunque está algo madura para el oficio, sigue siendo una pieza clave en la productora que maneja su jefe y amigo Carroll Quinn (un irreconocible Ruper Everett).
Proactiva, se involucra en las producciones y cuando se requiere de otra actriz, ella recluta a una chica joven a la que instruye brevemente antes de dejarla en el estudio de grabación. Porque, claro, hay ciertas normas no escritas y límites que respetar.
Cuando se entera que esas normas han sido pasadas a llevar con la novata, se gatilla en ella una antigua y sepultada herida y decide no solo abandonar el trabajo (¿se puede?) sino que poner las cosas en su lugar.
A ritmo vertiginoso, diálogos que no tienen desperdicio y una apuesta visual potente y bien pensada, Adult Material cuestiona todo aquello que aparece normalizado, sobre todo en el trato hacia la mujer, en esta industria.
¿Se puede hablar de humillación y degradación cuando hay consentimiento y tras ello hay una muy buena paga?
En definitiva ¿hay abuso de poder?
No es casual que tres mujeres —directora, guionista, protagonista— estén a la cabeza de esta genialidad.
ADULT MATERIAL
10 puntos.
Ava (Hannah Einbinder), una joven escritora de guiones en Los Angeles, acaba de meter la pata en Redes Sociales y se queda sin trabajo. Su manager es Jimmy, un tipo joven que tiene a su cargo a clientes harto más importantes que Ava, como la intratable Deborah Vance (Jean Smart), que desde Las Vegas, donde mantiene por años su stand-up show, lo majaderea como ella hace todo: sin misericordia.
Urgido por zafar de ambas, le miente a Ava diciéndole que le ha conseguido un trabajo y que tiene que trasladarse a Las Vegas. Ava pone el grito en el cielo, pero no tiene más opciones.
Se supone que deberá escribir guiones para los shows de Deborah. Es una idea de Jimmy a la que Deb le ha dado un portazo. Pero Ava se enterará de la verdad solo cuando llegue a la suntuosa mansión donde vive la diva.
Profundamente crítica y con sus toques “noir”, Hacks gira en torno al estruendoso choque generacional e ideológico que se produce en el encuentro entre Ava y Deb, dos mujeres en las antípodas, que solo se parecen en sus caracteres fuertes e inflexibles.
En una relación imposible, pone frente a frente a la súper estrella que no aceptará jamás que sus mejores años han pasado y a la chica lista que desprecia y le repugna todo lo que no se parece a lo que ella opina.
Deb, con sus túnicas y postizos, y su larga carrera en los escenarios está absolutamente fuera del radar de Ava. Pero astuta, sagaz y carente de cualquier escrúpulo, Deb es una aplanadora y se maneja como el tiburón que es en ese acuario de fieras que es Las Vegas.
Finalmente, terminan trabajando juntas, lo que es un decir, porque las chispas nunca dejan de saltar.
Hacks deja ver la decadencia que se resiste a emerger, en medio de ambientes luminosos y un lujo que coquetea con el kitsch.
El humor surge tanto de las insólitas situaciones que se suceden una tras otra —y la caja de sorpresas que ha sido la vida de Deb— como de las arrolladoras actuaciones de las protagonistas y sus potentes personajes.
¡Brillante! Jamás deja de sorprender.
PREMIOS EMMY: Actriz principal Comedia para Jean Smart (misma actriz de Mare of Easttown); Dirección: Lucia Aniello (“There Is No Line”, episodio piloto); Guión: Lucia Aniello, Paul W. Downs and Jen Statsky (por el mismo episodio). Nominada a Mejor Comedia. Hannah Einbinder, nominada actriz secundaria.
HACKS
10 puntos.
Esta cautivante miniserie que marcó el año va de adolescentes desaparecidas y/o asesinadas, pero sobre todo de familias desestructuradas,
Kate Winslet da una clase magistral de actuación para un personaje complejo, una mujer hosca y terca, que carga tragedias personales no superadas, inserta en una familia buena para los portazos.
Mare Sheehan se desempeña en el Departamento de Policía de Easttown, una pequeña ciudad de Pensilvania, y en su propio aspecto descuidado y mal agestado delata aquello que un forastero le dirá amablemente: “No lo superamos; nos desmoronamos”.
Sí. Eso ocurre cuando vivimos un trauma como el de Mare y permanecemos en estadio de negación.
En su desempeño actoral Winslet es capaz de aunar la interpretación —esa que surge desde lo interno— y el apoyo en algunos recursos externos. Porque su aspecto abandonado lo consigue sin tanto disfraz.
Mare no tan solo ha padecido las desgracias que la tienen así: también colabora en ello.
Aunque hábil, es sobre todo impulsiva e imprudente: de hecho, gran parte de la tensión que genera la serie en el espectador proviene de los pasos que dará. “Estás alejando a todo el mundo”, le dice alguien cercano. Y sí: Mare tiene el tino de un elefante en la cristalería.
Muy buenos secundarios: Helen (Jean Smart), la desconcertante (y algo cómica) madre de Mare, una mujer algo impredecible, a la vez que una católica fervorosa; Zabel, el joven detective que llega a colaborar; y la vecindad (¡qué vecindad!).
MARE OF EASTTOWN
10 puntos
Ted Lasso (7 Emmys de 20 nominaciones) fue esa pausa que refresca, el remanso de paz y optimismo en un año incierto y tormentoso.
Una comedia desconcertante, con una premisa tan tirada de las mechas que en sus primeros episodios uno se preguntaba si era ingenuidad o disparate de sus creadores.
Pero no. Este entrenador de fútbol americano (del EE.UU. profundo) que es contratado por la dueña del AFC Richmond, un equipo de la Premiere League de Inglaterra, era de verdad.
Increíble (literal), pero auténtico. Candoroso y optimista irredento, seduce y convence (al espectador y a sus pupilos).
Jason Sudeikis consigue que amemos a Ted aunque nos desconcierte y nos parezca inverosímil. Que lo admiremos porque donde uno pondría un golpe en la mesa él da vuelta la situación con una frase o actitud que pasa raspando el libro de autoayuda. Y es divertido y es querible.
Al punto que termina bajando la guardia tanto a los trogloditas que tiene de pupilos como a las avasalladoras féminas que circulan en la serie: geniales Juno Temple como Keeley Jones, la modelito polola tonta-pero-nada-de-tonta que da vueltas alrededor del equipo, y Hannah Waddingham, como la temible patrona, Rebecca Welton,
Y da lo mismo que a uno le interese o no el fútbol: esto es historias de camarín desde dentro, como jamás lo vemos y allí siempre habrá sorpresas.
Más con un entrenador que entre candidez y candidez resulta ser un encomiable líder.
TED LASSO
10 puntos
Ingmar Bergman grabó en 1973 para TV la miniserie de 6 episodios Secretos de un matrimonio, con Liv Ullmann y Erland Josephson, y al año siguiente la adaptó para el cine.
Este año, Hagai Levi (In Treatment y The Affair) estrenó su versión en el Festival de Venecia.
En 5 episodios y protagonizada por Jessica Chastain y Oscar Isaac. Levi no solo no “profanó” una obra de arte sino que consiguió rescatar, intacto, el espíritu y el concepto universal que hay tras la obra de Bergman, para imprimirle un sello propio y trasladar el conflicto al siglo XXI.
De todo lo positivo (que es mucho) que se puede decir de esta versión hay dos elementos claves:
En esta historia trasladada a EE.UU. en la era actual, Mira (Chastain) es una ejecutiva de una empresa tecnológica con una carrera brillante y mucho mundo. Jonathan (Isaac) es un profesor de filosofía. Forman una muy buena pareja, muy bien avenida. Por el tipo de trabajo que cada uno desempeña, hay un acuerdo más o menos tácito de que sea él quien se ocupe más de la casa y de la hija que tienen.
¿Cuándo, entonces, se produjo esa trizadura en esa relación perfecta? ¿Por qué?
El dolor de ver agonizar un amor sin que ninguno advirtiera señal alguna de que ello pudiese suceder se suma a la angustiosa avalancha de preguntas e incertidumbres allí donde estaban la seguridad y el refugio.
Entre los ’70 y el 2021 ha habido muchos cambios en la sociedad y en las relaciones de pareja. Pero la inmensa complejidad al interior de éstas, sigue siendo la misma.
Eso es de por sí un gran “hallazgo”. Porque parece obvio, pero no lo es en absoluto.
SECRETOS DE UN MATRIMONIO
10 puntos
Un thriller con su toque de cine negro y un buen manejo del suspenso, como lo que bien sabe hacer Oriol Paulo, un cineasta muy hitchcokiano.
Basada en la novela de Harlan Coben (que el mismo Oriol Paulo adaptó), El Inocente es un puzzle bien armado que se inicia con un hecho trágico y desafortunado: una riña de jóvenes que han estado celebrando su egreso de la U, afuera de una disco en Barcelona, y que termina con uno de ellos muerto y otro en la cárcel.
Una gran elipsis sitúa a los personajes —las familias de los involucrados, las amistades, investigadores, policía— una vez que Mateo (Mario Casas) ha cumplido su sentencia y arma una linda familia, pero a quien el pasado lo persigue.
De allí, como un hábil malabarista, Paulo construye una trenza en la que cada personaje tiene su momento, hasta que van apareciendo oscuros hechos, en los que campea la corrupción.
Las sorpresas se suceden una tras otra y aunque avanza por sendas truculentas y rudas, también es capaz de apretar y soltar, de repartir algunas gotas de humor negro y sobre todo, de mantener al espectador en vilo.
Trepidante y adictiva. Para espectadores con imaginación.
Gran actuación de José Coronado.
EL INOCENTE
9 puntos
Candela Montes (Candela Peña) llega con su taconeo firme, su ceño fruncido y su modo algo severo a hacerse cargo del único juzgado que hay en El Hierro, la última y más remota de las Islas Canarias.
Su tono madrileño decidido y demasiado directo contrasta cómicamente con las maneras y el acento más bien relajado de los lugareños.
La jueza tiene carácter, sin duda, y también claridad de lo que es su puesto de autoridad. Pero además Candela es una mujer sensible, a cargo de un hijo enfermo por el que se desvive en sonrisas y cariños.
Apenas alcanza a instalarse e incomodar a los funcionarios del juzgado —que también se las traen— cuando le avisan que el cuerpo sin vida de un joven ha sido hallado en el mar.
En esos mismos instantes, Pilar, la hija de Antonio Díaz (Darío Grandinetti), un turbio empresario más temido que querido, se dirige vestida de novia a la Iglesia.
El novio, Fran, no llega.
Se trata del joven que ha sido encontrado muerto esa mañana.
El sospechoso número uno es Díaz y aunque tiene todo en su contra asegura que es inocente y quiere probarlo.
En este choque de personalidades opuestas y fuertes —Candela y Díaz— se mueve este thriller en el que el drama humano y el paisaje cobran protagonismo en una trama perfectamente hilvanada.
En una tensión que parece controlada, la intensidad y el ritmo avanzan en un in crescendo que pilla desprevenido al espectador con giros y hechos impensados.
HIERRO
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