Récord. La directora de Presupuestos, Javiera Martínez, cerró el año fiscal 2022 con una serie de reflexiones que ella resumió en tres: trayectoria de normalización de finanzas públicas, una alta ejecución de recursos y un gasto con foco en la reactivación económica y el apoyo a las familias.
Por qué importa. La denominada consolidación fiscal es la medida a partir de la cual las cuentas del Estado resultan sostenibles para afrontar sus obligaciones. Si un país gasta en exceso y recibe menos ingresos de lo que prevé, puede enfrentar la apatía de los inversionistas y pone en peligro la calidad crediticia de su deuda.
1. Balance fiscal. Al cierre de 2022, el balance fiscal efectivo (todos los ingresos menos todos los gastos) del Gobierno Central representó el 1,1% del Producto Interno Bruto (PIB).
2. Ingresos. No fue el año del cobre. Muy por el contrario, los ingresos provenientes del cobre bruto (Codelco) sufrieron una merma de 60% respecto del 2021, lo cual había sido anticipado por la empresa estatal. Su aporte seguirá siendo moderado en los próximos años.
3. Gastos. Para que hubiese superávit no solo se necesita de mayores ingresos, sino que en 2022 se requirió un ajuste agresivo en los desembolsos del Fisco. Después de todo, el país salió del último año de Sebastián Piñera con un déficit fiscal, y sobre todo con salto del gasto público pocas veces visto: 33,3% anual.
4. Ejecución presupuestaria. Es usual que en los primeros años de un gobierno la ejecución presupuestaria tenga progresos modestos en los meses iniciales, dado que las administraciones comienzan más tarde (marzo) y deben afianzarse equipos nuevos.
5. Gasto de capital. De los egresos del Fisco y en particular de la ejecución presupuestaria, uno de los elementos más poderosos apuntaba al gasto de capital (inversión).
6. Inversión regional. La presión de los parlamentarios de regiones se acentuó en los escasos grados de avance que tenía la ejecución del presupuesto en regiones. Según la Dipres, parte de los problemas se debieron a que hubo numerosas licitaciones declaradas desiertas por distintos motivos (falta de materiales y alzas de precios, por ejemplo).
7. Endeudamiento. Uno de los ítems que más monitorean las clasificadoras de riesgo que evalúan a Chile es el nivel de la deuda pública. El año 2022 termina con un nivel del 37,3% del PIB, el más alto desde 1991. En aquel año, sin embargo, el país salía de la dictadura y se abrió al mundo a conseguir financiamiento con tasas elevadas.
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