“Soy Asperger”, le espeta Gregorio, “Goyo” (Nicolás Furtado), a Eva Montero (Nancy Dupláa), con el mismo tono directo y sereno con que se refiere a todo. Porque una de las “limitaciones” de su condición es su incapacidad de elaborar una mentira (u omitir una verdad). Y claro, cuando su hermano lo lleva al estadio a ver fútbol ha de ponerle “orejeras”/audífonos que atenúen los decibles de un partido. Tampoco resiste imprevistos en el Metro. Pero por lo demás, su vida transcurre “normal” (una ambigua palabra), eso sí organizada en una rutina estricta.
Él es un joven culto e inteligente y por eso se desempeña como guía de un Museo de Buenos Aires (admira a Van Gogh y en su habitación hay muchos cuadros que él suele pintar, inspirado en el gran artista ).
Su casa de barrio alto es amplia y cómoda y en ella vive con la calidez que le brindan sus hermanos Saula (Soledad Villamil, la entrañable abogada de El Secreto de sus Ojos), una pianista de renombre, y su hermano Matute (Pablo Rago), un exitoso chef. Ella lo sobreprotege; él intenta insertarlo en la vida social.
La estructurada vida de Goyo da un giro copernicano cuando conoce a Eva, recién contratada como guardia en el Museo. Mayor que él, Eva no tiene una vida fácil: comparte una casa de barrio sencillo con sus hijos, el Cuti, un adolescente que ejerce de tal, y Tato, un niño encantador, y está intentando separarse de su marido, un sujeto más bien básico. Pero lo suyo no es la queja: al contrario. Eva es una mujer de empuje, se espíritu libre y con mucho sentido del humor.
Presentada como una comedia romántica, en realidad esta película es mucho más rica y amplia que lo que admite en su registro este tan explotado subgénero (podemos discutir su final, sí). Porque Goyo es una muy interesante y entrañable dramedia familiar, con un humor inteligente, que se intercala de manera natural.
La película de Carnavale no solo es muy equilibrada y certera para apuntar al cotidiano de un joven TEA, sino que se organiza también como un gran contrapunto entre dos familias conflictuadas, de muy distintas características y orígenes, que comparten la misma urbe. Hay una gran riqueza en las líneas dramáticas que siguen a una y otra, abriéndonos así a un gran fresco social .
Y es doblemente interesante que su protagonista sea quien le da el nombre a la película: en torno a él y lo que significa su condición nos asomamos a un mundo que nos interpela porque su abordaje es contemporáneo y va de lo íntimo a lo universal. “Ser diferentes es algo que tenemos en común usted y yo, Eva Montero”, sentencia Goyo.
Todas estas virtudes tienen a la película en el top ten de las películas más vistas en Netflix en 33 países, desde su estreno hace apenas unos cuantos días.
El elenco también incluye a Cecilia Roth, como Magdalena, quizás el personaje más débil de una galería de seres tan humanos que parecen reales.
(Su realizador se asesoró con especialistas de varias fundaciones ad hoc).
Goyo
Dirección y guion: Marcos Carnevale.
Argentina, 2024.
Duración: 1 hora 46.
¡Indispensable para cinéfilos! Y para quienes reclamamos por tanto remake, secuelas, precuelas y spin-off. No porque sea una película “difícil” que requiera un curso de cine. Es porque es una road-movie ¡conmovedora! que nos abre los ojos y el corazón sobre lugares y personajes de los que sabemos poco y nada. Adentrarse en esos mundos tan distintos es subyugante para quienes somos curiosos (y siempre queremos saber más).
Y todo para terminar descubriendo que el ser humano es, en esencia, el mismo en todas partes, aún con sus gigantescas diferencias de costumbres y estilos de vida.
Hasta un modesto caserío enclavado a orillas del mar negro en Georgia (ex URSS) llega Lia (Mzia Arabuli), una maestra jubilada.
A una de esas casas se acerca para preguntar por Tekla, una sobrina de la que ha perdido el rastro hace tiempo.
Achi (Lucas Kanvaka) le dice que Tekla está en Turquía y que él sabe dónde. En realidad, este chico joven solo quiere escapar de su despótico medio hermano, jefe del hogar donde malvive.
Con muy poco dinero, el viaje significa atravesar grandes distancias en auto, buses, transbordadores para llegar hasta Estambul. La imponente y bella naturaleza contrasta con los barrios derruidos y populosos que la dupla recorre.
En esta búsqueda, el duro carácter de Lia va mostrando otras facetas, mientras que Achi, a pesar de la barrera del idioma, se suma al jolgorio de grupos de jóvenes fiesteros.
Los choques entre dos seres tan distintos son inevitables. Pero ambos se necesitan: entenderse y aprender el uno del otro será la gran ganancia de esta travesía. El viaje de Lia es impulsado por la culpa y la búsqueda de redención; el de Achi, un camino a la madurez y a un destino para su vida.
El encuentro con Evrim (Deniz Dumanl), una abogada trans, quien se dedica a la defensa de los derechos de la comunidad transgénero, termina por darle resulta un gran sentido al viaje.
En este ambiente, rudo y sórdido por momentos, bullicioso y alegre en otros, es posible encontrar mucha humanidad, ternura y comprensión.
Hay personajes secundarios adorables, como la niña y el niño que aún en las peores condiciones de sobrevivencia no pierden su natural alegría infantil.
Una belleza de película.
Festival de Berlín 2024: Nominada a Sección Panorama-Premio del Público.
Crossing
Dirección y guion: Levan Akin.
Suecia/Dinamarca/Francia/Turquía/Georgia, 2024
Duración: 106 min.
En Cinépolis La Reina, Parque Arauco, Los Trapenses, Paseo Los Dominicos; El Biógrafo; Cineteca; Alameda; Insomnia Teatro Condell.
Este trepidante thriller de acción y espionaje podría ser tan entretenido como muchos otros (para quienes somos fan de este género). Lo que le añade valor es el reconocible estilo Guy Ritchie, con un humor tan británico (o lo que por acá entendemos como tal) que arranca carcajadas con diálogos exquisitamente ridículos, en escenas de una serenidad inverosímil. (“Sorry. Es que se han robado algo muy desagradable”. Nathan Jasmine, el jefe de la Inteligencia en su elegante oficina londinense, interpretado por Cary Elwess).
Por cierto, todo ello, con escenas paralelas donde todo es explosión y ráfagas disparadas desde armamentos muy sofisticados. Como sofisticados son los ambientes en que se mueven los protagonistas.
Porque el tal agente Orson Fortune (Jason Statham), trabaja para los servicios secretos británicos siempre y cuando, aparte de una buena cantidad de libras, lo transporten en aviones de lujo y le paguen vacaciones principescas.
Con lo que no contaba es que le asignaran al equipo a Sarah Fidel (Aubrey Plaza), una chica a la que mira con desdén pero que resulta ¡indispensable! por su magistral dominio de la web.
Fortune y compañía deben detener la venta de una sofisticada tecnología de armas mortales, que se supone maneja el magnate Greg Simmonds (Hugh Grant). El personaje no solo es extravagante (bien lindo el suntuoso yate que tiene, eso sí) sino que LA manera de acercarse a él es a través de una súper estrella de Hollywood de la que es super fan: Danny Francesco (Josh Harnett). Pero aunque le ha ofrecido sumas exorbitantes por ir a sus cumpleaños, Francesco no quiere saber nada de Simmonds (para eso es una mega estrella).
En suma: de Odessa a Madrid, de allí a Cannes con una pasada por Los Angeles y luego a Antalya (Turquía) y Doha (Qatar). Ingenio para convencer a Francesco no les falta. Y esto recién comienza. Porque hay un viejo conocido interfiriendo la misión.
¡Muy entretenida!
(En MAX se llama Operación Fortuna: el gran engaño).
Operation Fortune: ruse de guerre
Dirección: Guy Ritchie
Guion: Guy Ritchie, Ivan Atkinson, Marn Davies.
Reino Unido/EE.UU./China,2023
Duración: 1 hora 54.
Esta dramedia exuda humanidad, ingenio, humor y una nada despreciable cantidad de sorpresas.
American Fiction es la crítica más certera y ácida a los mandamientos de la corrección política. Incluida la (agotadora) relación entre adultos y la llamada generación de cristal.
Esto último es lo que primero presenciamos cuando Thelonious “Monk” Ellison (Jeffrey Wright) está haciendo clases en la Universidad y una alumna manifiesta su molestia por alguna expresión. “Monk”, un tipo agudo, no es el ser más paciente del planeta: termina en la rectoría donde tampoco contiene su mordacidad con un colega, escritor como él.
Ellison es un hombre de talento pero sus libros no son muy populares. Su representante le transmite lo que reclaman lo editores: su obra no es “suficientemente negra” (él es negro; o afroamericano). Nada que enfurezca más a este sujeto culto y sensible que le pidan estereotipos y clichés para avanzar en su carrera.
Por sugerencia de las autoridades universitarias, termina viajando a Boston, donde vive su familia, a quien no visita ni llama desde hace un rato. Allí están su madre, su hermana Lisa, que es médico; y la antigua empleada de la casa, Lorraine.
Mientras las historias y conflictos familiares van precipitándose, “Monk” empieza a escribir una novela con todo aquello que le piden sus editores: nada de ambigüedades ni sutilezas. Su mantra: “Nunca subestimes la estupidez humana”.
Lo que parte como una suerte de broma oblicua, empieza a escalar y a descontrolarse sin vuelta atrás.
Diálogos brillantes, llenos de ingenio, giros impensados y un genial juego meta cinematográfico construyen una de las dramedias más deliciosas que he visto en mucho tiempo.
Adaptación de “Erasure” (2001), novela de Percival Everett.
Oscar al Mejor guion adaptado (y nominada a otras cuatro estatuillas).
American Fiction
Dirección y guion: Cord Jefferson
EE.UU., 2023
Duración: 117 min.
Conmovedora y emotiva, al mismo tiempo que intensa, con un ritmo urgente que captura al espectador: este es un relato que está muy bien hilvanado y ha sido llevado a la pantalla con un encomiable trabajo de diseño y arte. No es poco porque el presente de la narración transcurre en los 80′ y hay muchos racontos que nos remiten a 1938.
En ese año, Hitler decidió invadir una zona de lo que era entonces Checoslovaquia, lo que provocó un éxodo masivo hacia la capital, Praga, sobre todo de familias judías. Allí, un grupo de personas intentan ayudarlos en los miserables refugios, acondicionados donde se pudiera. En una visita a Praga, el joven Nicholas Winton (Johnny Flynn), un próspero empleado de la Bolsa de Londres, termina más involucrado de lo que pretendía en aquella complicada misión. Ayudado por su astuta madre (Helena Bonham Carter), idea una manera para que el Gobierno británico acepte recibir niños checos en Inglaterra. Tras superar desalentadores trámites burocráticos, consiguen algo.
La película nos sitúa pronto en el presente de Nicholas Winton (Anthony Hopkins), un hombre ya mayor, que vive en los suburbios, en una linda casa con amplios jardines. Su mujer le reprocha, porque está preocupada, el desorden de su escritorio, donde casi no se puede entrar. Ello no es más que un reflejo de su estado interior: hay temas del pasado que Winton no logra superar. Los más importantes están en un portafolio.
Sir Nicholas Winton y su historia existieron. Pero recién resurgió en 1988 cuando su mujer lo contactó con una investigadora del Holocausto y la BBC lo dio a conocer.
Basada en el libro de Barbara Winton.
One Life
Dirección: James Hawes
Guion: Lucinda Coxon, Nick Drake.
Reino Unido, 2023
Duración: 110 min.
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