-¿Leyó las tesis sobre la pedofilia elaboradas en la Facultad de Filosofía y Humanidades que han causado tanta controversia?
-Las he leído y quiero aclarar que mi rol en este momento no es el de emitir juicios académicos o éticos. Sí, como lo publicamos el martes, definir un camino para la Universidad. Es muy importante distinguir el rol de una rectora del rol académico que tiene una universidad. Ahora, sí es un tema que nos preocupa y sobre el cual vamos a actuar con la mayor de las responsabilidades.
-En el comunicado firmado por usted, se anuncian dos medidas: formar un comité de académicos para investigar lo ocurrido y una investigación sumaria que dé cuenta del desarrollo de las actividades de graduación. ¿Qué sanciones consideran?
-Primero hay que mirar desde la perspectiva académica y ética. Leer estas tesis en profundidad y juzgar los límites que tiene la libertad de investigación. Se ha alarmado a la población y la Universidad tiene responsabilidad en eso. La Universidad no tiene solo que liderar un juicio sino establecer también una posición.
-¿Cómo afecta este episodio al prestigio de la Universidad de Chile?
-Es importante cómo una universidad reacciona frente a un problema como este. Si bien estos procesos son de crisis, finalmente producen mejora y eso es fundamental. Los pasos que hemos dado no están orientados a cuidar una imagen, sino a resguardar la calidad intrínseca de la Universidad.
-¿Este episodio amerita una revisión sancionatoria o más amplia de los estándares de académicos de la Universidad?
-Estas son instituciones con reglamentos y vías bien definidas en el caso de las investigaciones sumarias. Pero uno no puede ahora anunciar ninguna sanción. No es que no exista, pero no corresponde ahora apuntar. Hay que ser cuidadosos y lo que uno haga podría no provocar mejoras.
Sobre el estándar académico, estas son dos tesis. Nosotros tenemos 120 programas de magíster, cada programa tiene muchos estudiantes, tenemos 38 programas de doctorados con un número importante de estudiantes. Graduamos 200 doctores al año. ¡Estamos hablando de dos tesis! No quiero decir que no sean importantes. El problema es grave y hay que enfrentarlo, pero no es el estándar general de la Universidad.
-¿Por qué fracasó el trabajo de la Convención Constitucional?
-Es un hecho que la propuesta rechazada abordó muchas temáticas, y muy en profundidad, entonces había también múltiples posibilidades de que distintas personas estuvieran en desacuerdo con ciertos temas. Y sobre todo el lenguaje fue uno muy especializado, a ratos de expertos, a ratos de activismo, y que era un lenguaje nuevo para la población, que no se entendió.
El problema comunicacional es algo que hay que corregir, porque fue un tema importante desde el punto de vista del mismo texto. No así de lo que ocurrió por supuesto en los medios.
–El “Acuerdo por Chile”, firmado por amplios sectores políticos, menciona un rol protagónico de las universidades. ¿Qué espera del nuevo proceso?
-Vamos a tener un rol sumamente importante. En el proceso anterior colaboramos mucho, más técnicamente. En esta vuelta, con el artículo 153 que les entrega a la U. de Chile y la U. Católica una responsabilidad que todavía debe reglamentarse y que puede convertirse en un espacio muy político. En ese sentido, todavía hay que reglamentar y definir ese rol, precisamente porque la participación es clave en los procesos y su legitimación.
-¿Plazos y fondos?
-De acuerdo a cómo está en este momento en el acuerdo, este proceso participativo se iniciaría el 19 de junio, al momento en que comienzan a trabajar los 50 nuevos convencionales, pero no estaría presente en el momento en que trabajan los expertos para producir el anteproyecto. Ahí hay un tema.
El Congreso nos va a encargar una tarea y nosotros tenemos que cumplirla, pero hay que definirla con mucha claridad. Universidad de Chile y Universidad Católica vamos a estar juntos en esto, y no me cabe duda de que las otras universidades. Al ser un proceso de tal importancia política y de legitimación, tenemos que estar muy de acuerdo.
-¿Qué espera del acto conmemorativo que hará la Administración Boric por los 50 años del Golpe?
-Sabemos que el Gobierno está pensando en enfocar esta conmemoración hacia una mirada a futuro. Creo que son momentos muy importantes para una comunidad multigeneracional como la nuestra. Esta conmemoración debe ser enfrentada resguardando la memoria, reconociendo el dolor que representó y con el compromiso hacia un país distinto donde esto no pueda nunca volver a ocurrir.
Para una institución formativa, esto es un momento clave y debe tener la mayor relevancia. Nos obliga a reflexionar, a conversar lo que es completamente necesario. A cohesionarnos y reconocer nuestros errores para proyectar un Chile distinto.
-¿Cree que los años restantes del Gobierno sean suficientes para cumplir con la promesa de fortalecimiento de la educación superior pública?
-Los desafíos son grandes y creo que van a tomar más de un gobierno. Pero dentro de todo hay que reconocer que ha habido continuidad en los distintos gobiernos en algunos elementos muy claves de las políticas, como la política de acceso a las universidades, que se instala con la Ley General de Educación Superior y le toca al gobierno de Sebastián Piñera implementar el sistema al Ministerio de Educación. Ahí vemos una política de Estado clara, ejemplar.
¿Son las cuotas de paridad de género un instrumento eficiente?
-Son eficientes y se requieren en algún momento para cambiar rápidamente composiciones y generar diálogos distintos. Sin embargo, hay que hacerlo con mucho cuidado. Ahora, es muy interesante que se esté convirtiendo en cultura y no en una obligación.
-Desde la Casa de Estudios se han pronunciado en más de una vez por el control de Azul Azul. ¿Cómo ve ese tema?
-Estamos siempre vigilantes, porque nuestros símbolos los tenemos que resguardar. Hay una preocupación, porque la imagen de la Universidad en cuanto se transfiere al club sea respetada y cuidada. Nos estamos vinculando por supuesto. Tuvimos una conversación bien franca en la rectoría con Michael Clark, presidente de Azul Azul, y creo que vamos a tener una relación también bien franca. Es un tema que nos preocupa y nos ocupa.
-¿Cuál es la facultad real que tiene la casa de estudios?
-Hay que trabajar. No sé si es materia de golpear la mesa, sino de realmente transmitir la presencia de la Universidad de manera importante.
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