Una tribu, la de comediantes que largan sus monólogos ante audiencias muchas veces aleatorias, que está en el quid de esa insuperable y premiada serie que protagoniza Rachel Brosnahan, The Marvelous Mrs Maisel (En Prime Video). En Netflix no aparecen como tal en su índice de ofertas: hay que buscar en “Películas” y luego en “Comedias”. Allí se esconden varios y muy buenos espectáculos de stand up.
Para la gran mayoría, al menos hay dos exponentes reconocibles, porque han protagonizado sus propias series: Ricky Gervais (la entrañable After Life, en Netlix; y antes, The Office y Derek, entre las más renombradas) y Aziz Ansari ( Master of None ). (En el caso de Gervais, súmele todas las polémicas en las que ha estado involucrado).
Advertencia: todos estos shows dirán “lenguaje inapropiado” y, unos más que otros, incluyen contenidos abiertamente sexuales y/o cropolálicos.
Si hay alguien que puede ser definido como irreverente e incorrecto ese es el británico Ricky Gervais. En este show, el primero que hizo luego de 7 años fuera de los escenarios del stand-up, se las arregla para pisar callos, siempre toreando al límite de la peste actual: la cancelación.
De manera astuta, se ríe de lo prohibido… diciendo que no lo hará; relata una historia y reitera que no la contará. “La gente confunde el sujeto con el objeto de un chiste”, desliza. Para esa fecha, parte del “material” de esta rutina fue todo lo que ocurrió antes, durante y después de su comentada presentación en los Golden Globes.
Gervais no le hace el quite ni a los nombres propios, ni a los escándalos, ni menos a colar por ahí a ciertos grupos “intocables”. El relato de sus peleas en twitter es uno de los puntos altos de un espectáculo que no tiene desperdicio. Y es muy graciosa su rutina de la raza de los perros con que inicia el show.
Gervais tiene gran sentido del ritmo y ni una sola de sus frases deja de ser divertida. Para reírse —y a carcajadas— de principio a fin.
(Relea la advertencia del comienzo).
Humanity
El más reciente de los shows del comediante de origen indio (hay tres más en Netflix, que son presentaciones en grandes teatros) se grabó en Nueva York, en un café-bar a fines de 2021, en el estilo en que suelen comenzar los stand-up: en clubes donde el pequeño escenario está junto a las mesas de los espectadores.
Aunque de pronto surgen temas locales, ya en este show aparece aquello del impacto cotidiano del COVID: las cuarentenas, los pases de movilidad, las vacunas.
Nightclub Comedian es como volver a los orígenes de todo “standapero”. (En Netflix también está su serie Master of None, que va en la tercera temporada).
Nightclub Comedian
Como suele hacer en sus shows, Ali Wong toma su vida personal —casarse, ser madre— como material para su último espectáculo. Y aunque hay mucho de reclamo que podría ser catalogado de feminista en su rutina, tampoco teme lanzar dardos a sus congéneres (y a sí misma, claro).
Tiene gran presencia escénica —va de vestido corto y ajustado y zapatillas— y siempre luce una sonrisa bellísima y elegante tras lanzar una barbaridad. En este show se mofa de sí misma y de sus decisiones, de su malabarismo para ser una comediante y a la vez madre de familia; de su origen asiático (de ascendencia vietnamita) y su “envidia” por la gente soltera.
Ojo: su rutina es abiertamente sexual y procolálica. El descaro es su sello. Pero tiene talento y estilo propio.
Este es su tercer show en Netflix. Los anteriores los grabó estando embarazada: Hard Knock Wife (2018, desde el Winter Garden Theatre de Toronto) y Baby Cobra. También ha actuado en cine y series de TV.
Don Wong
Este comediante estadounidense tiene su propia serie de comedia (2013-2016, 4 temporadas), ha actuado (o prestado su voz) en diversas películas y al menos tres de sus stand-ups están en Netflix: Think Pain (2013); Too Real (2017); y End Times Fun (2020).
De los tres, Too Real es una hora (y un poco más) de carcajadas. El suyo es un humor agudo, ágil, hilvanado con precisión en un espectáculo que nunca decae y que siempre está sorprendiendo. Trump, Hilary, la agencia de protección ambiental (ojo con el chiste del zoológico y el del Gran Cañón), los post-it que saca de su bolsillo, la historia del sombrero y su novia pintora.
Hay momentos en que actúa las situaciones que relata, como la desopilante “descripción” de cómo vivió el concierto de los Rolling Stones.
Los documentalistas, la meditación, el mundo hipster, los seriéfilos, los museos, su familia, los gatos, su lamentable estado físico, entran en este muy divertido show.
Marc Maron: Too Real
La comediante australiana sorprendió al mundo con Nanette (2018), su primer show en EE.UU. Hanah Gadsby no se parecía a nadie en el ambiente. Tampoco su rutina. Debajo de sus relatos de humor se adivinaba una mujer inteligente y cultivada (estudió historia del arte y curatoría en la U Nacional de Australia).
Sus temas: la sexualidad, el feminismo y, por cierto, ella misma. A la par que las risas, había reflexiones nada corrientes. Luego de Nanette estrenó Douglas, en 2020, que fue filmado en vivo en la Ópera de Sydney.
En Douglas (es el nombre de su perro) se toma su tiempo para describir lo que es la comedia y el chiste, mientras sabe relacionarse con el público con gestos breves pero elocuentes. Cita a Taylor Swift, a Louis C.K. (sobre quien pesó una grave acusación) y luego se pasea entre Harry Potter, el movimiento antivacunas y el autismo (con el que ella fue diagnosticada).
Aunque habla de su lesbianismo, lo hace en su línea y estilo: comparte experiencias en tono divertido, vividas en su pueblo natal, Tasmania, o lanza sus observaciones agudas como aguja. También sobre lo que le ha significado la fama.
Si no han visto Nanette, probablemente sea mejor partir por ahí. Douglas es un show evidentemente elaborado desde otro punto de vista, el que le ha dado su nueva posición en esta industria.
Ambos shows están en Netflix.
Hannah Gadsby: Douglas
Ácido e irreverente, este comediante afroamericano no solo lanza sus dardos hacia la “mayoría blanca” de su país. De una incorrección política que llega descolocar, en este último monólogo hace chistes y sarcasmos sobre chinos, judíos y especialmente sobre la comunidad LGTBI.
De hecho se ha ganado acusaciones de transfóbico y misógino, no solo en las redes sociales: su rutina le significó problemas con algunos empleados de Netflix. Todo para apuntar al racismo… siempre en modo humor.
También suma chistes en torno al COVID que él mismo padeció (y sí, se vacunó). Como Ricky Gervais y Ali Wong, a Dave tampoco le complica lanzar nombres conocidos para envolverlos en sus punzantes chistes. Humor corrosivo y muy crítico.
(En Netflix hay 4 shows más de Dave Chapelle).
Dave Chappelle: The Closer
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