Cine: 10 películas elegidas de la bodega de Netflix. Por Ana Josefa Silva

Ana Josefa Silva, crítica de cine

Leo a mucha gente reclamar, con toda razón, que al instalarse frente a Netflix, se pasan más tiempo buceando entre las ofertas que en ver una película o una serie. Y sí: Netflix es un gran gran bodega y si de buenas a primeras uno no conoce los títulos (o no son aquellos promovidos por la plataforma a través de sus redes) el vitrineo se vuelve tedioso.


Hice el ejercicio y me encontré (o re encontré) con muy recomendables películas, algunas de muy reciente estreno en cines y otras que quizás dejaron pasar.

Acá van mis 10 elegidas:

I – Justicieros

Se estrenó a fines de febrero y duró un suspiro en cartelera (¡si hasta a Steven Spielberg le pasó con Amor Sin Barreras!). Esta excelente y muy negra comedia de acción es un thriller con giros impensados, que cruza también el drama sicológico y familiar.

Protagonizada por un irreconocible Mads Mikkelsen ( Another Round , de Thomas Vinterberg, Oscar 2021 a Mejor Filme Internacional, también en Netflix), Justicieros —que inicia y cierra con aquella inconfundible melodía navideña “El Tamborilero”— circula por vericuetos y derroteros impensados, con personajes variopintos, desde rudos mafiosos hasta un adolescente/mercancía.

Mikkelsen es Marcus, un militar danés que sirve en una misión de su país en Afganistán. Su mujer y su hija adolescente, Mathilde, lo esperan en su casa en el bosque en las afueras de la ciudad.

Por una serie de coincidencias ambas deben tomar el tren dentro de la ciudad. Se produce un accidente, en el que la madre muere y él entonces vuelve a Dinamarca. Marcus es un tipo encerrado en sí mismo, de escasas palabras, “seteado” para el campo de guerra y las armas, que ha perdido la capacidad de vivir en el cotidiano de un hogar.

Tras ocurridos los hechos, hasta allá llegan tres “geeks”, Otto, Lennart y Emmenthaler, con una singular hipótesis: de acuerdo a sus cálculos, el accidente no fue tal y mediante sus métodos estadísticos y datos de redes sociales ellos pueden encontrar al culpable.

La aguda manera del director Anders Thomas Jensen —heredero el Movimiento Dogma 95 del que forma parte Vinterberg— de abordar toda esta peculiar historia se convierte en un inquietante cuestionamiento moral lanzado al espectador: ¿me estoy riendo de esto? Sí. Nos reímos no solo en momentos de abierta violencia sino también escuchando relatos que, despojados del tono y ambiente en que se exponen, nos dejarían congelados.

Es que el humor se instala en el contraste, en la humanidad que surge incluso en medio de una serie de equívocos que ciertamente terminan resultando jocosos. Hay en Jensen una ironía oblicua tanto hacia el clásico thriller de acción hollywoodense como en torno a las manidas y melosas historias navideñas. Y sí, es una sátira a las películas de “venganza” que en este caso, y por esa delirante reunión de personajes de lo más disímiles, conduce con habilidad a la redención a un protagonista dañado emocionalmente.

Tras toda esta violencia y situaciones que parecen por momentos disparatados, hay en esta historia una gran metáfora que reivindica la paz y el entendimiento, como la única manera de convivencia entre seres tan distintos como los que terminan compartiendo el árbol de Navidad.


Justicieros (Retfærdighedens ryttere)

  • Dirección: Anders Thomas Jensen
  • Guion: Nikolaj Arcel, Anders Thomas Jensen
  • Fotografía: Kasper Tuxen
  • Música: Jeppe Kaas
  • Reparto: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Andrea Heick Gadeberg, Lars Brygmann, Nicolas Bro, Gustav Lindh, Roland Møller, Albert Rudbeck Lindhardt
  • Dinamarca, 2020
  • Duración: 116 min.

II – Downtown Abbey, La Película

Tras este filme está Julian Fellowes, realizador de la serie que encandiló al mundo cuando se estrenó en 2010, por lo que todo el estilo, la cuidada producción y el espíritu que animó ese pequeño gran mundo, con sus fascinantes personajes, se replica perfectamente en la película. Maggie Smith se luce, lo mismo que Penelope Wilton.

Es 1927 y la visita de los reyes al castillo de los Crawley generará rivalidades “upstairs” y “downstairs” y un montón de agudos diálogos. Obligatoria para fans de la serie (cuyas 6 temporadas están en Prime Video). La película tiene vida propia y muy fluidamente va presentando a sus numerosos personajes.

DATO: Julian Fellows es el guionista de Crimen de Medianoche (Gosford Park),  que dirigió el gran Robert Altman en 2001.


Downtown Abbey, La Película

  • Dirección: Michael Engler
  • Guion: Julian Fellowes
  • Música: John Lunn
  • Fotografía: Ben Smithard
  • Reparto: Hugh Bonneville, Michelle Dockery, Maggie Smith, Joanne Froggatt, Kate Phillips, Imelda Staunton, Simon Jones, David Haig, Tuppence Middleton, Stephen Campbell Moore, Allen Leech, Elizabeth McGovern, Sophie McShera, Laura Carmichael
  • Reino Unido, 2019
  • Duración: 122 min.

III – Los Caballeros

No cualquiera es capaz de mezclar humor, violencia y gangsters con la elegancia y el ingenio con que lo hace el británico Guy Ritchie en Los Caballeros (The Gentlemen).

Sobre un guion inevitablemente divertido, que da tantos giros como la imaginación más desbocada puede dibujar, la película desparrama en su tablero a una legión de extraordinarios actores que dan vida a peculiares personajes, desde los más sofisticados a los más chapuceros, y sus muy particulares conversaciones.

Mickey Pearson (Matthew McConaughy) —un estadounidense que ha aprovechado su paso universitario en Londres para construir un imperio con la marihuana— entra a su bar-oficina, pone la música en el burlitzer y dice a cámara: “Si quieres ser el rey de la selva, no basta con serlo, sino que debes actuar como rey y no dudar”.

Como todo de aquí en adelante, esa primera escena deja al espectador en ascuas (el montaje es esencial en esta narración) y nos devuelve a una situación anterior, sobre la cual se arma y desarrolla todo el relato. Es el momento en que Ray (Charlie Hunnam) mano derecha de Mickey, ingresa a su casa, donde lo espera agazapado Fletcher (Hugh Grant, deliciosamente irreconocible). Tendrán una larga charla sobre un asunto que involucra muchas libras esterlinas, chantaje e imágenes reveladoras.

Nobles decadentes, mafiosos rusos, mafiosos chinos y mafiosos locales; periodistas tan poderosos como inescrupulosos y hasta un personaje que llaman el Entrenador (Colin Farrell), se cruzan en este frenético y cómico thriller, en una danza con abundante sangre, dinero y cadáveres. Por allí circulan Tom Wu, Jason Wong, Eddie Marsan y una larga lista de actores capaces de subir y bajar por esta frenética montaña rusa.

La disputa es —como siempre— quién se queda con el mejor negocio, en un trasfondo de rivalidad generacional. Castillos, residencias universitarias, caza de faisanes, salones decadentes, cocteles, cenas elegantes, grandes fincas y por ahí algún departamento “social” son el escenario por donde circulan unos y otros. Y en medio de estos caballeros sí hay una lady Macbeth: Rosalind (Michelle Dockery, Downton Abbey ), mujer de Pearson, cerebral, inquietante e inmutable, que maneja su propia empresa con la misma seguridad con que se mueve sobre el fino estilete de sus tacones.

Como suele ocurrir con el realizador de la genial Cerdos y diamantes (Snatch , su mejor película), la música es un personaje relevante, que subraya, realza o pone la ironía del momento. Tensión, frenesí, humor y diálogos agudos, citas cinéfilas, guiños a Shakespeare y hasta a Black Mirror forman este alucinante cóctel gangsteril a la manera tan particular de Guy Ritchie.

Refinadamente violenta, lea bien esta columna antes de verla.


Los Caballeros (The Gentlemen)

  • Dirección y guión : Guy Ritchie
  • Historia: Guy Ritchie, Ivan Atkinson, Marn Davies
  • Música: Christopher Benstead
  • Fotografía: Alan Stewart
  • Reparto: Matthew McConaughey, Charlie Hunnam, Hugh Grant, Colin Farrell, Eddie Marsan
  • EE.UU., 2019
  • Duración: 113 min.

IV – Rocketman

Ingenio, humor, extravagancia, emoción, drama y un brillante y creativo trabajo musical y coreográfico, a la altura de Sir Elton John, recorren Rocketman. Aunque el propio músico es el productor ejecutivo, esta es una biopic descarnada, que se focaliza de lleno en su etapa más confusa, esa en que se mezcla su fantástica y meteórica llegada al cielo de las estrellas del rock y la imposibilidad de procesar las heridas de una infancia muy poco feliz.

Plasmando ese contraste, la secuencia de apertura es alucinante: tenuemente, los acordes de la canción que da el título y que organiza la película en términos dramáticos (no soy el hombre que creen que soy”); Elton John (brillante Taron Egerton) transita con un atuendo rojo, lleno de brillos, alas, un tocado y tacones coloridos por un pasillo hasta cruzar una puerta que lo arroja a una sala gris y despojada, donde un grupo de personas de vestuario apagado están sentadas en un círculo.

Así se integra a su terapia de rehabilitación.

Tiene 25 años, ha llegado a la cúspide y ha bajado al infierno de su autodestrucción. Desde esa sala irá relatando todo lo que lo ha llevado hasta ahí (una larga lista) en una descripción que mueve a risa al espectador. Luego, su niñez, sus tempranas incursiones en la música, su encuentro con quien sería su amigo y letrista, Bernie Taupin (Jamie Bell), su viaje a Los Angeles (la fiesta en casa de Mama Cass, la quintaesencia del hippismo sesentero), las personas con que se va cruzando (las cómicas conversaciones con un músico de soul), su éxito, la fama, la riqueza.

Este humor oblicuo -que atraviesa diálogos, presentación de personajes,  situaciones, números musicales- contribuye a eludir el melodrama puro, despojando de solemnidad los aspectos más tristes de su vida temprana. Su cotidiano familiar, cuando aún era Reggie, un niño regordete, de anteojos, con un asombroso talento musical, ostensiblemente un estorbo para su padre y un fastidio para su ególatra madre (genial Bryce Dallas Howard), un personaje a medio camino entre el frívolo desenfado y la irresponsabilidad total.

En cambio, de su infancia, emerge su abuela (Gemma Jones) como su gran refugio. De su juventud, Bernie, el amigo fiel y equilibrado, con quien recorre prácticamente todo el camino de esta película.

En el tercio final se acentúa el dramatismo y en ello la música sigue siendo protagónica.


Rocketman

  • Dirección: Dexter Fletcher
  • Guion: Lee Hall
  • Música: Elton John, Matthew Margeson
  • Fotografía: George Richmond
  • Reparto: Taron Egerton,  Jamie Bell,  Richard Madden,  Bryce Dallas Howard, Steven Mackintosh
  • Reino Unido, 2019
  • Duración: 121 min.

Banda Sonora
“The Bitch is Back” (Introducción); “I want love”; “Saturday Night’s Allright (for fighting)”; “Thank you for all your loving”; “Border Song”; “Rock and Roll Madonna” (Interludio); “Your Song”; “Amoreena”; “Crocodile Rock”; “Tiny Dancer”; “Take me to the Pilot”; “Hercules”; “Don’t Breaking my heart” (Interludio); “Honky Cat”; “Pinball Wizard” (Interludio); “Rocketman”; “Bennie and the Jets”; “Donn’t let sun Go Down on me”; “Sorry Seems to be the Hardest Word”; “Goodbye Yellow Brick Road”; “I’m Still Standing”; “I’m Gonna love me again”.


V – Un pequeño favor

¿Cómo llegan a ser amigas una torpe e ingenuota mamá, desconocida youtuber de consejos de cocina doméstica para dueñas de casa, y una sofisticada, sexy y avasalladora ejecutiva de relaciones públicas de Manhattan? Es lo que parte por relatarnos Un pequeño favor, un thriller de misterio, en la línea del neo-noir, servido en una copa de martini seco y muy frío, acompañado de una banda sonora en francés -modo balada sensual- y que se desliza en el terreno de la comedia negra sin recurrir a chistes ni gags.

Stephanie (Anna Kendrick), pueblerina de la cabeza a los pies, por dentro y por fuera, es la clásica mamá del curso siempre ocupada de organizar bingos, paseos, actividades varias y que el resto de los apoderados evita por “latera”. Da la casualidad de que su hijo Miles (Joshua Satine), de 5 años, es amigo de Nicky (Ian Ho). Y un buen día, la madre de Nicky, Emily (Blake Lively) irrumpe a la salida de la escuela en su elegante auto con chofer, despampanante en sus tacones estilete, terno e impermeables perfectos y tras sacudir su larga y cuidada cabellera se aproxima a una atónita Steph. El contraste visual entre ambas es a lo menos risible.

Los niños quieren seguir juntos, jugando en casa, y Emily opta por invitarlos a todos a su espléndida y moderna mansión. Allí comienza una improbable “amistad” -a todas luces tóxica y más retorcida de lo que se puede prever- cuyo propósito más evidente para Emily es conseguir una transportista y, también una babysitter, para su hijo.

Hay en este filme una elegancia que ni se opaca cuando emerge la truculencia escondida bajo la alfombra y la oscuridad tras los luminosos ventanales. Basada en la novela de Darcey Bell, la historia es un festival de giros.

Y aunque a la velocidad en que se desmoronan las diáfanas apariencias todo parece un gran acto de prestidigitación, no hay truco. Sí un montón de verdades ocultas, que ya se habían insinuado al comienzo de todo.

Muy entretenida.


Un pequeño favor (A Simple Favor)

  • Dirección: Paul Feig
  • Guion: Jessica Sharzer. Novela: Darcey Bell
  • Música: Theodore Shapiro
  • Fotografía: John Schwartzman
  • Reparto: Anna Kendrick, Blake Lively, Henry Golding, Glenda Braganza
  • Estados Unidos, 2018
  • Duración: 117 min.

VI – Nosotros en la noche

Addie (Jane Fonda) y Louis (Robert Redford) son dos septuagenarios que viven en Holt, un tranquilo pueblo de Colorado. Ambos viudos, de buen pasar y buena salud, sus respectivos hijos han hecho sus vidas en otra parte; de ellos, tienen noticias de vez en cuando.

Adentro de sus casas cómodas y bien cuidadas ellos amanecen, desayunan, almuerzan y se duermen solos. Por eso, Addie ha caminado la cuadra que separa su vivienda de la de Louis para proponerle que vaya a dormir con ella por las noches. “No estoy hablando de sexo, hablo de pasar la noche”, aclara Addie ante la sorpresa de Louis. “Las noches son lo peor ¿no crees?”.

Tras el escueto diálogo del comienzo se echa a andar una historia de apariencia simple, por lo general de tono afable, con suaves gotas de humor.

Nosotros en la noche trata, nada más nada menos, sobre una rica relación entre dos adultos mayores; una sencilla, descomplicada; carente de rivalidades disimuladas o competencias implícitas. Con el propósito declarado de hacerse compañía, no hay entre ellos desconfianzas, ni algo que ocultar… ni nada de qué presumir.

Addie y Louis comparten alternadamente sus vivencias. Porque detrás de cada persona que vemos tan “normal” siempre hay vidas jalonadas de pequeños y grandes dolores, algunos nunca resueltos. Los protagonistas son ese tipo de adultos mayores que aún tienen vida por delante, que no están en la sala de espera de la muerte.

La relación entre Addie y Louis es realmente libre: puede ser una compañía, perdurar como amistad o convertirse en ese amor cálido y generoso que no lograron en sus respectivos matrimonios. ¿Qué o quién podría impedírselo?


Nosotros en la noche (Our Souls at Night)

  • Director: Ritesh Batra
  • Guion: Scott Neustadter, Michael H. Weber. Basada en la novela de Kent Haruf
  • Reparto: Jane Fonda, Robert Redford, Bruce Dern, Matthias Schoenaerts, Judy Greer, Iain Armitage
  • Estados Unidos, 2017
  • Duración: 101 min.

Sobre el autor:  Kent Haruf murió en 2014, poco después de entregar a sus editores las correcciones finales de ésta, su última novela. Tenía 71 años y una cantidad nada despreciable de premios gracias a sus cinco obras anteriores.


VII – Stan and Ollie

Mucho más que una biopic, Stan & Ollie es  una comedia dramática entrañable, aguda y divertida —con actuaciones de antología— que aborda con delicadeza y humanidad el ocaso  de dos artistas que conocieron la cumbre del éxito y la fama: El Gordo y El Flaco. Y más aún: es una historia que ahonda en toda su profundidad aquello que llamamos amistad.

Ante lo inabarcable que podía ser contar la vida de dos mitos de Hollywood como son Stan Laurel, “El Flaco”, y Oliver Hardy, “El Gordo”, el director Jon S. Baird y su guionista Jeff Pope optaron por concentrarse en su etapa más desconocida (se basaron en el libro de A.J. Marriot).

La fama mundial que han ganado con sus películas es un antecedente siempre contradictorio: todo el mundo (o casi) se emociona al reconocerlos, pero son un recuerdo, son el pasado. Pero con una dignidad y una fineza que jamás pierden, nada hace decaer su espíritu.

Baird cruza permanentemente la línea del relato biográfico con la de los guiones: divertidos gags se suceden en escenarios y en la vida real. El humor omnipresente y la estatura moral sin aspavientos de dos buenas personas contribuyen a eludir lo patético apenas se asoma y a atenuar algún momento que, tratado de otra forma, pudo ser humillante. Aún cuando queden desengaños y asperezas por limar; aún en momentos en que aparecen frases muy hirientes, hay una gentileza y bonhomía que jamás se pierde entre ellos.

Si Reilly y Coogan (gran mimo) nos regalan una exquisita clase de actuación —ensamblados en una química asombrosa—, no menos divertidos y fascinantes resultan los personajes de sus respectivas esposas. Lucille Hardy (Shirley Henderson), con su vocecita gangosa y sus comentarios infantiles, e Ida Laurel (Nina Arianda), en actitud semi vampiresa y desconfiada, son el agua y el aceite. Solo tienen en común el amor incondicional por sus maridos.

Una delicada y reveladora biopic, cuidadosamente ambientada, llena de humor y ternura.


Stan & Ollie

  • Dirección: Jon S. Baird
  • Guion: Jeff Pope
  • Música: Rolfe Kent
  • Fotografía: Laurie Rose
  • Reparto: John C. Reilly, Steve Coogan, Shirley Henderson, Bentley Kalu, Nina Arianda, Danny Huston
  • Reino Unido, 2018
  • Duración: 97 min.

VIII – La vida de Kayla

La adolescencia -ese estadio difícil e incómodo que todos padecemos, de una vereda o de la otra (si somos padres)- está en el centro de esta película. La Vida de Kayla es una historia naturalista y honesta, contada directo desde el corazón de esas personas que no son ni adultos ni niños, escrita y dirigida por un Youtuber y comediante a los 27 años –Bo Burnham– y protagonizada por una actriz –Elsie Fisher– que tenía 15 cuando fue filmada.

Burnham se concentra en la última semana de Kayla (Fisher) en lo que es nuestro 8o. básico y toda la pequeña parafernalia que el colegio les ha organizado a ella y sus compañeros de curso para prepararlos en su ingreso al High School (Enseñanza Media). Kayla, a sus 13 años, dedica mucho tiempo a las redes sociales, incluido los pequeños videos que sube a su canal de YouTube -que no recibe muchas visitas- en los que da consejos sobre cómo afrontar la vida.

Sus reflexiones -“¿cómo tener seguridad en sí misma?”, “ser uno mismo”- son una proyección de sus carencias. Allí, en su modo de hablar titubeante, se delatan su inseguridad, su baja autoestima, la angustia con que enfrenta su día a día en un colegio donde es la chica tímida, callada, torpe para relacionarse, que nadie toma en cuenta. O que en realidad evitan.

Ella no es ni la primera ni la última de la fila; ni siquiera se ocupan de hacerle bullying. Más bien la ignoran. Su torpeza, su incomodidad consigo misma, la preceden. Durante una semana el espectador la acompañará en ese doloroso tránsito, marcado por el cambio de etapa escolar, en que debe ser capaz de crecer, dejar de disculparse a cada paso con todo el mundo y de sentirse nerviosa todo el tiempo.

La Vida de Kayla  es conmovedora de puro realista que es, de tan cercana y tan actual. No es sobre el bullying, ni el cyberacoso, ni las malas relaciones filiales. Es sobre la simple (y compleja) vida misma cuando se es adolescente.


La vida de Kayla  (Eight Grade)

  • Dirección y guión: Bo Burnham
  • Música: Anna Meredith
  • Fotografía: Andrew Wehde
  • Reparto: Elsie Fisher,  Josh Hamilton, Luke Prael
  • Estados Unidos, 2018
  • Duración: 93 min.

IX – Ya no me siento a gusto en este mundo

La opera prima de Macon Blair -ganadora de Sundance 2017- nos sumerge en las vidas vulgares y poco heroicas de un puñado de personas de una ciudad sin importancia de Estados Unidos, montando un inteligente puzzle de géneros en el que se mezclan el sarcasmo, el humor absurdo, negro y algo de grotesco, con el thriller sangriento e incluso el romance.

Todo prodigándose en un ambiente pedestre, sazonado por  el patetismo cómico que se sucede en un desfile de personajes secundarios que no tiene desperdicio: el policía burócrata, los ladrones chapuceros, el viejo del galpón de venta de objetos robadas, la rubia linda, tonta y aburrida, siempre copa en mano.

Cuando comienza la historia, nada parece que pueda variar la anodina existencia de Ruth, una mujer sin el menor atractivo, pasada de peso, vestida como para ordenar el garage, ni su abulia con visos de depresión. Solo que la segunda vez que el vecino permite que el perro que pasea deposite sus fecas en el jardín de Ruth, ésta reacciona -un verbo intenso para ella- y termina conociendo a Tony (Elijah Wood, en un estupendo desempeño), lo que no es necesariamente un progreso en sus relaciones sociales.

Tony, además de nerd y algo TOC, es un sujeto tímido y torpe. Bueno, no muy diferente a ella. Pero sí hubo alguna vez algo -o alguien- que hizo que Ruth se sintiera a gusto en este mundo: su abuela. Por eso, cuando prácticamente en sus narices entran a robar a su casa y se llevan la cuchillería de plata que heredó de la anciana, despierta de su modorra vital.

Macon Blair descoloca con un guión que de pronto parece cobrar vida propia y donde el humor y el sarcasmo nunca dejan de aparecerse, incluso en detalles mínimos, hilvanados en escenas agudamente diseñadas.

Originalísima -aunque nada pretenciosa- Ya no me siento a gusto en este mundo es una película que requiere de un espectador dispuesto a dejarse sorprender.

Una vez dentro del juego, las claves y sus numerosos guiños se revelan deliciosamente.


Ya no me siento a gusto en este mundo (I Don’t Feel at Home in This World Anymore)

  • Dirección y guión: Macon Blair
  • Música: Brooke Blair, Will Blair
  • Fotografía: Larkin Seiple
  • Reparto: Melanie Lynskey, Elijah Wood,  David Yow,  Jane Levy,  Devon Graye, Christine Woods
  • Estados Unidos, 2017
  • Duración: 93 min.

X – Sweet Virginia

Ese aspecto de pueblo sin ángel ni identidad, no muy lindo ni muy feo, pero ordenado y somnoliento, se rompe en las primeras secuencias de Sweet Virginia. Una  noche de calles vacías y húmedas (como siempre), con tres amigos medio jugando medio conversando en un bar ya cerrado, termina con ellos baleados.

A sangre fría y por lo que parece un insulso conato de riña, un forastero les dispara y se preocupa de rematarlos en el suelo.

Elwood (Christopher Abbott), un tipo de pocas palabras, parece haber llegado a este pueblo perdido en un valle de Alaska para cumplir esta misión. Se instala en el motel que Sam (Jon Bernthal) administra con la ayuda de su sobrina huérfana. Sam es una antigua estrella del rodeo que aun tiene pesadillas con su última competencia, la que, entre otras huellas, le dejó una leve renguera.

Su fama también aún reverbera y Elwood lo reconoce. Hombres solitarios, traban una cierta amistad: el ceño adusto y tosco de Elwood se convierte en el de un fan cuando se da cuenta que tiene al frente a un campeón y que ambos son de Virginia.

Lo que el canadiense Jamie M. Dagg presenta como un sangriento thriller, muy pronto se dibuja como una pieza con elementos de cine negro, para abrirse a un drama con una deriva hacia la tragedia en su sentido mas clásico. Para ello va arrojando sobre el tablero una coreografía de personajes que va dejando ver vidas fracturadas, frustraciones, engaños, apariencias que se van resquebrajando.

Este es un relato a fuego lento, que no tarda en despejar los misterios que ha lanzado en las primeras imágenes, porque va poniendo el foco en dejar al descubierto las distintas esquinas de un drama que se ha ido fraguando a partir del tedio. En Sweet Virginia coexisten la bondad y la maldad; la violencia cruda y lo trivial; la redención y el destino trágico; la banalidad y el dolor silenciado. Todo ello en medio de una atmósfera áspera que se agudiza hacia el final.

Una historia cargada y dura, muy bien filmada, con un guión sutil e intenso a la vez.


Sweet Virginia

  • Director: Jamie M. Dagg
  • Guion: Benjamin China, Paul China
  • Música: Brooke Blair, Will Blair
  • Fotografía: Jessica Lee Gagné
  • Reparto: Jon BeImogen Poots, Rosemarie DeWitt, Jared Abrahamson
  • Estados Unidos, 2017
  • Duración: 95 min.

Para saber qué ver en cines y por streaming, no te pierdas el recomendado semanal de Ana Josefa Silva en Ex-Ante.

 

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