In my Skin: si bien se estrenó en 2018 y continuó en 2021, ha sido premiada este 2022 con dos BAFTA (Mejor Serie y Mejor Guion) y recién está apareciendo en nuestro streaming. Otra, Slow Horses , también británica, ya va en su segunda temporada. Y las otras dos series están relacionadas entre sí, una es precuela de la otra: 1883 y Yellowstone.
Captura, seduce, entretiene y hasta hace reír. Y sin embargo, In My Skin nos está contando un drama doloroso y realista, el de una adolescente de 16 años que se las arregla para vivir y sobrevivir en un ambiente rudo. Casi al borde de lo violento.
Bethan (grandiosa Gabrielle Creevy) tiene un par de amigos, Lydia y Travis, pero no es muy popular en el colegio, un lugar donde todos (incluidos los profes) se relacionan de manera brusca y muy poco empática, en una sucesión de pequeños actos de bullying. Ella es la “gordita” y cuando decide arreglar su pelo y maquillarse recibe pullas de vuelta de sus compañeros y la llamada de atención de la Inspectora.
Además, se ocupa con vehemencia de que nadie se entere que en su hogar tiene a un padre completamente alcohólico y a una madre que ella debe internar en un hospital Psiquiátrico. Solo está por ahí su abuela, un singular y gracioso personaje.
Sí, hay en cada una de esta situaciones su resto de humor, a veces negro, a veces amargo. Esas gotas que le permiten a Bethan (y a nosotros) resistir y entender, además, que esa es la realidad con la que hay que lidiar. Porque también hay risas y buenos momentos con sus amistades.
La serie, original de la BBC, consigue que el espectador experimente las ansiedades de Bethan, se meta “en su piel” y se sumerja en su fragilidad llena de valentía. Porque Bethan es todo lo insegura que se puede ser a esa edad y con esas circunstancias, pero hay en ella un coraje y un buen juicio que le ganan a sus inseguridades.
Entrañable e imperdible
In My Skin
Trepidante a más no poder, toda esa adrenalínica secuencia con que abre esta aguda serie es nada más el preludio de una sucesión de sorpresas que no se detiene. Suspenso, traiciones, corrupción muy bien encubierta, oscuros hechos enmarañados en una red de ocultamientos cruzados se desgranan en esta historia de espías post Guerra Fría.
Tras los hechos ocurridos en esa primera secuencia, el agente del MI5 River Cartwright es enviado por la fría e inescrupulosa directora Taverner (Kristin Scott Thomas) al Purgatorio de los servicios secretos británicos: Slough House, un lugar deprimente, sucio y ruinoso, a cargo de Jackson Lamb (Gary Oldman).
Allí tendrá tareas tan “estimulantes” como revisar la basura sobre el piso de su desvencijada oficina. Lamb, siempre con los pies con calcetines con hoyos sobre el escritorio y un vaso de whisky, se dedica a zaherir permanentemente a sus subordinados de distintas maneras. De allí surge gran parte del humor negro que abunda en la serie.
Cada uno de los escasos compañeros de Cartwright está allí por un pecado desconocido, con la excepción de él mismo. claro: lo suyo ha sido tan público en el MI5 que es el blanco perfecto de burlas e ironías. Digamos que el ambiente laboral de esa ratonera es tan irrespirable como el lugar que los alberga. Ellos son los “slow horses”, lo que botó la ola de la supra organización.
Un secuestro muy publicitado destapará un escándalo que promete sacudir los cimientos de los servicios secretos. Entretanto se van develando esos bien guardados secretos que involucran a los personajes menos pensados y que alguna luz arrojan a situaciones que vanamente ha intentado dilucidar Cartwright.
Una serie de espionaje muy original. Basada en las novelas de Mick Herron. La canción con que abre cada episodio, “Strange Game”, fue escrita por Mick Jagger para la serie.
Slow Horses
Precuela de Yellowstone, 1883 recoge la historia de aquellos que se conoce como “fundadores”, esas familias que llegaron a Norteamérica desde distintas partes del mundo, muchos huyendo de la pobreza.
La serie es una travesía por aquel EE.UU. que se ha mostrado a brochazos en aquellos western hechos industrialmente en Hollywood. Taylor Sheridan es un maestro del neo western, en un estilo y una preocupación temática que va más allá de grandes cineastas de culto, como John Ford o Howard Hawks.
Sheridan no teme a mostrar las asperezas y tragedias, no solo en escaramuzas de balazos y flechas. Aquí pone su foco en una familia, los Dutton, que viajan desde Texas, atraviesan las grandes llanuras para llegar a su “Tierra Prometida” (o lo que ellos creen que es): Montana.
En el primer episodio aparecen los miembros de esta familia: James, Margaret, Elsa y John, este último, de 5 años en ese entonces; la capitana She Brennan y su compañero Thomas y un grupo de inmigrantes alemanes liderados por Josef.
Si el viaje es complicado, las relaciones entre ellos son complejas y más aún las tensiones, de distinta intensidad, con aquellos que circulan por los mismos territorios donde el grupo decide instalarse. La violencia es algo que acompañará siempre a los Dutton.
1883
Entre 1883 y Yellowstone está otra serie: 1923. Siempre con los Dutton al centro. La protagonizan Jacob, el patriarca (Harrison Ford) y la matriarca, Cara (Helen Mirren).
Como si Taylor Sheridan quisiera hacer una monumental obra histórica de los orígenes de EE.UU. hasta hoy, pero siempre en aquellos lugares donde se cruzan fronteras de distinta índole y donde la violencia y las leyes tienen sus particularidades.
Pero Sheridan comenzó con Yellowstone , con John Dutton (el niño de 1883) convertido en un poderoso hombre de negocios (Kevin Costner), el gran patriarca de la familia que controla el rancho más grande de Estados Unidos y que se enfrenta a una reserva india y al Gobierno de Estados Unidos que intenta expandir el parque nacional contiguo a la propiedad de los Dutton.
Esta es una historia que se desarrolla en un clima violento, de manejo de grandes cantidades de dinero y de corrupción.
John tiene tres hijos, cada uno de ellos, con personalidades muy definidas. El mayor, Jaimie, abogado, más bien timorato y obsecuente. Todo lo contrario de Beth (Kelly Reilly), una ejecutiva despiadada, muy inteligente y hábil para los negocios, temeraria en su vida privada y profesional. El menor, Kayce, está casado con Monica, descendiente de indios, con quien tiene un hijo, y vive en la Reserva.
En la quinta temporada de la serie, John Dutton incursiona en la política, abarcando así todos los flancos de poder. La serie se rodó en los estados de Montana y Utah. Ruda, de ritmo intenso, ¡fascinante!
Yellowstone
Taylor Sheridan es el guionista de Hell or Highwater (Nada que perder). esa inolvidable película a la que Nick Cave le puso música, con Jeff Bridges en uno de los roles protagónicos. También dirigió Wind River. Ambas, entrañables, circunscritas en ese subgénero del neo-western / thriller, donde se asoman los temas y dramas que instala en esta saga.
Para saber qué ver en cines y por streaming, no te pierdas el recomendado semanal de Ana Josefa Silva en Ex-Ante.
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