ALGUIEN EN ALGÚN LUGAR (HBOMax)
Inclasificable mezcla de drama cotidiano y comedia, lo que exuda esta serie es humanidad.
Y es emocionante porque sus realizadores nos hacen volver la mirada hacia el día a día de seres “sin importancia”, personas que con suerte son protagonistas de sus propias vidas.
No son gente linda ni menos estilizada y viven en un pueblo de Kansas, tan de segunda fila como sus habitantes.
Sam (Bridget Everett) es una mujer soltera, pasa de los 40 y convive con una familia algo disfuncional. Duerme en un sofá desde que su hermana muriera hace no mucho tiempo, algo de lo que aún no se repone del todo.
En este lugar del EE.UU. profundo, que uno identifica como aquel donde se concentra lo más conservador de ese país, sucede que hay personas que no obedecen a ese patrón.
“Alguien en algún lugar” reúne a un variopinto conjunto de seres humanos. Y esto es en gran medida una de sus mayores riquezas. Esa sobria manera de recordarnos que los estereotipos son eso, nada más. Que cada persona es única, singular y valiosa per se. Aunque sea muy gorda, como Sam, o tenga algunas leves deformidades o sea una abuela que toma alcohol en exceso.
La vida de Sam no parece tener ningún horizonte. Pero esas amistades que alguna vez tuvo en la secundaria, gente que ni ella misma recuerda bien, la reconectan con sus sueños perdidos. Nada grandilocuente; al contrario: se trata de esas pequeñas y sencillas cosas que nos hacen feliz, que nos despiertan a los talentos dormidos, esos que cada quien tiene.
El humor es muy singular porque surge de hechos y situaciones insospechadas. Como todo lo que rodea esta historia: siempre sorprendiendo.
“Alguien en algún lugar” no se parece a nada que hayamos visto pero sí se parece a la vida, por más personajes y situaciones entre estrafalarias y ramplonas que se aparezcan por allí.
Grandiosa Bridget Everett, cantante, comediante de stand up y actriz.
Somebody Somewhere
NO ME CONOCEN (Netflix)
Lo que comienza pareciendo una historia de tribunales, se devela a lo largo de sus 4 horas de duración como un thriller de suspenso que no termina de mostrar todas sus cartas sino hasta el último episodio.
Y aún así.
En el intertanto, el espectador se irá asomando a un drama con ribetes de tragedia, ese sino imparable, que da vuelta por completo la vida de varias personas.
Hero (Sam Adewunmi) es un joven vendedor de autos en Londres, la sólida roca en que se afirma su familia (su madre, su hermana). Responsable y correcto, lo conocemos, sin embargo, en un estrado, frente al Juez y un jurado.
Hero ha sido acusado de asesinar a Jamil (Roger Nsengiyumva), un narcotraficante del barrio, con quien se conocía. Y hay muchas pruebas.
En el momento en que se inicia la serie, Hero ha tomado la decisión de despedir a su abogada para exponer él al jurado toda la verdad de lo ocurrido. Algo que la profesional le había desaconsejado.
De allí en adelante, el relato es un gran raconto, que por momentos nos devuelve al presente en el juzgado.
Y, como dice Hero, todo comienza con la aparición en su vida de Kyra (Sophie Wilde), su gran amor. La femme fatale de todo cine negro.
Basada en una novela, se trata de un sólido y rico relato con personajes profundos y complejos.
En un estilo “slow-serie”, la narración se va deslizando en una aparente calma. Pero la vida idílica y luego el éxtasis del enamoramiento se rompen dolorosamente cuando Kyra decide desparecer de la vida de Hero. Empujado por la desesperación, se aboca a encontrarla a como dé lugar.
La serie no solo va develando lo que hay tras aquello que oculta Kyra sino cómo es que se rompió el equilibrio en ese cálido grupo familiar.
Adentrarse en el lado oscuro de la vida tiene su precio, aunque también sorpresas de las buenas, huellas que la generosa madre de Hero ha dejado en la época escolar de su hijo.
El último episodio es infartante.
You Don’t Know Me
Esta no es cualquier miniserie: creada y dirigida por Olivier Assayas, es una suerte de remake de su propio filme; la protagoniza la reconocida actriz sueca Alicia Vikander (Ex Machina; La Chica Danesa, por la que ganó un Oscar) y transcurre en París durante la complicada y frenética filmación de… un remake (que en realidad será una miniserie).
Esto es meta-cine o meta-meta-cultura porque no solo es la vertiginosa y loquísima trastienda del rodaje de Irma Vep sino porque protagonistas y directores entran y salen de una ficción (la película o miniserie que filman) hasta casi desdibujarse la diferencia entre intérprete y personaje.
Por de pronto, Irma Vep es, a su vez, un remake del clásico del cine mudo Les Vampires, que un muy neurótico director está obligado a convertir en miniserie. Así lo deciden quienes mandan, los productores.
Para añadir más salsa, hay una actriz china (un guiño a la protagonista de la película original), cuya presencia devela los intereses comerciales que ocupan a los productores.
Satírica, vertiginosa y muy aguda, Irma Vep se regocija en arrojar una mirada descarnada a la trastienda de un mundo a la par glamoroso y desquiciado.
Mira (A. Vikander) viene de alcanzar la gloria de la taquilla con una película hollywoodense muy mainstream. Gracias a ello está rodeada de fans, tiene una top manager (fría como el pescado), asistente 24/7 para lo que requiera y un trato como de diosa.
Llega a París para rodar lo contrario: esa película (miniserie) en blanco y negro y muda, que le servirá para demostrar que ella también hace cine-arte.
Pero además tiene que hacer como que no le afecta que su pareja, una bella actriz, la haya plantado para irse con el director de su primera película. Lo que no es cierto: porque Mira está que arde de rabia, aunque la contiene perfectamente detrás de una bella sonrisa.
Irma Vep
DATO:
—Entre las películas más destacadas de Assayas, solo por nombrar las más recientes: Doubles Vies (2018, con Juliette Binoche), Personal Shopper (2017, Palma de Oro en Cannes; con Kristen Stewart); la extraordinaria El Otro Lado del Éxito (Clouds of Sils Maria, con Juliette Binoche y Kristen Stewart), L’Heure d’été (2008, con Juliette Binoche).
—Irma Vep es de 1996 y fue protagonizada por Maggie Cheung (In The Mood for Love, de Wong Kar-Wai), Jean-Pierre Léaud (el niño protagonista de Los 400 Golpes, de François Truffaut, la película emblemática de la Nouvelle Vague) y también está Alex Descas, en el mismo rol que en la miniserie: Desormeaux.
Un acierto doble de Renée Zellwegger, como protagonista y como productora.
Esta miniserie recrea los hechos que rodearon un bullado asesinato ocurrido en Troy, una pequeña ciudad de Missouri, en 2011.
En una lograda caracterización (gran trabajo de maquillaje, vestuario y peluquería), la actriz encarna a la muy peculiar Pam Hupp, una querida vecina de la comunidad.
Encantadora, “chinchosa” y sonriente, siempre con un vaso gigante de un jugo colorinche que se prepara y compra en su tienda favorita, Pam es una respetada madre de familia.
Cuando su amiga Betsy Faria muere asesinada, colabora con la investigación que pone entre rejas al marido de la fallecida, Russ.
Pasó algún tiempo para que la Justicia descubriera que la asesina había sido Pam. No es que fuera muy cuidadosa en cubrir sus rastros, solo que con su desquiciada manera de ver y manipular la realidad suponía que nada podría alcanzarla.
Lo que distingue esta producción de las decenas de miniseries y docudramas sobre crímenes es el peculiar sello que le imprimieron sus realizadores.
Toda esta historia siniestra está envuelta en tonos pastel, como los modos de Pam.
Muy en el estilo John Waters, realizador de películas como Pinks Flamingos (1972) o Hairspray (1988), mezcla de gore, personajes “freak”, recargados de maquillaje y color. Comedias transgresores, que devinieron en películas de culto.
The Thing About Pam mantiene un tono amable y de comedia, anulando el realismo mediante este recurso estilístico.
The Thing About Pam
INTIMIDAD (Netflix)
Potente y muy atractiva historia con una corajuda protagonista y espectaculares escenarios.
Intriga política, drama familiar y social que transcurre en una ciudad vasca, donde Malen (Itziar Ituño) ha dedicado su vida a la política. Casada y con una hija adolescente, ha llegado a ocupar el sillón de la alcaldía y va por la reelección con el apoyo de su partido.
Sobre esta vida perfecta, con breves escapadas a una playa francesa para practicar surf, cae una bomba: alguien difunde por Redes Sociales un video sexual en el que Malen aparece teniendo relaciones con un sujeto en una playa.
Dura y estoica, no se deja amedrentar, pero no solo tambalea su futuro político, su vida familiar se hace trizas: su marido es un tipo muy comprensivo pero el acoso de la prensa y la omnipresencia de un video viral hacen lo suyo. A su vez, su hija sufre las consecuencias en el colegio.
Una inspectora de la Policía, a cargo de estos casos (la gran Ana Wagener), se acerca a Malen para hacer la investigación. Malen se niega rotundamente: no quiere que nada se interponga en su carrera.
Pero en el intertanto se produce un asesinato.
En paralelo, una obrera de una fábrica, que ha vivido una situación similar, termina suicidándose a causa del acoso y las burlas de sus compañeros de fábrica. Su hermana se dedicará a buscar a los culpables.
Además de cautivadora y muy entretenida, la serie es un alegato inteligente y agudo sobre el derecho a la intimidad, el asesinato social y la doble vara con que se miden situaciones así según si se trate de un hombre o una mujer.
Aquí sí hay un certero reclamo sobre una palabra muy manoseada: el patriarcado.
Y una interesante discusión sobre la culpa, lo que implica ser víctima (y que no suene a “debilidad”), el activismo sano que es aquel que no se queda en el duelo, la búsqueda de la verdad “para sufrir en paz”.
Intimidad
Para saber qué ver en cines y por streaming, no te pierdas el recomendado semanal de Ana Josefa Silva en Ex-Ante.
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