Desde las canónicas como The Wire, y las otras que ha hecho David Simon: The Deuce, Treme, Show Me a Hero, La ciudad es Nuestra, por mencionar algunas (todas en HBOMax). House of Cards arrancó como el gran hit y se fue degradando hasta hacerse olvidable. (Mejor ver la original británica). Las populares The West Wing y Years & Years no están (por ahora) disponibles en streaming para Chile.
Pero hay ¡nuevas!, como La Diplomática, que encabeza este listado al que cada uno de ustedes puede sumar alguna.
Ojo: esta promete ser LA serie del 2022. Como que fue creada por Deborah Cann, la misma que está (junto a un equipo) tras esa catedral que es Homeland y de The West Wing. La Diplomática es ágil en todo sentido: desprovista de solemnidad, y con ciertas gotas de humor, es a la vez muy sólida en su guion y su protagonista es magnética.
Un portaviones británico surca el mar. Está en plenas maniobras —un avión está llegando a posarse en su cubierta— cuando se produce una fuerte explosión.
Este hecho, que por cierto hace saltar todas las alertas imaginadas, provoca un efecto dominó que atravesará toda esta historia. Al buque no lo vemos más: solo sabemos que no se hundió, que está a la deriva esperando un rescate, el que no es tan sencillo dadas las complejas tensiones internacionales.
Y también trastoca el destino de Kate Wyler (Keri Russell), quien viajaba al día siguiente a Afganistán a hacerse cargo de la embajada norteamericana en Kabul. En lugar de ello es enviada a Londres. Kate, quien se maneja en situaciones complejas y tiene experiencia y contactos en servicios secretos, se siente muy fuera de lugar en el castillo/mansión que será su casa en la capital británica (¡qué jardines!); también le cargan los tacos aguja que a veces se ve obligada a usar y que se saca a la menor provocación, donde sea que esté.
Con ella viaja su marido, también embajador de rango y un avezado político, Hal (Rufus Sewell): la relación entre ambos es ambigua. Desde que comienza la historia están hablando de divorcio, a la vez que se potencian mutuamente como los linces políticos que son.
Hal —un personaje sorprendente y muy atractivo— se toma con humor y ese desparpajo que lo define esto de ser la sra. Embajadora.
En realidad esta es una selva, de elegantes escenarios, donde todos son avezados ajedrecistas, siempre adelantados a lo que viene. No hay espacio para pestañear. Cosa que tampoco puede hacer el espectador: los diálogos y situaciones se suceden no solo a gran velocidad sino que cargan informaciones determinantes. Y todo está en aquello que uno supone son detalles.
Estamos en 2023: al Presidente de EE.UU. alguien, de manera sutil y mañosa, lo dejará en evidencia como un hombre a poco de ser senil: Rusia ya ha invadido a Ucrania y aunque al comienzo occidente cree que Irán es el responsable del ataque al buque británico, unas muy indiscretas llamadas parecen descartar esa teoría.
La política exterior es algo muy muy complejo y en este fascinante reparto de personajes no hay ningún estudiante en práctica. Categoría ¡superlativa! (¡Ya necesito la T 2!).
The Diplomat
De las muchas y variadas historias sobre la violencia y la industria del narcotráfico en Colombia, Noticia de un Secuestro tiene al menos dos particularidades relevantes: está basada en el libro del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, y hace foco en la dimensión humana de cada personaje que circula por la pantalla.
Y con ello, dibuja, sin manierismos, la estructura social de un país, sus costumbres más arraigadas y sus contradicciones. Allí están secuestrados y secuestradores, las “cuarteleras”, mujeres humildes que están allí con sus hijos porque sus maridos son parte de la banda; políticos; abogados; y los familiares de todos ellos.
Tras investigar durante tres años lo ocurrido durante el secuestro de Maruja Pachón, esposa del ahora fallecido político colombiano Alberto Villamizar, García Márquez publicó su libro en 1996. Su hijo Rodrigo es el guionista de esta miniserie, que dirigen Julio Jorquera y el chileno Andrés Wood.
Estos hechos se circunscriben a la era en que los miembros del Cartel de Medellín pasaron a conocerse como “los extraditables” (para ser juzgados en EE.UU.). Por ello el Presidente César Gaviria (1990 – 1994), amigo personal de Villamizar, se enfrentaba a la más brutal ofensiva de Pablo Escobar para evitar ser extraditado. Ya en 1989 el Cartel de Medellin había declarado la guerra total al Estado, asesinando a políticos, jueces, policías, ex ministros, periodistas y secuestrando. Aunque en 1984 ya hubo otros hechos sangrientos.
En la serie, la atmósfera dramática y la tensión son permanentes. También los contrastes: no solo las abismales diferencias de clases y formas de vida, sino también la coexistencia de lo oscuro y lo luminoso; la belleza y el horror; la vida y la muerte tan juntas; los ritos católicos, con sus santos, pesebres, imágenes y objetos en medio de una cultura de ausencia total del cáritas.
“Si algo aprendí es que tenemos que celebrar la vida”, dice con mucha razón uno de los personajes, en un sitio donde la vida no tiene ningún valor. Allí donde todo es barro, moho y gris, una de las secuestradas es capaz de llevarnos —en un raconto— a un baile alegre, sensual, en el que el rojo del vestido inunda de vida la pantalla.
Grandiosa Dirección de Fotografía. La producción está nominada a 6 Premios Platino, que se entregan este sábado en Madrid, entre ellos, Mejor Miniserie Iberoamericana.
Este viernes se anunció que ganó el Premio del Público, que se da a conocer un día antes de la entrega de los galardones oficiales.
Noticia de un secuestro
Esta miniserie supera y le da un novedoso giro al muy entretenido género del espionaje, armando una precisa mezcla con el thriller, el drama familiar y el íntimo, con un relevante trasfondo político. La palabra traición cruza toda la historia. Y parece no haber personaje que escape a ello. Porque, al final nada ni nadie es exactamente lo que parece (para bien y para mal).
Todo comienza cuando una joven camarera, que luego sabremos es una ex agente rusa, Kara (Olga Kurylenko), sirve una taza de té a Sir Martin Angelis (Ciáran Hinds), Director del MI6, que termina con él en la clínica, en estado grave.
Lo reemplaza Adam Lawrence (Charlie Cox), feliz padre de familia, casado con Maddy (Oona Chaplin, hija de Geraldine Chaplin), dueña de casa de origen español que alguna vez sirvió en el Ejército. Allí trabó amistad con una agente de la CIA que aparecerá por Londres.
En realidad recién ahí empieza a trenzarse una compleja trama de la cual el fallido asesinato de Sir Martin es solo la punta del iceberg. Trepidante, tensa, violenta.
Traición (Treason)
Aunque en su país, la serie danesa se estrenó en 2010, por acá llegó 10 años después. Fue un hit instantáneo: todas las bromas ácidas que hoy leemos en redes sociales sobre nuestra zarandeada democracia (“sí, ya somos Dinamarca”), aquí se nos aparecía como la Buena Nueva traída por Jesucristo resucitado.
Birgitte Nyborg, líder del Partido de Los Moderados, que llega a ser Primera Ministra de Dinamarca, parecía salida de un cuento de hadas: inteligente, serena, preclara, fuerte como granito pero cortés y muy justa con sus colaboradores; tenía además un matrimonio y una familia perfectos.
Las disputas por el poder se daban por todos lados, pero eran límpidas. Y la periodista que la secundaba en protagonismo, un ideal de ética y firmeza. Tanta perfección se fue desarmando un poco y en las siguientes temporadas todo se vio más revuelto. La esperada continuación fue BORGEN: REINO, PODER Y GLORIA
Los guionistas entendieron que los tiempos cambian: la historia se potenció en intensidad y entrecruzó hábilmente el relato desde lo personal al adictivo trabajo político 19 horas al día, siempre con Birgitte Nyborg en el centro. Divorciada hace tiempo, con sus hijos ya crecidos (aunque no tanto), ahora es la Ministra de Relaciones Exteriores, por el Partido Nuevos Demócratas que fundara.
El hallazgo de petróleo en Groenlandia detona un complejo entramado de situaciones que tensan los precarios equilibrios de uno y otro lado. La situación escala al punto que terminan involucrados EE.UU., Rusia y China.
Borgen – Power & Glory
Adictiva a más no poder, esta serie australiana ensambla conspiraciones políticas, intrigas internacionales y luchas de poder a distintos niveles, con asuntos familiares y personales, crímenes, misterios desde la “deep-web” y periodismo de fuste.
Tráiler temporada 1:
Entre lo mejor: transcurre en Canberra, una urbe de no más de 350 mil habitantes, que fue construida especialmente para que fuera la capital del país, bajo el concepto de ciudad-jardín.
Tráiler Temporada 2:
Aunque tiene bastante de coral, el personaje principal es Harriet Dunkley (Anna Torv), una periodista comprometida y jugada por su profesión. Lo que parece un crimen policial cualquiera, la conduce hacia un largo y complejo hilo de intrigas internacionales y peligrosos juegos de poder, que la mantienen en constante (y real) peligro.
La redacción del periódico donde Harriet trabaja es solo un escenario. Porque la intriga se traslada al Parlamento y la sede de Gobierno, donde adquieren protagonismo la poderosa Catriona Bailey (Jackie Weaver, El lado bueno de las cosas, nominada al Oscar), el Ministro de Defensa Mal Paxton (Dan Wyllie ), generales, jefes de agencias no muy transparentes, embajadores y toda una trenza de poder e intrigas.
Inicialmente fue pensada como una miniserie, pero fue tal su éxito que a principios de 2018 se comenzó a grabar una segunda temporada Secret City: Under The Eagle. Está basada en dos novelas: “The Marmalade Files”, de Chris Uhlmann y “The Mandarin Code”, de Steve Lewis.
Suspenso como para quedar con el alma en la boca.
Secret City
Arropada en forma de thriller, esta serie es de aquellas que tienen como telón de fondo a la política. Un asunto que resulta gravitante para el protagonista.
David Budd es un veterano de guerra escocés: estuvo en Afganistán, de donde salió físicamente ileso, pero con profundas cicatrices síquicas y emocionales que controla apoyado en su duro entrenamiento.
De regreso a Londres ha sido destinado a trabajar en temas de seguridad nacional, como agente especial de protección de la Realeza, y también en el cuerpo especial de protección del Servicio de la Policía Metropolitana de Londres.
Y precisamente él, que sufrió el rigor de la guerra, es asignado como guardaespaldas —verdadera sombra— de la ambiciosa Ministra del Interior, Julia Montague. La mujer está en las antípodas del pensamiento de Budd. La Ministra apoya todo lo que él detesta. Pero su rol es permanecer alerta e inmutable y lo que más se le escucha decir es “Sí, señora”.
Acción trepidante y un conflicto interno que tensa más aún a un hombre que ya ha resistido demasiado. Los 20 mejores primeros minutos desde Hitchcock.
Bodyguard
De ritmo vertiginoso, esta multipremiada y descarnada sátira al mundillo de la política y sus seres alegremente desalmados, se va puliendo de manera ostensible a medida que pasan las temporadas.
Selina Meyer (la incombustible Julia Louis-Dreyfus) es una abeja reina en torno a quien giran con un zumbido incesante su staff de asesores, la desproporcionada comitiva con que se traslada a todas partes y hasta su pobre hija. Y todos esos personajes tienen una exquisita singularidad.
A pesar de cierto toque farsesco, Veep llega a ser didácticamente realista en dejar en evidencia a los políticos que persiguen con dientes y muelas el poder… porque aman el poder. Hay diálogos, líneas y situaciones delirantes (para reír o llorar).
Veep
Para saber qué ver en cines y por streaming, no te pierdas el recomendado semanal de Ana Josefa Silva en Ex-Ante.
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