Recomendaciones de películas: lo mejor del nuevo cine alemán. Por Ana Josefa Silva
Ex-Ante
El Cine Arte Alameda (centroartealameda.tv ), a propósito de la Berlinale que se realiza en estos días, estrena online dos potentes películas del cine alemán contemporáneo.
EN TRÁNSITO
Una de ellas, En Tránsito (Transit) , de Christian Petzold, el principal referente de lo que se ha llamado la Escuela de Berlín.
Un drama narrado a ritmo de thriller asfixiante, en el que circulan personajes erráticos, seres a la deriva que huyen hacia alguna parte; cualquiera. Que se agolpan en algún consulado para conseguir una visa “en tránsito”.
Hay una guerra que no vemos, pero que le pisa los talones a los protagonistas y condiciona sus vidas al punto de reducirlas a una sucesión de actos urgentes y desesperados. Es la Segunda Guerra Mundial, pero el relato está lleno de anacronismos.
Comienza en un pequeño café de París: Mientras se escuchan las sirenas ululantes de carros policiales, se encuentran Georg (magnífico Franz Rogowski) y un amigo. Son judíos alemanes que vienen huyendo de su país, pero en la capital francesa ya está la Junta de Ocupación.
Georg debe cumplir dos singulares misiones. Siempre corriendo y circulando de manera clandestina, se traslada a Marsella (que sea un puerto no es un detalle: ojo con las imágenes del barco).
Ya no hay sitio seguro en las ciudades: las redadas son constantes. Por eso todos los esfuerzos se concentran en conseguir una visa en tránsito, en los siempre repletos consulados de México y EE.UU., esos lugares donde “todos cuentan historias” y van a pedir un papel que dice que se les permite estar en un lado mientras se dirigen a otro (eso es “en tránsito”).
El desarraigo es lo que tienen en común: los escenarios por donde circulan estos seres son cafés, restorantes, calles, hoteles, oficinas.
El único hogar que se atisba es aquel al que Georg llega con uno de sus cometidos: es el departamento de una mujer magrebí y su hijo, un niño de unos 11 años. Aparte de ello, la palabra hogar aparece en una canción del recuerdo, una que la madre de Georg le entonaba cuando niño.
Mientras, una misteriosa y bella mujer (Paula Beer) deambula y sigue a Georg desde su arribo a Marsella.
Pero las guerras, los sistemas opresivos, los estados fallidos, no solo destrozan ciudades, matan personas y generan diásporas: también destruyen e impiden la generación de vínculos. No se puede armar una relación —ya sea filial o erótica— si solo se está, involuntariamente, de paso y no se sabe con certeza si se echarán raíces en algún lugar ni cuándo.
“¿Quién olvida antes? ¿El abandonado o el que abandona?”, repiten dos personajes.
Una narración en off, las más de las veces contradictoria con lo que se ve en cámara, solo suma interrogantes. Un final abierto y súbito da paso a la canción de Talking Heads “Road to Nowhere” (“estamos en un camino a ninguna parte”/ “hay una ciudad en mi mente”). Guerra y migración, siempre estrechamente relacionados. Una joya. Una película indispensable para cinéfilos.
DATO
Christian Petzold (Ave Fénix , Barbara) se basó en la novela de Anna Seghers para construir esta muy singular y desconcertante película, que desafía al espectador superponiendo tiempos. Así, reúne en la actualidad a judíos huyendo del fascismo y a refugiados de distinto origen, todos esperando zarpar en un barco hacia alguna parte.
EN TRANSITO
(Transit)
Dirección: Christian Petzold
Reparto: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese, Lilien Batman.
Sebastian Schipper filmó Victoria en tiempo real, sin elipsis ni montajes, en un solo gran plano secuencia. De manera simple, con una cámara pequeña, sin parafernalia.
Los actores rodaron dos ensayos en los barrios de Kreuzberg y Mitte. La tercera toma fue la película.
Schipper sigue los pasos de una chica española durante las dos horas antes de que amanezca en Berlín. Victoria (Laia Costa) baila sola en una discoteca al ritmo machacón del techno. Cuando decide marcharse —porque a las 7 a.m. debe abrir el café donde trabaja— se encuentra con cuatro sujetos con quienes cruza algunas palabras.
Tras ello, el grupo decide continuar vagando por lo que queda de la noche, sin plan ni rumbo fijo, subiendo azoteas, caminando, conversando naderías sin mucho sentido.
Ella solo habla inglés y así más o menos se entiende con sus nuevos amigos. Sonne (Frederick Lau, La ola) decide acompañarla a abrir el café; los otros se van pero muy pronto regresan, agitados por algo que Victoria no entiende. En ese punto de giro, el relato avanza hacia derroteros más oscuros, desembocando en un thriller tan sinsentido como todo lo que concierne a estos personajes.
La cámara no deja a Victoria y ella, como esas flores sin raíces, va donde el viento y las circunstancias la llevan, sin pensar, ni menos medir consecuencias, siguiendo impulsos sin motivación clara, con una candidez que aflora a partir de su profunda soledad.
De Victoria sabemos poco, como que no tiene redes de ninguna índole en esa ciudad (a la que llegó quién sabe por qué) y en una escena conmovedora y asombrosa, nos enteramos que estudió largo tiempo en el Conservatorio: se sienta al piano de la cafetería y toca para Sonne uno de los valses de Mefisto, de Liszt. De allí se interna en el submundo de Sonne y sus amigos, unos delincuentes chapuceros y de poca monta, sin que nadie la obligue y nada le alerte en lo que se está inmiscuyendo. Y allí está la cámara entrando y saliendo de todas partes, un auto, un garage, un ascensor; subiendo y bajando escaleras.
La angustia y la adrenalina se sienten fuerte y van en aumento a medida que aclara en la ciudad.
El espectador -que partió presenciando un fin de fiesta apagado y anodino- termina sacudido, estremecido, perplejo.
Una obra prodigiosa y única
DATOS
Cuarto largometraje de Sebastian Schipper (que como actor tuvo una breve participación en otro inolvidable filme alemán, Corre, Lola, corre). Oso de Plata a la Contribución Artística en el Festival de Berlín, Victoria fue también la sensación en los Oscar germanos, conocidos como Lola Awards.
VICTORIA
Dirección: Sebastian Schipper
Reparto: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski, Maximilian Mauff, Burak Yigit.
Y en Mubi, otra película alemana inolvidable, también del gran Christian Petzold:
BARBARA
Alemania Oriental, en una fecha que nunca se precisa. A un pueblo llega una doctora, Barbara Wolff (Nina Hoss), que ha ejercido en el prestigioso Hospital La Charité de Berlín. Más adelante sabremos que ha pasado por la cárcel por querer cruzar al lado Este y tras ello, en castigo, el Estado la ha enviado a ejercer a este lugar perdido de Alemania Oriental.
En medio de un paisaje bucólico, se sienten el frío, la amenaza y el temor.
En el Hospital, las miradas de desconfianza son de ida y vuelta: la mujer es muy parca y emite las palabras justas y necesarias. Los locales suponen que lo suyo es la altivez de quien viene de la ciudad. Ella aprendió, duramente, a no confiar en nadie.
Para vivir, le han asignado un departamento en un lugar más bien ruinoso, con una “casera” hostil y algo alejado de su trabajo.
Básicamente, lo que hay de manera sorda y persistente en toda la película es un tenso ambiente de sospecha, en un mundo opresivo y cerrado. Barbara es vigilada por los agentes de la policía política y en dos oportunidades el jefe local de la Stassi va con su gente a registrar el departamento… y a ella.
André, su jefe en el Hospital, parece ser un tipo buena persona, pero eso no significa nada en un mundo dominado por un estado policial. Petzold, que llena la película de silencios, susurros e imágenes cotidianas que se vuelven inquietantes, conduce al espectador hacia una intriga. Ya sumergidos en la paranoia y con algunas pocas informaciones que se van desplegando, la tensión y la incertidumbre se instalan en el relato.
Un personaje secundario, una chica que llega al hospital, juega un rol relevante en el derrotero de la historia. Es una suerte de prisionera en un campo de trabajos forzados. “Son campos de exterminio. Solo que son socialistas”, le espeta Barbara a André en un arranque de confianza inusual.
Barbara sabe que está vigilada y no siempre sabe por quiénes. Nada, en todo caso, es explícito. El guion es sugerente, delicado y evita inducir al espectador. Elude el melodrama y sin embargo hay tal intensidad en cada secuencia que algunas llegan a estremecerr.
La fuerza contenida de Nina Hoss es poderosísima.
Categoría imperdible.
(En Mubi).
BARBARA
Dirección: Christian Petzold
Guion: Christian Petzold, Harun Farocki
Reparto: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Rainer Bock, Jasna Fritzi.
Si lo que pretendía Philips era hacer una introspección, digamos, una mirada íntima a la locura del personaje, solo consiguió un relato claustrofóbico y monocorde, carente de los matices que uno espera de un análisis de este orden.
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