Ésta era la primera elección de autoridades representativas con voto obligatorio de la historia de Chile, porque antes la obligatoriedad regía sólo para quienes voluntariamente se habían inscrito en los registros electorales, mientras que ahora es obligatorio para toda la población mayor de 18 años y los extranjeros cuya residencia legal en Chile es de al menos 5 años.
Participaron 13,1 millones de personas, básicamente la misma tasa de concurrencia que en los 3 procesos electorales previos con voto obligatorio. Lo que ha variado es la cantidad de votos nulos y blancos. Mientras en el primer plebiscito de salida de septiembre 2022 fueron sólo 278 mil votos blancos y nulos, en la elección posterior de consejeros constitucionales éstos ascendieron a 2,75 millones.
Si bien el padrón nacional contiene 15,4 millones de electores, debe haber poco más de 13 millones en condiciones de votar. Más de medio millón declara previo a la elección estar a más de 200 kms de la ciudad donde está habilitado para votar, hay cientos de miles de personas imposibilitadas de hacerlo por razones de salud o prisión preventiva, y viven fuera de Chile a lo menos un millón de personas que no han trasladado su domicilio al exterior.
Se puede decir que está concurriendo a votar casi la totalidad de quienes pueden hacerlo.
Los blancos y nulos de hoy equivalen a la abstención de ayer. La ley que estableció el voto obligatorio contribuyó entonces a reducir significativamente la abstención en las decisiones electorales nacionales. Por supuesto, la participación efectiva disminuye y los blancos y nulos aumentan según el interés de la elección, la complejidad de la papeleta y el conocimiento y cercanía del cargo. Esta vez anularon o dejaron en blanco 1,4 millones en la papeleta de alcaldes, 2,2 millones en la de gobernadores regionales, 2,8 en la de concejales y 3,3 millones en la de consejeros regionales.
De todas maneras, en todas las elecciones de este fin de semana hubo récor histórico de votos válidos. Si en las elecciones de alcalde participaban válidamente entre 4,7 y 6,3 millones de personas, esta vez lo hicieron 11,7 millones de electores, prácticamente el doble de quienes solían hacerlo. Si en la primera elección de gobernadores regionales habían votado válidamente 6,07 millones, esta vez lo hicieron casi 10,8 millones de personas; si para los Core votaban válidamente entre 5,8 y 6,1 millones, ahora lo hicieron 9,7 millones de electores; y si para concejales los votos válidos fluctuaban entre 4,5 y 6 millones, ahora se acercaron a los 10,3 millones.
La primera respuesta a la pregunta que titula este artículo, entonces, es que ganó la democracia porque aumentó significativamente la legitimidad de sus autoridades representativas.
Los partidos oficialistas habían elegido 150 alcaldes en 2021 contra 87 de la actual oposición. Mientras el oficialismo asumió el gobierno local del 53% de los chilenos, la oposición sólo gobierna hasta diciembre a sólo 22% de la población, mientras los independientes fuera de pacto se hacían cargo localmente del 25%. La asimetría era aun mayor, porque buena parte de los alcaldes elegidos como independientes fuera de pacto habían terminado por alinearse con el pacto oficialista, de manera que en esta elección, la lista de gobierno contaba con 2,5 veces más alcaldes a la reelección que las listas opositoras.
La lista única de alcaldes del oficialismo eligió 111 autoridades comunales, mientras la oposición lograba elegir 131, los restantes 103 corresponden a alcaldes independientes fuera de pacto, la gran mayoría de ellos -salvo excepciones- compitiendo contra las coaliciones opositoras y de gobierno.
Aunque no le alcanzó para ganarle al gobierno, en población gobernada la oposición también avanza significativamente y el oficialismo retrocede. El 6 de diciembre la oposición pasará a gobernar al 38,3% de los chilenos, mientras los alcaldes de gobierno lo harán frente al 39,5% de la población. El 22,2% restante corresponde a alcaldes independientes fuera de pacto.
Pero esto es en el papel. El gobierno seguirá gobernando localmente mucho más chilenos que la oposición. Porque si bien es cierto los 84 alcaldes independientes fuera de pacto de comunas pequeñas son mayoritariamente independientes de verdad, la mayor parte de quienes gobernarán comunas de más de 50 mil electores, se alinearán con el oficialismo. Salvo Las Condes, Ovalle, Curicó y Villarrica, donde se trata de personeros identificados con la derecha, y Cerrillos, Conchalí y Chiguayante, donde parece tratarse de alcaldes políticamente independientes, todos los demás se alinearán probablemente con la izquierda y centroizquierda. Los alcaldes de Cerro Navia, San Joaquín y Puente Alto se identifican claramente con la izquierda, los de Arica, Copiapó y Renca están en el espacio del socialismo democrático, los de San Antonio y Padre Las Casas vienen del Partido Radical, y los de Quillota, La Granja y Osorno de la Democracia Cristiana.
La oposición superó en votación al oficialismo en las 4 elecciones. En gobernadores regionales 52,29 vs 21,26%, con 7,27% para las dos listas de izquierda extragubernamental y 19,18% para las 10 candidaturas independientes.
En la elección de alcaldes, la oposición sumó 37% contra 30,1% de la lista gubernamental. 2,5% votó por la izquierda no oficialista y 30,4% por las 686 candidaturas independientes fuera de pacto.
Lo mismo en las elecciones donde el factor personal pesa menos y la opción política mucho más, junto con el prestigio de la marca de cada partido. Las 6 listas de oposición sumaron 52,94% de los votos en concejales, mientras las 4 listas oficialistas acumularon 37,4% de los votos y las 2 listas de izquierda extragubernamental 5,08%. En Cores las 7 listas opositores acumularon 53,34% de los votos válidos y las 6 listas oficialistas sumaron 41,5%, mientras las 2 de izquierda no oficialista obtuvieron 4,77% de los votos válidos.
La única elección política previa donde la derecha había logrado obtener más de la mitad de los votos fue la de consejeros constitucionales de mayo de 2023. Ésta es la primera vez que lo hace en una elección de autoridades representativas, como gobernadores regionales, concejales y consejeros regionales.
Como vimos más arriba, la oposición eligió más alcaldes que el oficialismo y el 24 de noviembre veremos lo que ocurre en gobernadores regionales. Lo que ya está claro es que, por primera vez, la izquierda y centroizquierda suman menos concejales y consejeros regionales que la centroderecha y la derecha.
Las 6 listas opositoras eligieron 1.185 concejales de los 2.251 y las 4 oficialistas 1.026, mientras las 2 listas de izquierda extragubernamental elegían 33 miembros de los concejos municipales del país. Los independientes fuera de pacto que resultaron electos son sólo 7. En Cores el desequilibrio es aun superior, porque las 7 listas opositoras sumaron 171 consejeros regionales, mientras las 6 oficialistas eligieron sólo 120 de los 302 Cores del país. La izquierda no oficialista eligió uno y resultó electo sólo un independiente fuera de pacto.
Éste es quizás el elemento definitorio a la hora de definir ganadores y perdedores en estas elecciones, el balance entre las alegrías de los triunfos y las penas de las derrotas en cada sector. Porque no se trata de una sola elección, sino de 345 elecciones de alcaldes, 16 de gobernadores regionales, 2.251 elecciones de concejales y 302 de consejeros regionales.
El retroceso de los partidos oficialistas en concejales y Cores es muy significativo, brutal en el caso de la Democracia Cristiana, que experimenta la pérdida más masiva.
Si analizamos las pérdidas de comunas que gobernaba y las nuevas que conquistó cada sector, el desequilibrio es muy grande en desmedro del gobierno y a favor de la oposición., aunque estuvo lejos de reflejar la desmedrada relación de apoyo y rechazo del gobierno en las encuestas de opinión pública y la crítica situación política de las semanas previas a la elección, debido a la buena gestión de algunos de sus alcaldes y alcaldesas, así como a la dispersión del voto opositor. El oficialismo sólo conquistó 2 comunas nuevas de las 82 mayores de 50 mil habitantes: Valparaíso y Talcahuano, arrebatándole la primera al sharpismo y la segunda a la UDI, pero perdió importantes comunas, como las emblemáticas Santiago y Ñuñoa, pero también Arica, La Serena, Quilpué, San Miguel, Independencia, Huechuraba, Melipilla, Peñaflor, Rancagua, Curicó, Concepción, Osorno y Puerto Montt.
La oposición, en cambio, perdió sólo dos comunas grandes, Puente Alto y Talcahuano, pero ganó, además de todas las mencionadas (salvo Arica y Osorno, donde ganaron independientes fuera de pacto), las comunas de Antofagasta y Macul.
Los resultados son siempre evaluados en función de las expectativas. Si la Roja empata en el estadio Nacional con Venezuela, exoneramos al entrenador, y si obtiene el mismo resultado con Brasil en Sao Paulo, celebramos con bocinazos en las calles. Se esperaba que el ganador indiscutido del fin de semana fuera el Partido Republicano de José Antonio Kast, porque se convertiría en el partido más votado de Chile y en círculos de la derecha se temía incluso que superaría la votación de los 3 partidos de Chile Vamos, disputaba con opción las alcaldías de ciudades importantes como Arica, San Bernardo, Valparaíso y Concepción, además del pasaje a segunda vuelta en 5 a 6 regiones.
Ganó sólo un municipio de las 82 comunas de más de 50 mil electores (Macul) y eligió un total de sólo 8 alcaldes, llegó segundo en votación de concejales con 13,81% y sus candidatos a gobernadores pasaron a segunda vuelta en sólo dos regiones -O’Higgins y Los Lagos. Lo que se presumía sería viento de cola para la candidatura de Kast se convirtió en un estímulo inesperado a la proyección presidencial de Matthei, pues Chile Vamos más que dobló la votación de concejales del Partido Republicano, eligió 122 alcaldes, obtuvo triunfos simbólicos en Santiago y Ñuñoa, eligió un gobernador en primera vuelta, es favorita para ganar en otras 5 regiones y compite con alguna opción en las dos regiones más pobladas.
De todas maneras, no se puede desconocer que el Partido Republicano incrementó de 12 a 233 su elenco de concejales y de 16 a 60 el de consejeros regionales, que aumentó su votación en concejales de 3,1 a 13,81% y se instaló como el partido más votado en la elección de Cores, con 15,69% de los votos. Por supuesto que está muy lejos del tsunami republicano de mayo de 2023, cuando en la elección de consejeros constitucionales obtuvo 35,4% de los votos, pero se puede afirmar sin ninguna duda que ésta fue la elección de consolidación en una posición protagónica de este nuevo partido en la escena política chilena.
La UDI logró sostener su votación, a pesar de los acontecimientos sucesivos que en el periodo previo a la elección dañaron el prestigio de la marca, manteniéndose en los dos dígitos (10,1% en concejales y 10,2% en Cores), mientras RN se convirtió en el primer partido en concejales con 15,52% y el segundo en Cores con 13,64% de los votos.
Evopoli sigue siendo un partido pequeño, pero su único edil (Vitacura) obtuvo la votación porcentual más alta de las comunas mayores de 50 mil electores y logró elegir otros 5 alcaldes, además de que su candidato a gobernador en la región de Coquimbo pasó a segunda vuelta con buena opción de ganarla.
Aunque el Frente Amplio, gracias a la convergencia en un solo partido, se convirtió en la primera fuerza política del gobierno con 8,61% en Cores y 7,2% de los votos en concejales, los partidos que se autodefinen en el espacio de la centroizquierda (PS, PPD, DC, PR y Liberales) superaron por lejos la votación del polo más radical de la coalición de gobierno (PC y FA). 23,39% contra 14,01% en la elección de concejales y 20,8% vs 16,4% en la elección de Cores. Y si nos atenemos a los números, los partidos que formaron la Concertación tienen 86 consejeros regionales, mientras la coalición original del gobierno (FA-PC) eligió sólo 36 Cores. El socialismo democrático y la DC suman 714 concejales y el PC-FA sólo 249. Lo mismo ocurre en número de alcaldes, aunque el efecto está amortiguado porque el FA gobierna municipios muy grandes.
Aquí ocurre el mismo fenómeno que en el campo opositor, donde la centroderecha superó ampliamente a la derecha más radical.
El vocero del gobierno de Bachelet popularizó los planos de la competencia en las elecciones municipales, que hoy también son regionales. De todos los criterios de éxito, la oposición le ganó al oficialismo en votos en la elección de gobernadores, de alcaldes, de concejales y de Cores, es decir, 4 a 0.
También obtuvo un mejor resultado en número de alcaldes, de concejales y de Cores, pero el gobierno mantuvo su superioridad, aunque disminuida, en la población gobernada por cada sector político. Aquí es 3 a 1.
Y está por verse quién gana en el número de gobernadores y en la población gobernada por autoridades regionales oficialistas y opositores, esto último dependerá de quién obtiene el triunfo en la Región Metropolitana.
RN sorprendió convirtiéndose en el partido más votado en la elección de concejales y conquistó comunas tan importantes como Santiago, Quilpué y Puerto Montt, la UDI se mantuvo en los dos dígitos a pesar del daño a su marca y recuperó protagonismo en comunas urbanas populares (Independencia, San Miguel, Melipilla, Rancagua) y Evopoli pasó de tener una sola alcaldesa a elegir 6 autoridades comunales y tiene opción clara de que su candidato gane la gobernación de Coquimbo. Sin embargo, es Chile Vamos el principal ganador de esta elección, porque más que dobló a Republicanos en la votación de concejales, partido que disputaba la hegemonía en la oposición, eligió sola más alcaldes que el oficialismo, representa más de la mitad de los votos opositores en concejales y Cores, 56% de los consejeros constitucionales de la oposición y 70% de los concejales.
Republicanos se convirtió en el partido más votado en Cores y el segundo en concejales, eligió cuatro veces más Cores y casi veinte veces más concejales que en 2021, además de elegir sus primeros 8 alcaldes y compite con opción en O’Higgins para elegir un gobernador regional. El Partido Social Cristiano obtuvo un triunfo inesperado en la comuna donde surgió -Concepción- y eligió sus primeros 24 concejales y 6 Cores, posicionando a varias de sus figuras como futuras candidaturas parlamentarias.
El Frente Amplio se benefició de su unidad, convirtiéndose en el partido más votado del oficialismo en la elección de concejales y de Cores. Y aunque perdió las alcaldías de Ñuñoa, San Miguel, Quilpué y Melipilla, ganó las de Valparaíso y Peñalolén, además de mantener Maipú, Viña del Mar, Quilicura y Valdivia, lo que le permite mantenerse como el partido de la coalición oficialista que gobierna más chilenos.
El Partido Comunista perdió un tercio de su votación en concejales respecto de 2021, estuvo lejos de la disputa en todas las comunas donde se presumía competía con alguna opción (Antofagasta, La Florida, Macul, Villa Alemana, Talca), perdió la emblemática comuna de Santiago y gobernará localmente en ninguna otra región que la Metropolitana, donde logró retener Lo Espejo y Recoleta, esta última con una reducida votación.
El PDG no eligió ningún alcalde, se puso por debajo del 3% en concejales y 3,.8% en Cores, continuando su camino a la desaparición. En su primera participación electoral, la lista del Centro Democrático superó las bajas expectativas derivadas de un bajo número de candidaturas y su ausencia en parte del territorio nacional, situándose en el mismo nivel de votación que el PPD y la DC, aunque no eligió alcaldes.
La DC es por lejos el partido que más sufre luego de la partida de una parte de sus líderes, disminuyendo a menos de la mitad respecto de 2021 su porcentaje en concejales (4,64%), perdiendo alcaldías de grandes comunas, como Peñalolén, La Granja, Peñaflor, Curicó y Osorno, además de correr el riesgo de quedarse sin gobernadores regionales el 24 de noviembre próximo. El PPD, por su parte, continúa su pérdida de relevancia, quedando bajo el 5% de votación en Cores y en concejales, además de quedarse sólo con una comuna de la provincia de Santiago, que fuera otrora su centro de gravedad.
La elección de gobernadores regionales termina el 24 de noviembre con la segunda vuelta en 11 de las 16 regiones, pues sólo en 5 de ellas un candidato superó el 40% exigido para ser electo en primera vuelta. En Tarapacá, Ñuble, Los Ríos y Magallanes se reeligieron en primera vuelta los gobernadores oficialistas. En Aysén triunfó el candidato de la oposición. En las restantes 11 regiones, todo se dirimirá el, 24 de noviembre próximo.
A diferencia de la elección de alcaldes, todo indica que la dimensión de plebiscito al gobierno tendrá aquí mucho mayor relevancia, pues habrá sólo dos contendores, y en 8 regiones la disputa será entre un candidato de gobierno y otro de oposición.
En la región de Antofagasta está asegurado que habrá un gobernador del oficialismo, pues pasaron a segunda vuelta el gobernador regional y la candidata del Partido Radical. Los Lagos será para la oposición, pues pasaron a segunda vuelta los candidatos de Chile Vamos y del Partido Republicano. Ya están resueltas, entonces, 5 regiones en favor del gobierno y 2 para la oposición. Las 9 restantes están en disputa.
En Arica-Parinacota, Coquimbo, Maule y Biobío, la oposición tiene alta probabilidad de ganar la gobernación regional. mientras en Atacama es el gobierno quien tiene la primera opción.
En Araucanía, es un independiente fuera de pacto el que tiene la primera opción frente al gobernador regional de Chile Vamos.
En principio, gobierno y oposición tendrían 6 gobernaciones regionales cada uno y disputan mano a mano las regiones de O´Higgins, Valparaíso y Metropolitana. De cualquier modo, la oposición ya tiene garantizado un avance significativo respecto de 2021, cuando sólo pudo elegir al gobernador regional de la Araucanía. Está por verse, sin embargo, si logra elegir más gobernadores que el oficialismo y gobernar más chilenos regionalmente que el oficialismo.
La segunda vuelta del 24 de noviembre, que enfrenta la oposición al gobierno en las regiones Metropolitana, Valparaíso y Biobío, tendrá sin duda mucho mayor relevancia que la elección de alcaldes recién pasada como apronte de la contienda presidencial venidera.
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