Hay gente piensa que en Chile no hay empresas como las grandes tecnológicas, entre las que se incluyen las que se conocen como las siete magníficas (Nvidia, Apple, Microsoft, Amazon Google, Meta y Tesla), porque el país no cuenta con las condiciones necesarias para desarrollar grandes empresas de alta tecnología. Comparto esta visión, pero ello no quita el hecho que debiéramos mirar en profundidad las razones porque estas empresas tecnológicas han aumentado sus valores de mercado varias veces más que las empresas tradicionales chilenas durante los últimos años.
Mi hipótesis es que las grandes tecnológicas, al igual que aquellos startups de más reciente creación que han sido exitosas en sus pocos años de existencia, utilizan algunas prácticas de gestión que las empresas tradicionales chilenas podrían emular en forma selectiva si quieren aspirar a crecer de forma similar. Me refiero a prácticas de negocios que usan lo que se conoce como las “organizaciones exponenciales”.
Una organización exponencial es aquella cuyos impactos y/o resultados son desproporcionadamente altos- al menos 10 veces- en comparación con sus pares como resultado del uso de las nuevas técnicas que ofrecen las tecnologías exponenciales.
Las grandes tecnológicas ocupan la metodología de las “lean startups” y otras técnicas para explorar constantemente con nuevas ideas y procesos, estableciendo una cultura abierta a la toma de riesgos y a la posibilidad de que ocurran experimentos fallidos, los cuales buscan que se den rápido y sean baratos. Sin embargo, algunos de estos experimentos resultan ser exitosos y generan grandes beneficios. Además, las “lean startups” se destacan por contar con rápidos mecanismos de retroalimentación y porque sus procesos son constantemente optimizados.
Por otra parte, este tipo de empresas no sólo se preocupan del uso del talento interno, sino que también se apalancan en el uso de talentos externos para asegurarse de poder avanzar más rápido. Un buen ejemplo de esto se da en el caso de Apple con las “apps”, las que son desarrolladas fundamentalmente por terceros, pero igual generan importantes utilidades para Apple. La idea es atraer y apalancarse en las comunidades en que desarrollan sus actividades y en la multitud de talentos disponibles en otras partes con el objeto de aprovechar su creatividad, innovación y validación.
Otra practica que ha demostrado ser muy valiosa es no ser dueño de los activos que requiere el negocio que uno desarrolla (en los casos que ello es posible) y en cambio apalancarse en el uso de activos de terceros, lo cual involucra por lo general la utilización de modelos de negocios diferentes a los tradicionales. Airbnb y Amazon son buenos ejemplos de empresas que utilizan con éxito esta práctica.
Las organizaciones exponenciales también se destacan por haber sido tempranos usuarios de la inteligencia artificial y de otras tecnologías digitales. Por ejemplo, en la medida que el mundo ha ido operando cada vez más en función de los datos y la información, estas organizaciones se han destacado en el uso de algoritmos como el “machine learning” y el “deep learning”, lo cual le ha permitido alcanzar un mejor entendimiento de la necesidades de sus clientes y de las características más valoradas de sus productos.
Así mismo sus estructuras organizacionales tienden a ser más planas, lo que facilita la conformación de equipos multidisciplinarios que se autoorganizan y operan de forma descentralizada. Estos equipos se usan para abordar diversos tipos de desafíos empresariales.
Por último, algunas de estas empresas utilizan también lo que se conoce como los OKR (objetivos y resultados críticos), los cuales son métricas de la empresa y de sus empleados que están disponibles en tiempo real vía paneles de control que son accesibles a cualquiera en la organización.
Como dijimos anteriormente, todas estas son prácticas de gestión cuya utilización conviene evaluar utilizar a las empresas tradicionales, ya que son parte de la explicación del mucho mejor desempeño logrado por las acciones de las grandes tecnológicas y de los startups más exitosos en los últimos años.
Ahora, es conveniente destacar algo positivo que han estado haciendo algunas empresas tradicionales chilenas, que va en la dirección a lo antes planteado. Me refiero a la conformación de áreas, unidades o fondos de “corporate venture capital” (CVC). Lo interesante es que el CVC les permite a las empresas relacionarse con diversos startups y conocer como éstas aplican las prácticas antes indicadas.
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